[LaCrisi-paguinElsRics] BUEN ARTICULO DE NUESTRO COMPAÑERO

Josep co.bas 933002939 en telefonica.net
Lun Jun 27 22:29:17 CEST 2011


La democracia,  Joan Tafalla
Notas de un lector impaciente: Luciano Canfora y la democracia.

La necesidad de retomar la tradición democrática frente al vaciamiento de
sus contenidos por parte del liberalismo se transformó desde mediados de los
años noventa del siglo pasado en una tarea imperiosa. La ofensiva neoliberal
en curso desde los años de Reagan y Tatcher se desarrollaba impulsada por la
caída de los regímenes post-estalinistas. El neo- liberalismo alejaba
progresivamente el imperium de los espacios de soberanía ( precarios e
insuficientes, pero reales) conquistados tras la derrota mundial del
fascismo y del nazismo en 1945. El neoliberalismo rampante, destruía los
estados nacionales, destruía los espacios de ejercicio de soberanía y
trasladaba el imperium brutalmente hacía los verdaderos centros de poder:
empresas transnacionales, FMI, BM, USA, Unión Europea, Banco Europeo... La
izquierda institucional se dividía entre los partidarios acérrimos de ese
proceso ( cómplices ciegos de su propia autodestrucción: ) o el despiste
atávico de los herederos del eurocomunismo.

La urgencia de reabrir ese dossier fue anunciada en España por un libro
publicado por Joaquín Miras a principios de la década pasada, titulado
Repensar la política, refundar la izquierda[1] cuyo subtítulo es un
verdadero programa intelectual y moral: Historia y desarrollo de la
tradición de la democracia. Un programa intelectual y moral que discurre por
la vía trazada por Arthur Rosenberg[2], Georg Luckacs[3] y Antonio Gramsci.

Partiendo de estos y otros autores, Miras sostiene que una concepción de la
democracia como movimiento de las clases populares en lucha con la
oligarquía del dinero, en lugar de ver en ella un régimen político basado en
la representación mediada de la soberanía popular. El carácter democrático
de cualquier movimiento o institución proviene más de su sustancia o
carácter de clase que de los procedimientos. Con Aristóteles afirmaría: “...
en lo que diferencian la democracia y la oligarquía entre si es en la
pobreza y la riqueza; y necesariamente, donde gobiernen por dinero, ya sean
menos o más, ese régimen será oligarquía y, donde los pobres, democracia,
pero suele ocurrir, como dijimos, que aquellos son pocos y estos muchos”[4].
Interesa recordar aquí que Aristóteles no era precisamente un demócrata, lo
que confiere a su análisis un valor importante: esta frase no se puede
inscribir en el discurso de la retórica “democrática”, si no en el realismo
del que acepta sin más la existencia de la lucha de clases.

Pero no pretendo aquí hacer una exégesis de la obra de Miras. Los amables
lectores de esta nota pueden leerla y juzgar de su utilidad usando sus
propias gafas. Lo que me interesa aquí es publicar unas notas de lectura de
otro autor que, procediendo del mismo mundo intelectual de Miras ha tratado
durante la última década el tema de la democracia, aportando un discurso
crítico de los regímenes autodenominados democráticos de gran interés.

Canfora no siempre coincide con Miras en la urgencia y la viabilidad de
recuperar la venerable tradición de la democracia al servicio de un proyecto
de emancipación social. Sin embargo, los cuatro libros sucesivos: Crítica de
la retórica democrática[5], La democracia. Historia de una ideología[6] ,
Exportar la libertad[7], y el aún no publicado en España, La natura del
potere[8] constituyen un recorrido insoslayable para cualquiera que se
plantee esta problemática.

Crítica de la retórica democrática

En Crítica de la retórica democrática Canfora admite sin mayores discusiones
la teoría de élites formulada a finales del siglo XIX y principios del XX
por Gaetano Mosca[9] y por Robert Michels[10]. Aún aceptando que la
tendencia a la burocratización y a la conversión en casta apartada del
pueblo de la mayoría de las organizaciones que se reclaman de la tradición
de la izquierda hace imprescindible la lectura de ambos autores para ser
comprendida, no creo que la solución a los problemas de la democracia y del
socialismo provenga del conservadurismo y del pragmatismo que propugna esa
escuela. Vale aquí aludir al aforismo sobre la necesidad de combinar el
pesimismo de la inteligencia ( análisis realista y conforme a datos de la
evolución de los diversos regímenes y partidos que se reclaman de la
democracia y del socialismo) y el optimismo de la voluntad ( necesidad
ineludible de retomar la tradición democrática para poder retomar alguna vez
la tradición socialista).

