[energiadecreixent] Manif 15 Nov, Francois y Joan

federico demaria federicodemariaahotmail.com
Dis Nov 1 12:53:56 CET 2008



- Nos juntamos a la manif del 15 Nov, cual es el plan?
- Os envio dos articulos de Joan sobre la Crisis, nada de contundente 
pero algo interesante. Dudo que  uno sea la traducción exacta del otro. 
- Ha llegado Francois Schneider, activista frances del decrecimiento. Se quedará unos meses
http://www.decroissance.org/francois/
degrowth.net
- Lo del Festival Video con OVNI sigue adelante. Ahora hay la convocatoria de los videos

Espero poder pasar el miercoles. 

abrazo, 
fede



Subject: Bancos!!!="Los verdaderos ladrones legales"

> El próximo 15 de Noviembre se reunirán los líderes mundiales para

> preparar un nuevo plan contra la crisis.
> 
> Salvar de la crisis a los bancos de Estados Unidos ha costado 700.000
> millones de dólares; !! 5 veces más de lo que aprobó la ONU para
> alcanzar los Objetivos del Milenio !!. Y las ayudas europeas son aún

> mayores. ¡¡¡¡Es una vergüenza!!!!
> 
> En España el gobierno le da 100.000 millones de euros a los mismos
> bancos que están desahuciando a muchas familias por no poder pagar la
> hipoteca.

> 
> Hace meses miles de personas salimos a la calle por una vivienda digna
> y ya
 advertíamos del peligro de la burbuja inmobiliaria. Ahora que ha
> estallado ¿ la vamos a pagar nosotrxs?
> 
> Durante años se han forrado y ahora anuncian despidos, recortes
> salariales, cierres de empresas, 'aparcar' el protocolo de

Kioto…
> 
> Está claro que los grandes partidos gobiernan para la banca y que los
> grandes sindicatos no van a rechistar ¡Si hasta los han felicitado los
> banqueros y empresarios! Solo la gente de a pie podemos denunciarlo.

> 
> Privatizan los beneficios y socializan las pérdidas. ¿Se creen que
> somos tontxs? ¿Lo vamos a permitir? Claro que no.
> 
> El próximo sábado, 15 de noviembre a las 17:00 horas saldremos a la

> calle en todas las ciudades.
> 
> Tenemos tiempo y capacidad suficiente para difundirlo y organizarnos.
> Da igual si invitan a Zapatero pero nosotrxs tenemos que colarnos en
> esa
 Cumbre..
> 
> PASALÓ, TRADUCELÓ, ADAPTALÓ Y QUE TIEMBLE LA RED!!!! (y la Banca)
> 
> ¡¡¡ LA CRISIS QUE LA PAGUEN ELLOS!!!
> 
> Lugares de concentración:
> 
Barcelona: Plaza de Catalunya





	LA CRISIS ECONÓMICA VISTA DESDE LA ECONOMÍA ECOLÓGICA
	
	
	
	
	
	
	

J. Martinez-Alier
(Universitat Autonoma de Barcelona)



LA CRISIS ECONÓMICA VISTA
DESDE LA ECONOMÍA ECOLÓGICA



En
los últimos meses es inevitable recordar el libro de Frederick
Soddy, Wealth, Virtual Wealth and Debt (Riqueza, Riqueza Virtual y
Deuda) publicado en 1926. Soddy tenía el premio Nobel de
Química y era catedrático en Oxford. Expliqué
sus principales ideas económicas en mi libro La Economía
y la Ecología de 1991. También Herman Daly ha descrito
las propuestas de reforma monetaria de Frederick Soddy que descansan
en las proposiciones siguientes. Es fácil para el sistema
financiero hacer crecer las deudas (tanto del sector privado como del
sector público), y es fácil también sostener que
esa expansión del crédito equivale a la creación
de riqueza verdadera. Sin embargo, en el sistema económico
industrial, el crecimiento de la producción y el crecimiento
del consumo implican a la vez el crecimiento de la extracción
y destrucción final de los combustibles fósiles. La
energía se disipa, no puede ser reciclada. En cambio, la
riqueza verdadera sería la que se base en el flujo actual de
energía del sol. La contabilidad económica es por tanto
falsa porque confunde el agotamiento de recursos y el aumento de
entropía con la creación de riqueza.
 La
obligación de pagar deudas a interés compuesto se podía
cumplir apretando a los deudores durante un tiempo. Otra manera de
pagar la deuda es mediante la inflación (que disminuye el
valor del dinero) o mediante el crecimiento económico que, no
obstante, está falsamente medido porque se basa en recursos
agotables infravalorados y en una contaminación a la que no se
da valor económico. Esa era la doctrina de Soddy, ciertamente
aplicable a la situación actual. Fue sin duda un precursor de
la economía ecológica.
En
otras palabras, la economía tiene tres niveles. Por encima
está el nivel financiero que puede crecer mediante préstamos
al sector privado o al estado, a veces sin ninguna garantía de
que esos préstamos puedan devolverse como está
ocurriendo en la crisis actual. El sistema financiero toma prestado
contra el futuro, esperando que el crecimiento económico
indefinido proporcione los medios para pagar los intereses de las
deudas y las propias deudas. Los bancos dan crédito mucho más
allá de lo que han recibido como depósitos, y eso tira
del crecimiento económico al menos durante un tiempo. Por
abajo está lo que los economistas llaman la economía
real o la economía productiva. Cuando crece, realmente eso
permite pagar una parte o toda la deuda. Cuando no crece lo
suficiente, quedan deudas por pagar. La montaña de deudas
había crecido en el 2008 mucho más allá de lo
que era posible pagar con el crecimiento del PIB. La situación
no era financieramente sostenible. Pero tampoco el PIB era
ecológicamente sostenible pues en el tercer nivel, por debajo
de la economía real o productiva de los economistas, está
la economía real-real de los economistas ecológicos, es
decir, los flujos de energía y materiales cuyo crecimiento
depende en parte de factores económicos (tipos de mercados,
precios) y en parte de los límites físicos.
Actualmente, no solo hay límites físicos en los
recursos sino también en los sumideros: el cambio climático
está ocurriendo por la quema excesiva de combustibles fósiles
y por la deforestación, amenazando la biodiversidad. Otra
amenaza directa a la biodiversidad es el aumento de la HANPP, la
apropiación humana de la producción primaria neta de
biomasa. 

