[LaCrisi-paguinElsRics] ESTA HUELGA YA NO ES COMPARTIDA CON LA PATRONAL Y 2 SINDIS POR LAS SUBVENICONES
Josep cobas
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Jue Sep 27 20:14:50 CEST 2012
Sigue la huelga en la minería.
Sigue la resistencia a la imposición patronal de más trabajo por menos
salario.
La deriva que el conflicto minero ha seguido en León desde las
movilizaciones de principios del verano, ha ido por derroteros tan
imprevisibles en aquellos momentos de euforia, emociones, adhesiones y
unanimidades, como la actual falta de unidad entre los mismos mineros. La
previsible solución del conflicto mediante el ‘diálogo’ con la patronal en
el que las centrales sindicales tomarían, como siempre, su arte y su
parte, ha llegado a situaciones de confrontación entre los mineros de
interior, votando por la vuelta al trabajo y los mineros de los cielos
abiertos que vienen sosteniendo una nueva huelga desde el 23 de agosto. Los
últimos días han sido testigos de la lamentable falta de unidad, de la
intervención de la Guardia Civil para ‘proteger’ a los que quieren ir a
trabajar, así como la arremetida del empresario Victorino Alonso amenazando
al comité de huelga con el despido para todos sus componentes. Amenaza a
todas luces ilegal, pues durante una huelga legal no puede haber despidos.
Una huelga, todo hay que decirlo, cuya convocatoria y desconvocatoria se
hicieron sin que fueran resultado de acuerdos tomados en asambleas de los
trabajadores, y que ha producido un desgaste formidable tanto psicológico
como económico para las familias que, es este contexto de crisis, se vieron
privadas de cualquier ingreso para sobrevivir.
Al primer fracaso, la cerrazón del Gobierno a cualquier negociación sobre la
reducción de la ayuda a la minería, siguió el recibimiento que la patronal
de UMINSA reservaba, al regreso de una huelga de dos meses, a los
trabajadores a los que utilizó como compañeros de viaje en esa huelga por
las subvenciones: un cambio sustancial de las condiciones de trabajo que
afecta a los horarios, los sueldos, las vacaciones, las horas extra, etc.
Por eso se lamentaban algunos de la ‘ingratitud’ del empresario para con
ellos. Y aun hoy, se oye, unido a las increpaciones más duras contra él, el
mismo lamento: “Le estuvimos apoyando para que le dieran las subvenciones y
ahora, ¡mira cómo nos trata!”
En su momento, ante aquella mezcla variopinta de intereses que unió a tanta
gente en las manifestaciones de junio-julio, dijimos que nunca puede ser la
misma, la lucha de los trabajadores y la del capital. La perversión es hoy
patente. Victorino Alonso, el dueño de UMINSA, la empresa en la que se
desarrollan estos conflictos, ha sido capaz, no sólo de enfrentar cuando le
convino, a los mineros (y a la sociedad sensible a la causa de estos) contra
el Gobierno que le reducía las subvenciones, sino que ahora, que por fin va
a recibir la ayuda, se sirve de la grave situación de dependencia económica
de las familias mineras para enfrentar a los obreros entre sí. La estampa de
la lucha fratricida que nos ofrecen los medios de comunicación es realmente
patética. Los medios todos ellos, así como los políticos, cargos públicos
que tanto les jalearon y bien que se arrimaron a ellos para la foto, son hoy
testigos mudos.
Y los sindicatos… Hasta cuándo van a sostener la separación de las luchas
obreras por sectores de explotación, un recurso de organización del trabajo
que sólo interesa a los patronos capitalistas y al orden social capitalista.
Pero, y nosotros? No reconocíamos en la solidaridad de clase nuestra mayor
fuerza en nuestra batalla diaria en la lucha contra la explotación laboral?
Con qué categorías pensamos, con las de pertenencia a distintos sectores de
producción, que es un ordenamiento de la economía orientada a la ganancia de
los empresarios, o nuestra categoría universal como trabajadores que para
sobrevivir tenemos que venderles nuestra fuerza de trabajo? Sólo la
coordinación y la solidaridad en las luchas de los trabajadores podrán hacer
frente a los envites y las nuevas vueltas de tuerca en sacar cada vez más
esfuerzo de nuestro cuerpo, que ahora con la excusa de la crisis, el
déficit, la competitividad, pretende el Capital.
Ante el endurecimiento de las condiciones laborales, los trabajadores
presentaron una denuncia ante la Audiencia Nacional en concepto de
irregularidades: cambios en los turnos de trabajo (6 días seguidos con
jornadas de 10 horas y 3 días de obligado descanso); reducción de salarios,
con pérdidas de hasta 400 €; reducción en las horas extra, que la empresa
nunca había declarado (fraude consentido desde la Administración)… La
empresa responde con cartas de despido para todos los miembros del comité de
huelga compuesto por gente de interior y de exterior. Como consecuencia
algunos aceptaron la vuelta al tajo, pero no todos los de exteriores. En una
asamblea reciente de estos últimos, el 60% decidió continuar la huelga.
Insisten en que para "arreglar este problema" la empresa debe retirar los
despidos y las sanciones a los trabajadores y recuperar las anteriores
condiciones laborales.
La empresa está urgida por los cupos de entrega del carbón comprometidos, y
no es capaz de cumplir este compromiso con la escasa producción de los
pozos, pero sí con la de los cielos abiertos; de modo que esta es la última
baza con la que cuentan los trabajadores para que el empresario se avenga al
menos a una negociación a la que se niega y en la que reclaman a la Junta de
Castilla y León que ponga su empeño en que se produzca la negociación.
Efectivamente, la empresa puede conseguir ese cumplimiento con una
producción más rápida en las extracciones a cielo abierto, pero contratando
a más gente, comprando nueva maquinaria, lo que significa más gasto. Lo que
la empresa pretende es repercutir ese gasto, por imposición y no por
negociación, sobre los trabajadores. Es decir, imponiendo más trabajo por
menos dinero a los que están actualmente ya en plantilla.
En este sentido las administraciones tienen que mediar de una forma decisiva
y eficaz, y en protección a la población, en este caso los trabajadores
mineros. Esa es hoy la esperanza que estos trabajadores tienen, de modo que
su demanda se dirige hacia quienes tienen el compromiso ineludible hoy con
los trabajadores de UMINSA para que obligue a esta empresa a negociar, a
retirar los despidos y las sanciones y recuperar las anteriores condiciones
laborales. Una dejación en sus funciones le quitaría a la Administración-
Junta de Castilla y León- toda legitimidad ante la población trabajadora y
la dejaría sin motivos de reproche ante acciones más contundentes a las que
se verían abocados.
Para finalizar, reiteramos nuestra visión expresada en la entrega anterior:
“Es posible que la población de las zonas mineras haya estado involucrada en
el anterior conflicto por sus propios intereses. Eran sectores populares que
veían sus vidas amenazadas pero que probablemente no entendieron que su
desentendimiento de las leyes antiobreras emitidas por los gobiernos de
turno, es el caso de la última Reforma Laboral, es el caso de la última
reforma de la Constitución de hace una año, afectaría de este modo a sus
vidas siendo como somos todos sectores populares y que como tales debemos
actuar con la convicción de que es necesario que nos unamos más allá de los
conflictos particulares.
¿Llegaremos a entender las gentes que tanto apoyo mostramos en la anterior
huelga minera que en ésta necesitan aun más apoyo y compromiso que en la
anterior? En ésta sólo van a contar con nuestro apoyo, el de los sectores
populares y de los trabajadores...”
Pilar García y José Mª Fernández
León
27 de Septiembre 2012
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