En nombre de un saludable realismo analítico crítico del discurso ideológico
y de la retórica encubridora de los reales mecanismos de dominación, de las
democracias occidentales, Canfora acepta como inevitable el aristotélico
sistema mixto. Coincido con él: el carácter real de muchos de los sistemas
políticos que se auto-denominan “democráticos” sin serlo, es realmente
mixto: monarquía, oligarquía y democracia combinados. De ahí a aceptar
resignadamente esta realidad hay un gran paso que yo, no estoy dispuesto a
dar.

En el largo periodo de avance democrático abierto en 1789, numerosas
reivindicaciones democrático-populares han debido ser aceptadas por la
oligarquía tras dura pugna con los sectores populares para, a continuación,
ser vaciadas de sustancia y reconvertidas en instrumento de refuerzo de la
hegemonía oligárquica. Esa es la realidad palpable. Esa es la realidad que
Canfora denuncia. Sin embargo, es no es el único camino posible. No hay
motivo para pensar que sea imposible un régimen de democracia tout court ni
para pensar que las élites siempre secuestrarán la soberanía popular.

Canfora llama a testimonio a favor de su adhesión a la teoría de élites la
crítica del sistema parlamentario presente en los Quadernos de la Cárcel de
Antonio Gramsci y concretamente en el <§> 30 del cuaderno 13 titulado: El
número y la cualidad en los regímenes representativos. En ese parágrafo
Gramci critica la crítica oligárquica de los regímenes parlamentarios como
regímenes de mayorías numéricas efectuada desde las posiciones de la revista
Critica Fascista. Gramsci se burla de la banalidades usadas por la crítica
oligárquica del parlamentarismo. Lo que le parece una crítica substantiva en
cambio es la realidad de que en esos regímenes no todos los votos sean
iguales y, que: “el consenso numérico es sistemáticamente falsificado por el
influjo de la riqueza” [11]. La crítica gramsciana no se refiere al sufragio
universal, si no a su falsificación sistemática en los regímenes
parlamentarios. El párrafo de Gramsci acaba con un elogio de un sistema de
una democracia sovietista ideal que, leído en su textualidad no se puede ni
debe confundir con el sistema soviético realmente existente en los años en
que Gramsci escribía este cuaderno ( 1932-1934) ni mucho menos con los años
posteriores. Una democracia de consejos que, de ser conocida, no andaría muy
lejos de la actual reivindicación de Democracia Real ¡Ya!

La democracia. Historia de una ideología

Crítica de la retórica democrática es un primer esbozo de La democracia,
Historia de una ideología obra mayor de Canfora donde trata de dar una
visión de conjunto de la historia de la tradición democrática. La
democracia... proporciona una critica muy competente de la ideología
democrática dominante. Aunque quizás sea de notar la ausencia de una
delimitación más precisa entre la idea de democracia de la constitución
francesa de 1793, o de la práctica democrática de la Comuna de Paris, con
respecto de los regímenes liberales representativos tipo Tercera república
francesa que se constituyen como forma de consolidar la hegemonía de la
nueva clase dominante. Una hegemonía que no se había podido consolidar
durante los casi ochenta años que median entre 1795 y 1871, en que Francia
vio desfilar diversos regímenes: la restauración, las revoluciones de 1830 y
1848 el interludio cesarista y el último coletazo de la democracia popular
en 1871. Que la tercera república y los regímenes que se le parecen usen la
palabra democracia integrándola en su discurso justificativo no debe
hacernos perder el norte: la democracia y el liberalismo son regímenes
diversos.

La democracia... fue censurado su editor en Alemania por atreverse explicar
que la “democrática” República federal alemana de Konrad Adenauer se edificó
sobre la base de un pacto entre la Democracia Cristiana y los USA por una
parte y numerosos cuadros políticos y militares procedentes y participantes
en el Tercer Reich. El documentadísimo capítulo dedicado a Alemania llevó al
editor alemán a la no publicación de un libro contratado y que fue
calificado por algún historiador de pago, como panfleto comunista[12].