 

El decrecimiento económico y
las emisiones de dióxido de carbono



 La
crisis económica implica un cambio de tendencia en las
emisiones de dióxido de carbono por lo menos en los países
occidentales cuyas economías han entrado en lo que
graciosamente se llama “crecimiento negativo”. En los cinco años
anteriores al 2008, las emisiones de dióxido de carbono
producidas por los humanos estaban aumentando a más del 3 por
ciento anual lo que llevaba a doblarlas en 20 años cuando lo
necesario es que bajen al menos a la mitad lo más pronto
posible. El objetivo de Kyoto de 1997 es muy generoso con los países
ricos pues les concede derechos de propiedad sobre los sumideros de
carbono (los océanos y la nueva vegetación) y sobre la
atmósfera como depósito temporal de dióxido de
carbono a cambio de una promesa de reducción del 5 por ciento
en sus emisiones del 2010 respecto a las de 1990. Este modesto
objetivo de Kyoto será ahora cumplido mucho más
fácilmente si la crisis económica se prolonga dos años
más. El comercio de emisiones de carbono  desaparecerá
totalmente a menos que los países ricos se impongan a sí
mismos la obligación de bajar sus emisiones como deberían
hacerlo pues todavía son muy excesivas. El transporte aéreo,
la construcción de viviendas, las ventas de automóviles
están bajando en muchos países europeos y en Estados
Unidos en la segunda mitad del 2008. Los automovilistas
estadounidenses compraron 9 por ciento menos gasolina en las primeras
semanas de octubre del 2008 que en el mismo período del 2007.
Bienvenida sea la crisis económica!

Efectivamente, la crisis económica da una oportunidad para que
la economía de los países ricos adopte una trayectoria
distinta con respecto a los flujos de energía y materiales.
Ahora es el momento de que los países ricos, en vez de soñar
con recuperar el crecimiento económico habitual, entren en una
transición socio-ecológica hacia menores niveles de uso
de materiales y energía. La crisis debe dar a la vez una
oportunidad para reestructurar las instituciones sociales según
las propuestas de los partidarios del “decrecimiento económico
socialmente sostenible” (tal como se explicó en el número
35 de la revista Ecología Política, 2008). El objetivo
social en los países ricos debe ser vivir bien dejando de lado
el imperativo del crecimiento económico. Parece además
que está comprobado que la felicidad no crece ya cuando crece
el ingreso, a partir de un cierto nivel de ingreso. Además,
hay que recordar que la contabilidad económica no cuenta bien
los daños ambientales ni el valor de los recursos agotables.
La ciencia económica ve la economía como un carrusel o
“tío vivo” entre los consumidores y los productores. Se
encuentran en los mercados de bienes de consumo o en los mercados de
los servicios de los factores de la producción (por ejemplo,
al vender fuerza de trabajo a cambio de un salario). Los precios se
forman en esos mercados al intercambiar las mercancías o
comprar servicios de los factores de la producción. La
contabilidad macroeconómica (el cálculo del PIB) agrega
las cantidades multiplicadas por sus precios. Eso es la Crematística.
 En
cambio, la economía puede describirse de otra manera, como un
sistema de transformación de energía y de materiales,
incluida el agua, en productos y servicios útiles, y
finalmente en residuos. Eso es la Bioeconomía o la Economía
Ecológica (Georgescu-Roegen, 1966, 1971, Herman Daly, 1968, A.
Kneese y R.U. Ayres, 1969, Kenneth Boulding, 1966). Ha llegado el
momento de sustituir el PIB por indicadores sociales y físicos
al nivel macro. La discusión sobre la décroissance
soutenable o el decrecimiento económico socialmente sostenible
que Nicholas Georgescu-Roegen planteó hace treinta años,
debe ahora convertirse en el tema principal de la agenda política
en los países ricos.
 

La contabilidad económica
está equivocada
 

La
crítica de la contabilidad económica convencional a
menudo hace hincapié en los valores de los servicios
ambientales de los ecosistemas que no están recogidos en esa
contabilidad. Por ejemplo, los servicios ambientales de los arrecifes
de coral y de los manglares, los del bosque tropical húmedo,
pueden se calculados en dinero por hectárea y por año,
y entonces las hectáreas que se pierden pueden ser traducidas
en pérdidas económicas virtuales para impresionar al
público y a los gestores públicos. Eso me parece bien
pero es muy insuficiente para percatarse realmente de cuáles
con las relaciones entre la economía y el medio ambiente pues
el suministro energético de nuestra economía industrial
depende no tanto de la fotosíntesis actual como de la
fotosíntesis de hace millones de años.  Nuestro acceso
a los recursos materiales depende también de antiguos ciclos
biogeoquímicos, y estamos usando y desperdiciando esos
recursos sin reemplazo a un ritmo mucho más rápido que
el de su formación. 

 El
pico de la extracción de petróleo tal vez ya ha sido
alcanzado o lo será pronto (si la economía se
recupera). Actualmente se saca casi 87 millones de barriles al día.
Contando en calorías, el promedio mundial equivale a unas
20,000 kcal por persona y día (es decir, una diez veces más
que la energía de la alimentación), y en los Estados
Unidos equivale a 100,000 kcal por persona y día. En el uso
exosomático de energía el petróleo es mucho más
importante que la biomasa.
 La
actual crisis económica no es solamente una crisis financiera,
y su causa no es únicamente que la oferta de nuevas viviendas
en los Estados Unidos haya excedido de la demanda que podía
ser financiada sosteniblemente. Es verdad que se vendió
viviendas a personas que no podía pagar las hipotecas, y se
construyó viviendas (como también en España)
esperando que aparecieran compradores con patrimonios o con salarios
firmes que respaldaran sus pagos hipotecarios. En los Estados Unidos
el poder de compra de los salarios no había apenas aumentado
en los últimos años al haberse hecho más
desigual la distribución del ingreso, pero sí aumento
en compensación el crédito a los consumidores. Los
ahorros de los hogares estaban en un mínimo al comenzar la
crisis, como también ha ocurrido en España. Por lo
visto, los banqueros pensaron que el crecimiento económico
continuaría indefinidamente y eso mantendría o hasta
haría crecer el precio de las viviendas hipotecadas.
“Empaquetaron” las hipotecas y las vendieron a otros bancos que a
su vez las vendieron o intentaron venderlas a inocentes inversores.
Ahora se acabó el boom inmobiliario (con los efectos que José
Manuel Naredo había venido anunciando en España hace
años). La industria de la construcción está
parada en diversos países. Es alarmante que eso se quiera
compensar en España con la construcción de más
“infraestructuras” financiadas con deuda pública, cuando
ese sector de autopistas y aeropuertos está ya
sobre-dimensionado. 

 

La
nacionalización parcial de varios bancos en Estados Unidos y
en Europa ha evitado una cadena imparable de quiebras, pero esa
nacionalización hará aumentar el déficit
público. En cualquier caso, otra causa de la crisis, más
allá del exceso de creatividad en la venta de “productos”
financieros, ha sido sin duda el gran aumento del precio del petróleo
y de otras materias primas hasta julio del 2008. Las economías
industriales ricas dependen, en su metabolismo social, de la
importación a precio barato de grandes cantidades de energía
y materiales. Eso es así en Europa, Japón, partes de
China, y también en Estados Unidos que importa más de
la mitad del petróleo que gasta. El precio del petróleo
aumentó porque aumentó la demanda, y también por
la restricción de oferta por el oligopolio de la OPEP que se
apoya en la escasez de petróleo al ir llegando al pico de la
curva de Hubbert. De hecho, la teoría económica
neo-clásica no sostiene que el precio del petróleo deba
ser igual al costo marginal de extracción. El petróleo
a 150 dólares por barril sería todavía demasiado
barato teniendo en cuenta una asignación intergeneracional más
justa y teniendo en cuenta las externalidades que se producen al
extraerlo, al transportarlo y  al quemarlo. 