Como digo La democracia... supone un esfuerzo monumental por parte de
Canfora de hacer una historia de lo que llama “ideología democrática” desde
su primera aparición en Grecia hasta las primeras revoluciones europeas que
se plantearon el problema del sufragio universal. En ella se reitera el uso
de la teoría de élites para criticar el sistema parlamentario. De esa
crítica elitista, Canfora deduce en diversos pasos la inviabilidad de la
democracia. Canfora considera que en un sistema mixto en que la democracia
debe convivir y limitar sus excesos con instituciones oligárquicas ( sean un
sistema parlamentario, o un régimen de partido único), o incluso monárquicas
( sean en la forma de presidencialismos o cesarismos progresivos). Sin
embargo, Canfora da pasos adelante muy considerables en relación con el
libro anterior: empieza oponer liberalismo y democracia. En las partes del
libro donde Canfora percibe mejor esa distinción, el rescate de la tradición
democrática aparece como única alternativa y deja de ser solamente como
ideología. Véase por ejemplo, su contundente crítica de la Constitución
europea: “... ha vencido la libertad – en el mundo rico – con todas las
terribles consecuencias que ello comporta y comportará para los demás. La
democracia queda aplazada hasta un nuevo mañana en que será objeto de una
nueva reflexión por parte de otros hombres. Tal vez ya no europeos”[13]. Es
de desear que nuevas obras de Canfora sobre la democracia vengan a
corroborar y a afianzar esa distinción analítica y normativa.

Exportar la libertad

Exportar la libertad[14] pareció dar pasos consistentes en esa dirección. El
libro muestra la impresionante capacidad de Canfora para inducir tendencias
históricas manejando con suma solvencia hechos tan lejanos los unos de los
otros como puedan ser:


  a.. la intervención de Luis Napoleón ( aún presidente de la segunda
república) en defensa del Papa Pío IX contra la república romana de Mazzini
y Garibaldi en 1849;
  b.. la utilización de la consigna “libertad para los griegos”
alternativamente por parte de Esparta y Atenas durante la guerra del
Peloponeso ( 431-404 a.c.), durante las guerras médicas ( 478 a.c.); en la
guerra de Atenas contra Samos ( 441-440 a.c.); o el rol de esa misma
consigna de la libertad para los griegos en el juego geopolítico entre
Inglaterra, el imperio austro-húngaro, Francia y el imperio otomano durante
el siglo XIX en los Balcanes o,
  c.. la analogía que establece entre revolución húngara de 1956, y la
represión ateniense ante la insurrección de Samos frente Atenas;
  d.. la no intervención de las potencias democráticas a favor de la
república y contra el franquismo tanto durante la guerra civil española, así
como al final de la segunda guerra mundial.

En esa misma clave Canfora examina brevemente la historia de la URSS y de
los países del Este de Europa entre 1945 y 1991, entendida como “... la
historia de la gestión, la crisis y la dilapidación del capital de prestigio
obtenida por “haber llevado la libertad” a Europa”[15].

En todas estas obras encontrará el amable lector una constante de la obra de
Canfora: la alusión a realidades de la antigüedad parangonables a las
actuales. El uso de la analogía es un instrumento útil de inducción de
tendencias históricas de fondo. La historia comparada es un buen instrumento
de conocimiento de la realidad. Sin embargo fue Luckacs quien en una ocasión
donde usaba la analogía para hacer prognosis política, nos avisó de los
peligros inherentes a la analogía: “Comprendo que no se deben estirar las
analogías y que las analogías no se resuelven en paralelismos, pero me
imagino que usted comprenderá a qué me refiero cuando digo que hemos de
tener conciencia clara de que nos encontramos en los comienzos de un período
nuevo”[16].

Cuando la historia comparada y la acumulación de analogías se realiza por
parte de autor con obra tan sólida y con un conocimiento exhaustivo de los
hechos tanto de la antigüedad como de la contemporaneidad, sus observaciones
y reflexiones no pueden por menos que estimular nuestra reflexión. El rol de
las continuidades culturales y de la longue durée por encima ( o quizás
mejor: por debajo) de las rupturas revolucionarias esta muy presente en la
obra de Canfora, como se ve percibe en algunos apartados del libro que el
lector tiene entre sus manos y del resto de la obra canforiana.
Particularmente ilustrativa de esta longue durée es el anexo de Exportar la
libertad: dos documentos cuyas continuidades son sumamente reveladoras a
pesar de proceder de culturas y de tiempos muy diferentes: el motu propio de
Pio IX de 1949 y la profecía del ayatollah Jomeini en su carta a Gorbachov
el 1 de enero de 1989.