 A
medida que la crisis económica avanza, el precio del petróleo
cae pero se recuperará si la economía crece otra vez.
La OPEP intentará reducir la extracción de petróleo
durante la crisis. La reunión prevista para noviembre del 2008
se avanzó al 24 de octubre cuando la OPEP decidió
disminuir la extracción de petróleo en 1,5 mbd.
 Hay
una tendencia creciente al aumento del costo energético de la
obtención de energía (un EROI más bajo). La
bajada de la curva de Hubbert será terrible política y
ambientalmente. Hay ya grandes conflictos desde hace años en
el Delta del Níger y en la Amazonía de Ecuador y Perú
contra compañías como la Shell, la Chevron, la Repsol,
la Oxy. Recurrir a otras fuentes de energía como la nuclear y
los agro-combustibles aumentará los problemas ambientales,
sociales y políticos. Por suerte, la energía eólica
y fotovoltaica está aumentando, y mucho más deberá
aumentar para compensar el descenso de la oferta de petróleo
en las próximas décadas. El gas natural también
crece y llegará a su pico de extracción dentro de no
mucho tiempo. Los depósitos de carbón mineral son muy
grandes (la extracción de carbón ya creció siete
veces en el siglo XX) pero el carbón produce localmente daños
ambientales y sociales, y también es dañino globalmente
por las emisiones de dióxido de carbono.
 

El PIB de los pobres
 

Hay
que entender que la contabilidad económica convencional es
equivocada. Doy aquí otro argumento que se añade a los
que ya Frederick Soddy había señalado. La experiencia
que Pavan Sukhdev, Pushpam Kumar y Haripriya Gundimedia adquirieron
en la India con un proyecto de investigación que intentó
dar un valor económico a los productos no comerciales de los
bosques (como la leña y alimentos para los grupos tribales o
campesinos y su ganado, la retención de agua y de suelo, las
hierbas  medicinales de uso local, la absorción de dióxido
de carbono) sirvió después en el proyecto europeo TEEB
(siglas en inglés de “La Economía de los Ecosistemas
y de la Biodiversidad”) apoyado por la DG de Medio Ambiente de la
Comisión Europea y por el Ministerio de Medio Ambiente alemán.
El equipo del TEEB destaca que una representación monetaria de
los servicios dados por la disponibilidad natural de agua limpia, de
leña y de pastos, de plantas medicinales, no mide realmente su
contribución esencial a la vida de los pobres.
 En
la contabilidad macroeconómica se puede introducir la
valoración de las pérdidas de ecosistemas y de
biodiversidad ya sea en cuentas satélites (en especie o en
dinero) ya sea modificando el PIB para llegar a un PIB “verde”.
Pero en cualquier caso, la valoración económica de las
pérdidas tal vez sea baja en comparación con los
beneficios económicos de un proyecto que destruya un
ecosistema local o que destruya la biodiversidad. Lo mismo se aplica
a nivel macroeconómico: un aumento del PIB ¿compensa el
daño ambiental? Sukhdev y sus colaboradores contestan así:
¿qué grupos de personas sufrirán las pérdidas?
En la India comprobaron que los beneficiarios más directos de
la biodiversidad de los bosques y de sus servicios ambientales eran
los pobres, y que su pérdida afectaría sobre todo al ya
menguado bienestar de los pobres. Esa pobreza hace que las pérdidas
de servicios ambientales repercutan desproporcionadamente en su
“ingreso de subsistencia”  en comparación con otras clases
sociales. De ahí la idea del “PIB de los pobres”. En otras
palabras, si el agua de un arroyo o del acuífero local es
contaminada por la minería, los pobres no pueden comprar agua
en botella de plástico porque no tienen dinero para ello. Por
tanto, cuando la gente pobre del campo ve que su propia subsistencia
está amenazada por un proyecto minero o una represa o una
plantación forestal o una gran área industrial, a
menudo protesta no porque sean ecologistas sino porque necesitan
inmediatamente los servicios de la naturaleza para su propia vida.
Ese es el “ecologismo de los pobres”.
En la
revista Down to Earth (15 agosto 2008), Sunita Narain dio varios
ejemplos actuales de la India. “En Sikkim, el gobierno ha cancelado
once proyectos hidroeléctricos atendiendo a las protestas
locales. En Arunachal Pradesh, las represas están siendo
aprobadas a toda velocidad y la resistencia está creciendo. En
Uttarakhand en el último mes, dos proyectos en el Ganges han
sido detenidos y hay mucha preocupación con el resto de
proyectos mientras en Himachal Pradesh, las represas despiertan tanta
oposición que las elecciones han sido ganadas por candidatos
que dicen que están en contra de ellas. Muchos otros
proyectos, desde centrales termo-eléctricas a minas en zonas
agrícolas, tropiezan con resistencia. La mina de hierro, la
fábrica de acero y el puerto propuestos por el gigante
sur-coreano Posco son discutidos, aunque el primer ministro ha
asegurado que tendrán luz verde este mismo mes de agosto. La
gente local no quiere oír eso, no quiere perder sus tierras y
su subsistencia, no confía en las promesas de compensación.
En Maharashtra, los cultivadores de mangos se levantan contra la
central térmica de Ratnagiri. En cualquier rincón donde
la industria intenta conseguir tierra y agua, la gente protesta hasta
la muerte. Hay heridos, hay violencia, hay desesperación, y
nos guste o no, hay miles de motines en la India de hoy. Tras visitar
Kalinganagar, donde hubo muertos en protesta contra el proyecto de
las industrias Tata, escribí que el tema no era la
competitividad de la economía de la India ni tampoco el
Naxalismo. Los que protestaban eran aldeanos pobres sin la capacidad
de sobrevivir en el mundo moderno si perdían la tierra. Habían
visto como sus vecinos eran desplazados, como no se cumplían
las promesas de dinero o empleo. Sabían que eran pobres y que
el desarrollo económico moderno les empobrecería más.
También es así en Goa, que es más próspera
pero donde he visto que pueblo tras pueblo resiste contra el poderoso
lobby minero…”.
 

 

Activos tóxicos y pasivos
venenosos
 

Los
activos que toman la forma de acreencias sobre deudas que no serán
pagadas han sido bautizados en la crisis actual con el curioso nombre
de “activos tóxicos”. Así, un banco acreedor de un
préstamo hipotecario, lo coloca en su activo en el balance
aunque el deudor difícilmente vaya a pagar esa hipoteca y
aunque la vivienda que respalda el crédito haya perdido precio
en el mercado. De aquí a un tiempo, el banco tendrá que
borrar ese activo o darle un valor menor.
En el
lado del pasivo de los balances de las empresas, las actuales reglas
contables no obligan a deducir los daños al medio ambiente. De
hecho, la economía actual tiene una enorme “deuda de
carbono” hacia las generaciones futuras y hacia los pueblos pobres
de nuestra propia generación que sufrirán por el cambio
climático habiendo contribuido muy poco a que se produzca.
Muchas empresas privadas en el sector extractivo tienen también
grandes pasivos ambientales. A la Chevron-Taxaco se le está
exigiendo 16 mil millones de dólares en un juicio en Lago
Agrio, Ecuador. La compañía Rio Tinto dejó un
pasivo muy grande en Andalucía desde 1888, y después en
Bougainville, en Namibia, en Papúa Occidental junto con la
compañía Freeport MacMoran. Son deudas a personas
pobres o indígenas. La Shell tiene enormes pasivos por pagar
en el Delta del Níger. Pero los accionistas de esas empresas
no deben preocuparse. Esas deudas venenosas están recogidas en
los libros de historia pero no en los libros de contabilidad.
Las
decisiones económicas serían mejores al dar valor
monetario a los recursos y servicios ambientales que tienen precio
bajo o precio cero en la contabilidad habitual, pero no debemos
olvidar otras consideraciones. En primer lugar, no hay que olvidar
que el conocimiento sobre cómo funcionan los ecosistemas,
sobre sus umbrales de tolerancia y sobre su resiliencia, es
impreciso. En segundo lugar, no hay que dejar de lado la importancia
de los valores no monetarios sobre las decisiones, no vayamos a caer
en el fetichismo de las mercancías ficticias. Por ejemplo,
recordemos la inminente amenaza que pende sobre la Niyamgiri Hill en
Orissa, donde viven los Dongria Kondh. Tal vez la baja del precio del
aluminio en más de 50 por ciento en la segunda mitad del 2008,
y por tanto el descenso del precio de la bauxita, ayude a salvar esa
montaña sagrada. Pero en  cualquier caso, podemos preguntar:
¿cuántas toneladas de bauxita vale una tribu o una
especie en trance de extinción? ¿cómo expresar
esos valores en términos que un Ministro de Finanzas o un juez
de la Corte Suprema puedan entender? Los lenguajes de valoración
de los indígenas o de los campesinos son silenciados en favor
del lenguaje de la valoración monetaria. Esos otros lenguajes
incluyen la aserción de los derechos territoriales contra la
explotación externa, ya sea apelando al Convenio 169 de la OIT
que exige un consentimiento previo de los indígenas, o en la
India, las cláusulas en la Constitución y algunas
sentencias judiciales que protegen a los adivasi. También cabe
apelar a valores ecológicos y estéticos. En fin,
podríamos preguntar a los Dongria Kondh: ¿qué
precio tiene vuestro Dios? ¿cuánto dinero valen los
servicios que os proporciona vuestro Dios? 