Canfora concluye Exportar la libertad del siguiente tenor: “Antaño se dio, y
se escribió, que la alternativa al socialismo era “la barbarie”. A lo mejor
estamos llegando a este punto”[17]. Diagnóstico, pronóstico o preocupación
que comparto plenamente. A los historiadores les está vetado, en el
ejercicio de su profesión proponer terapias. Pero cualquier ciudadano que
lea ese libro puede deducirlas por su cuenta y riesgo.

La naturaleza del poder

El último libro de Canfora dedicado a la temática del régimen político
democrático se titula La natura del potere[18] y aún no cuenta con editor en
español. El tema tocado por el libro queda inmediatamente de manifiesto:
“... ¿como sucede que las varias voluntades de los individuos confluyan en
opciones que dan la sensación de ser opciones colectivas? ¿Quién consigue
unificar las infinitas voluntades? ¿ Y con qué medios? Es el circuito
gobernantes-gobernados; cuya representación holográfica es la de la
democracia representativa y del mecanismo electivo-parlamentario, pero cuya
realidad es la conquista del imperium, o sea, del poder”[19].

Las categorías que Canfora trae a colación para acercarse al tema del poder
son diversas: empecemos por la de jefe. La problemática del jefe ocupará
bastante espacio en La natura del potere[20]. Se trata en definitiva de un
viejo tema del debate socialista de principios del siglo XX que tenía como
tema el papel del individuo en la historia. Canfora traerá de nuevo como
testimonio de su posición a Gramsci. En el artículo titulado Jefe[21],
publicado en l’ Ordine Nuovo el 1 de marzo de 1924, tras la muerte de Lenin
sucedida el 21 de enero del mismo año, Gramsci hacía algo más que un simple
homenaje a Lenin, si no que polemizaba con sectores del socialismo italiano
vinculados a la tercera internacional pero no miembros del partido comunista
que criticaban la personalización de la política. En el artículo, Gramsci,
critica a los socialistas que reclaman la dictadura del proletariado pero
rechazan la dictadura de los jefes, por no aceptar que ésta es “la única
forma en que esta es históricamente posible”. Esta frase de Gramsci ha sido
mal interpretada en numerosas ocasiones.

Es preciso recordar que este artículo está escrito antes de que Gramsci
elabore con mayor matización las vías de la revolución en Occidente y su
concepto de hegemonía entendida como la compleja relación existente en el
interior del binomio dirección o consenso vs. dominación o coerción. Sin
embargo, el artículo de Gramsci no puede ni debe ser utilizado como
justificación del estalinismo. La posición gramsciana, que defiende el rol
de Lenin como jefe, es clarísima: “ En la cuestión de la dictadura
proletaria el problema esencial no es el de la personalización física de la
función de mando. El problema esencial consiste en la naturaleza de las
relaciones de los jefes o el jefe tengan con el partido de la clase obrera,
y de las relaciones que existan entre ese partido y la clase obrera”[22].

El mismo artículo citado por Canfora hace una durísima contraposición entre
Lenin jefe de una “dictadura del proletariado expansiva y no represiva” que
reconstruye la sociedad rusa en descomposición debido al desastre de la Gran
Guerra y de la guerra civil y el Mussolini cuya “... doctrina está
enteramente contenida en la máscara física, en el rodar de los ojos en las
órbitas, en el puño siempre dispuesto a la amenaza...”[23]. Quizás podemos
suponer que algún adelantado de la tesis de la identidad entre bolchevismo y
fascismo (tan corriente en los últimos años) estaba en el punto de mira del
artículo. Me parece claro que el pesimismo de la inteligencia gramsciano con
respecto a la existencia o a la necesidad de los jefes consiste simplemente
en considerarlos inevitables en tanto que fruto de la realidad y del atraso
cultural de las masas obreras, no tanto como algo deseable o acorde con los
principios defendidos. Hay diversos pasos de los Cuadernos y de la Cartas de
la cárcel donde Gramsci se extiende sobre este problema, pero no los puedo
aducir aquí: serían motivo de otro estudio.

El siguiente concepto que Canfora aborda en su inchiesta sobre la naturaleza
del poder será la de cesarismo y, más específicamente la del gramsciano
cesarismo progresivo. No debería sorprendernos esta preocupación por el tema
del cesarismo en un autor como Canfora que ha dedicado a Julio César un
interesantísimo libro[24]. Para Canfora el bonapartismo no es simplemente
una monarquía, si no una forma de poder carismático-militar que aparece
cuando la situación es inestable y parece imprescindible una figura que haga
de arbitro entre las clases en lucha: “No es superfluo añadir, al respecto,
que también el tirano, antes de convertirse en la antitesis, en el opuesto,
de la politeia y, por tanto, de la democracia, había sido el mediador (
filo-popular) en los conflictos sin salida de la Grecia del siglo VI ac.”
[25]