 

Pluralismo de valores
 

La
cuestión no es pues si el valor económico solo se
determina en mercados realmente existentes ya que los economistas han
desarrollado métodos para la valoración monetaria de
los servicios y bienes ambientales y de las externalidades negativas.
La cuestión es, más bien, si todas las evaluaciones 
pertinentes en un conflicto ambiental (por ejemplo en minería
de cobre u oro en el Perú o de bauxita en Orissa, o
determinada represa en el noreste de la India, o la destrucción
de un manglar por la industria camaronera en Honduras o Bangladesh, o
la determinación del nivel adecuado de emisiones de dióxido
de carbono por la Unión Europea) deben ser reducidas a una
medida común, a la única dimensión monetaria.
Debemos
rechazar tal simplificación de la complejidad, tal exclusión
de lenguajes de valoración. Debemos aceptar, por el contrario,
el pluralismo de valores inconmensurables entre sí para evitar
que la ciencia económica se convierta en un instrumento del
poder en la toma de decisiones. Eso es así cuando se aplica el
análisis costo-beneficio a proyectos de inversión
concretos, y también al nivel macro donde los aumentos del PIB
triunfan sobre cualquier otra dimensión. La cuestión es
pues ¿quién tiene el poder de simplificar la
complejidad imponiendo un determinado lenguaje de valoración
sobre los demás? Así, el movimiento conservacionista
mundial debe ciertamente criticar la contabilidad económica
habitual y debe empujar para que se corrija esa contabilidad para
reflejar mejor nuestras relaciones con la naturaleza (como propone el
proyecto TEEB), pero sin olvidar que otros lenguajes de valoración
son también legítimos: los derechos territoriales, la
justicia ambiental y social, la subsistencia humana, la sacralidad. 

En un
libro de la UICN para el Congreso Mundial de Conservación en
Barcelona en octubre del 2008 con el título Transition to
Sustainability,  Bill Adams y Sally Jeanrenaud proponen una alianza
entre el movimiento conservacionista y el ecologismo de los pobres.
Esa alianza es difícil, si uno nota la muy visible vinculación
entre el conservacionismo y empresas como Shell y Rio Tinto. John
Muir estaría horrorizado. Por su lado, la izquierda
tradicional del Sur ha visto el ecologismo como un lujo de los ricos
más que una necesidad de los pobres a pesar de que hay
víctimas del ecologismo popular tan conocidos como Chico
Mendes y Ken Saro-Wiwa.
 

El fin del boom de las materias
primas
 

Con
la crisis económica, ¿habrá ahora un final a la
expansión de exportaciones de energía y de materiales,
disminuyendo así la presión destructora en las
fronteras de la extracción? 

Alf
Hornbog escribió en 1998: “los precios del mercado de
materias primas son el medio mediante el cuál los centros del
sistema mundial que son grandes importadores netos de energía
y materiales extraen exergía (es decir, energía
disponible) de las periferias”. Hubo un intento en 2003 de lograr 2
o 3 mbd extra de Irak, que falló como reconoce tristemente
Alan Greenspan en sus memorias. La OPEP había logrado a partir
de 1998 y del acceso de Hugo Chávez a la presidencia de
Venezuela recuperar el precio del petróleo, manteniendo la
oferta bajo control y con la ayuda del crecimiento económico
de la China y de la India. El precio del petróleo llegó
a su máximo a mediados del 2008. Las cosas iban tan bien para
los exportadores de petróleo que el presidente Rafael Correa
cuando Ecuador  reingresó en la OPEP en noviembre del 2007,
propuso que la OPEP pusiera un eco-impuesto a la exportación
de petróleo destinado a fines sociales y a ayudar a la
transición energética mostrando así que a la
OPEP también le preocupaba el cambio climático.
Los
grandiosos planes de mayores exportaciones de América latina
fueron apoyados sobre todo por el Presidente Lula de Brasil. Más
carreteras, más oleoductos y gasoductos y tendidos eléctricos,
más puertos e hidrovías, más exportaciones de
petróleo, de gas, de carbón, de cobre, de mineral de
hierro, de madera, de harina de pescado, de celulosa, de soja y de
etanol, ese ha sido el credo de Lula para América latina. En
octubre del 2008, en oposición total a lo que dice la Vía
Campesina y el MST, el presidente Lula se fue a Delhi para apoyar en
la ronda de Doha la apertura total de las economías a las
importaciones agrícolas, como si quisiera aumentar la tasa de
suicidios de los agricultores de la India. En vez de esto, debería
haber discutido en Delhi como impedir el derrumbe del precio del
mineral de hierro (siendo tanto Brasil como India grandes
exportadores). Es verdad que el boom de exportación le dio a
Lula dinero para propósitos sociales, aumentando su
popularidad. Petrobrás se convirtió en una empresa no
menos peligrosa para el medio ambiente y los pueblos indígenas
de América latina que Repsol o la Oxy. La obsesión de
Lula por la exportación de materias primas le impidió
hacer nada para frenar la deforestación de la Amazonía
y llevó a la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, a la
dimisión en 2008. ¿Cuál será ahora la
estrategia del presidente Lula y de la izquierda latinoamericana tras
la crisis del 2008?
A
finales del 2008, la crisis económica está derrumbando
los precios de las materias primas o commodities. Desde julio del
2008 a finales de octubre, el trigo, el maíz, la soja han
bajado 60 por ciento de precio, como también el cobre, el
níquel, el aluminio, el mineral de hierro. Una parte del boom
financiero en Islandia se basó en inversiones exteriores
destinadas a un desaforado crecimiento de la fundición de
aluminio. Los ecologistas protestaron contra esas instalaciones y las
plantas de electricidad que iban a destruir bellos lugares intocados,
con un costo no reconocido en las cuentas económicas. La
economía de Islandia se paró en octubre del 2008, los
bancos no podían devolver los depósitos y han sido
nacionalizados. 

En la
década de 1920, las commodities ya bajaron de precio unos años
antes de 1929, pero esta vez el aumento de los precios de las
commodities (ayudados por los desencaminados subsidios a los
agrofuels y por el cartel de la OPEP) han continuado hasta julio del
2008, algunos meses después de que las acciones de las
empresas empezaran ya a bajar desde enero del 2008.  Ahora ya esos
precios están bajando. El llamado Baltic Dry Index que mide
los precios del transporte en barcos de mercancías a granel se
ha hundido desde julio 2008 en parte por la menor importación
de hierro de China. La multinacional mexicana CEMEX anunció el
16 de octubre del 2008 que reduciría su fuerza de trabajo en
el mundo en un diez por ciento por el descenso en la demanda de
materiales de construcción y de cemento, mientras las fábricas
de automóviles de Europa y Estados Unidos están
reduciendo producción desde mitad del 2008. Todo eso puede ser
bueno para el medio ambiente aunque aumente el desempleo: hace falta
una reestructuración social que permita en los países
ricos un decrecimiento económico que sea socialmente
sostenible.
Quienes
desean un regreso a la normalidad pueden reconfortarse por el
descenso del precio del petróleo a finales del 2008. Ese
descenso sucede no porque haya aumentado la oferta sino porque
disminuye la demanda. Estamos muy cerca del pico de extracción
de petróleo y eso puede dar un apoyo a la OPEP en su intento
de frenar la caída del precio en 70 u 80 dólares por
barril. Algunos proyectos de extracción de petróleo de
bajo EROI y alto costo marginal (como las arenas bituminosas de
Alberta en Canadá y los petróleos pesados del delta del
Orinoco) tal vez sean aplazados, como también la extracción
del ITT Yasuní en Ecuador.
En el
caso de otras mercancías distintas al petróleo, es
posible que los países exportadores reaccionen irracionalmente
manteniendo o incluso aumentando la oferta en su esfuerzo de mantener
el ingreso. Posiblemente haya una guerra de precios de la soja entre
Argentina y Brasil. En cambio, éste sería un buen
momento para que América del Sur, Africa y otras zonas que son
exportadoras netas de energía y materiales piensen en el
desarrollo endógeno y avancen hacia una economía
ecológica y solidaria. Además, muchos países del
Sur verán como caen las remesas monetarias de sus emigrantes.
El rechazo del Sur a continuar proporcionando materias primas baratas
para las economías industriales, imponiendo impuestos sobre el
agotamiento del “capital natural” o “retenciones ambientales”
y cuotas a la exportación, también ayudaría al
Norte (incluyendo partes de China) en nuestro necesario camino de
largo plazo hacia una economía más sostenible que use
menos materiales y energía.
Y
tanto en el Norte como en el Sur, ese camino a una economía
ecológica y solidaria debe incluir la voluntad de frenar el
crecimiento de la población. El planeta (tanto sus habitantes
humanos como los no-humanos) estaría mejor con 4 o 5 mil
millones de personas que con 8 o 9 mil millones, aunque eso sea
contra-indicado para el crecimiento económico que en cualquier
caso está mal medido.
A
primera vista parece que el Sur se perjudica si el Norte no crece
porque hay menor oportunidad de exportaciones y también porque
el Norte no podrá dar créditos y donaciones. Pero son
precisamente los movimientos de justicia ambiental y el ecologismo de
los pobres del Sur los mejores aliados del movimiento por el
decrecimiento económico socialmente sostenible del Norte.