l A este respecto me parece relevante la atención prestada por Napoleón en
Santa Elena a la figura no sólo militar, si no política de Julio César.
Analizando esta cuestión, Canfora nos muestra una interesante continuidad
entre el pensamiento político de Napoleón y la férrea ley michelsiana de la
oligarquía traída de la mano del comentario de aquél a las guerras de Julio
César: “En los pueblos y en las revoluciones la aristocracia existe siempre:
destruidla en la nobleza, ella se sitúa prontamente en las casas ricas y
potentes del tercer estado; destruidla en éstas, y subsiste en los jefes de
taller y del pueblo”[26]. El realismo bonapartista, que no deja de ser una
demostración de cinismo por parte de un ex -jacobino, es aducido por Canfora
para justificar históricamente la necesidad de la clase política o de la
élite que secuestra la soberanía del pueblo. Sin embargo, a mi, lejos de
parecerme una prueba de nada me parece un argumento de parte.

Otro de los conceptos en que se apoyará la Canfora será la crítica
maquiaveliana a la figura del profeta desarmado. Sin embargo es preciso
recordar que Maquiavelo tras afirmar secamente que “...todos los profetas
armados tuvieron acierto, y se desagraciaron cuantos estaban desarmados”
[27], añade que la ruina de Savonarola se debió a que “Cuando la multitud
comenzó a no creerle ya inspirado, no tenía el medio alguno para mantener
forzadamente en su creencia a los que la perdían, ni para precisar a creer a
los que ya no creían”[28]. Lo que a mi modesto entender me parece algo más
que una afirmación de la necesidad de la coerción. Me parece un antecedente
de la problemática leniniana y gramsciana de la hegemonía entendida como
combinación de coerción y consenso.

Canfora muestra que uno de los instrumentos de la conquista y del
mantenimiento del poder ha sido históricamente el poder de la palabra. Quien
poseía ese don contaba con un instrumento privilegiado para la conquista del
poder. “Pero hoy la palabra pública está muerta, sustituida por un
potentísimo electrodoméstico. Quien lo posee – por decirlo con De Gasperi-
gana las elecciones”[29].

Este ligero repaso de la obra de Canfora relativa a los temas de la
democracia, de la política y por consiguiente de la lucha por el poder, no
puede sustituir un análisis mucho más detenido. No descarto que en un futuro
no lejano, una vez acabados algunos trabajillos que tengo reclamando mi
atención sobre mi mesa de trabajo, me meta yo en esa camisa de once varas.
Sirvan estas notas sólo a modo de aperitivo de un futuro estudio. O sirvan
de invitación a otros con mayor preparación que yo, que lo hagan y me
ahorren la tarea.

Sea como sea, los cuatro libros de Canfora que he traído a colación en esta
nota, están ahí esperando ser leídos por la gente que reivindica democracia
en plazas y calles.

( Este artículo, publicado originalmente en La Carmagnole, el día 27 de
junio de 2011 puede ser reproducido total o parcialmente, citando siempre el
autor y la fuente original del mismo)





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[1] MIRAS, Joaquin, Repensar la política, refundar la izquierda, Barcelona,
El Viejo Topo, 2002. Se pueden encontrar numerosos trabajos de este autor en
que desarrolla aspectos tratados en su libro en http://www.espai-marx.net/ca
.

[2] Autor que ha sido reivindicado y presentado de nuevo durante la pasada
década España también por Miras). Véase su artículo Artur Rosenberg, un
pensador maldito, en la página de Espai Marx:
http://www.espai-marx.net/es?id=413.. Se puede encontrar su Historia de la
república romana en:
http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=300 y su
Democracia y Socialismo en:
http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=285 .
[3] Léanse particularmente AAVV Conversaciones con Lukács
http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=1077 y El hombre
y la democracia:
http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=356

[4] ARISTÓTELES, Política, Madrid, Alianza Editorial, 1993, p. 122.

[5] CANFORA, Luciano, La crítica de la retórica democrática, Barcelona, Ed.
Crítica, 2002.

[6] CANFORA, Luciano, La democracia. Historia de una ideología, Barcelona,
Ed. Crítica, 2004.

[7] CANFORA, Luciano, Exportar la libertad El mito que ha fracasado.
Barcelona, Ariel 2007.

[8] CANFORA, Luciano, La natura del potere, Bari, Laterza, 2009.

[9] MOSCA, Gaetano, La clase política, Selección de Norberto Bobbio, México,
Fondo de Cultura Económica, 1984.

[10] MICHELS, Robert, Los Partidos políticos : un estudio sociológico de las
tendencias oligárquicas de la democracia moderna, Buenos Aires : Amorrotu,
1969.

[11] GRAMSCI, Antonio, Quaderni del Carcere, Torino, Einaudi, 1975, Edizione
critica dell’Istituto Gramsci, a cura di Valentino Gerratana, pp. 1625.

[12] Véase información más completa en PONTON, Gonzalo, Los fantasmas de la
democracia, en las páginas de opinión de El País, edición de lunes 16 de
enero de 2006, p. 14.

[13] CANFORA, Luciano, La democracia. Historia de una ideología, ob.cit. p.
289.

[14] Véase una recensión más amplia de este libro en TAFALLA, Joan: Exportar
la libertad por Luciano Canfora,
http://lacarmagnole.blogspot.com/2011/06/exportat-la-libertad-por-luciano.ht
ml
[15] CANFORA, ob.cit., p. 39.

[16] AAVV, Conversaciones con Luckacs, Madrid, Alianza Editorial, 1971.
Primera edición en alemán, 1967.

[17] Ob.cit., p. 90.

[18] CANFORA, Luciano, La natura del potere, Bari-Roma, Ed. Laterza, 2009.

[19] CANFORA, Luciano, La natura del potere, ob.cit. p. 19.

[20] CANFORA, Luciano, La natura del potere, ob.cit., todo el capítulo
tercero, cuarto, quinto, sexto y, si mi análisis no anda equivocado también
el noveno. Un total de 44 sobre 93 páginas de texto.

[21] GRAMSCI, Antonio, Antología, selección y notas de Manuel Sacristán,
México D.F., Editorial Siglo XXI, 1970, pp. 149-153. Utilizo la versión
española de Manuel Sacristán del texto que, curiosamente no aparece en la
Antología Per la verità, Scriti 1913-1926 a cura di Rezo Martinelli, Roma,
Editori Riuniti, 1974. Si que aparece En Le opere. LA rpima antología di
tutti gli scritti, a cura di Antonio A. Santucci, Roma, Editori Riuniti,
1997. La selección de escritos en las antologías sean de Gramsci o de
cualquier otro autor siempre van marcadas por el aire del tiempo.

[22] GRAMSCI, Antonio, Antología, p. 150.

[23] GRAMSCI, Antonio, Antología, p. 153.

[24] CANFORA, Luciano, Julio César: un dictador democrático, Barcelona, Ed.
Ariel, 2000.

[25] CANFORA, La natura del potere, ob.cit., p. 31.

[26] BONAPARTE, Napoleón, Précis des Guerres de César, écrti par Marchand, à
l’Ile Sainte-Hélène, sous la dictée de l’empereur, Paris, chez Gosselin,
libraire-éditeur, 1836, editada en facsímil en Nápoles, ed. Jovene, 1984,
con una nota de lectura de Bertrand Hemmerdinger, p. 209. Conviene aquí
incluir el texto en francés puesto que la versión en italiano usada por
Canfora muestra alguna discrepancia de traducción: “Chez les peuples et ans
les révolutions l’aristocratie existe toujours: la détruisez-vous dans la
noblesse, elle se place aussitôt dans les maisons riches et puissantes du
tires-état; la détruisez-vous dans celle-ci, elle surnage et se réfugie dans
les chefs d’ateliers et du peuple”. La discrepancia de traducción no es
pequeña: donde Bonaparte dice “les chefs d’ateliers et du peuple », el
traductor italiano traduce: “aristocrazia operaia”, Le guerre di Cesare, a
cura di A. Paradiso, Salerno-Roma, 2005, p. 135. Cosa que muestra que el
ucronismo no es un defecto exclusivo de los historiadores, si no que también
puede ser ejercido por traductores poco cuidadosos.

[27] MAQUIAVELO, Nicolás, El príncipe (Comentado por Napoleón Bonaparte),
Madrid, Espasa-Calpe, 1984, p. 33.

[28] MAQUIAVELO, Nicolás, El príncipe, ob.cit. p. 34.

[29] CANFORA, Luciano, La natura del potere, ob.cit. p. 73.

http://lacarmagnole.blogspot.com/2011/06/notas-impacientes-de-lectura-lucian
o.html

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Publicat per Joan Tafalla a La Carmagnole el dia 6/27/2011 05:53:00 PM
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