ENGLISH




	J
	
	
	
	
	
	
	

J. Martinez-Alier
(Universitat Autonoma de Barcelona)






LANGUAGES OF
VALUATION



I
remember Frederick Soddy's Wealth,
Virtual Wealth and Debt published in
1926. He had a Nobel Prize in Chemistry and was a professor at Oxford
as explained in my book Ecological
Economics of 1987. Also Herman Daly
wrote on Frederick Soddy. His main point was simple and applies
today. It is easy for the financial system to increase the debts
(private or public debts), and to mistake this expansion of credit
for the creation of real wealth. However, in the industrial system,
growth of production and growth of consumption imply growth in the
extraction and final destruction of fossil fuels. Energy is
dissipated, cannot be recycled. Real wealth would be instead the
current flow of energy from the sun. Economic accounting is false
because it mistakes depletion of resources and the increase of
entropy for wealth creation. 




The
obligation to pay debts at compound interest could be fulfilled by
squeezing the debtors for a while. Other means of paying the debt are
either inflation (debasement of the value of money), or economic
growth - which is falsely measured because it is based on undervalued
exhaustible resources and unvalued pollution. This was Soddy’s
doctrine. He was certainly a precursor of ecological economics. 




In
other words, the economy has three levels. At the top there is the
financial level that can grow by loans made to the private sector or
to the state, sometimes without any assurance of repayment as in the
present crisis. The financial system borrows against the future, on
the expectation that indefinite economic growth will give the means
to repay the interests and the debts. Banks give credit much beyond
what they have got as deposits, and this drives economic growth at
least for a while. Then there is what the economists describe as the
real economy, the so-called productive economy. When it grows, it
indeed allows to pay back some or all the debt, when it does not grow
enough, debts are defaulted. The mountain of debt had grown in 2008
much beyond what the increases in GDP could pay back. The situation
was financially not sustainable. But the GDP itself is not
ecologically sustainable. Down below, underneath the economists’
real economy, there is the third level: the ecological economists’
real-real
economy, the flows of energy and materials whose growth depends
partly on economic factors (types of markets, prices) and in part
from physical limits. At present, there are not only resource limits
but also sink limits: climate change takes place because of the
excessive burning of fossil fuels and it is a threat to biodiversity.
But another immediate threat to biodiversity is the increase of the
HANPP, the human appropriation of net primary production. 




Economic
de-growth and carbon dioxide emissions



The economic
crisis will mean a welcome change to the totally unsustainable
increase of carbon dioxide emissions. In the five years before 2008
carbon dioxide emission were growing over 3 per cent per year in a
trend that meant doubling in 20 years when they should decrease at
least 50 per cent as soon as possible. The Kyoto objective of 1997 is
generous with the rich countries because they give them property
rights on the carbon sinks and the atmosphere in exchange for the
promise of a reduction of 5 per cent of their emissions relative to
1990. This modest Kyoto objective will now be fulfilled more easily,
and the carbon trade will collapse unless lower caps are adopted, as
they should. Air travel, housing starts, car sales are decreasing in
the second half of 2008 in many European countries and the USA.
Motorists in the USA are buying 9 per cent less gasoline in early
October 2008 than in early October 2007. 




Indeed,
an economic crisis affords an opportunity to put the economy of the
rich countries on a different trajectory as regards material and
energy flows. Now is the time in rich countries for a
socio-ecological transition to lower levels of energy and materials
use. The crisis might also give an opportunity for a restructuring of
social institutions. The objective in rich countries should be to
live well without the imperative of economic growth. It seems that
happiness is not related to income growth, above a certain level of
income. Moreover, economic accounting does not properly count
environmental damages and the exhaustibility of resources. The
economy is seen as a merry-go-round between consumers and producers.
They encounter each other in markets for consumer goods or in markets
for the services of production factors (like selling labour time for
a wage). Prices are formed, quantities are exchanged. This is
Chrematistics. Macroeconomic accounts (GDP) aggregate the quantities
multiplied by the prices. The economy may be described in a different
way, as a system of transformation of (exhaustible) energy and
materials (including water) into useful products and services, and
finally into waste. This is Bioeconomics or Ecological Economics
(from N. Georgescu Roegen 1966, 1971, Herman Daly 1968, A. Kneese and
R.U. Ayres, 1969, Kenneth Boulding, 1966). 




Now it
is the moment to substitute GDP by social and environmental
indicators at the macro-level. The discussion on décroissance
soutenable or socially sustainable
economic de-growth, that Nicolas Georgescu-Roegen started thirty
years ago, should now become a main topic for discussion in the rich
countries.



Economic
accounting is wrong



The critique
of conventional economic accounting often emphasizes the forgotten
current values of environmental services from ecosystems. The
environmental services from coral reefs, mangroves, tropical
rainforest may be given a notional money value per hectare per year,
and then the lost hectares are translated into virtual economic
losses. This approach is good in order to impress the public with the
importance of environmental losses but it is certainly insufficient
in order to grasp the relations between economy and environment. 




Our economy
depends on the photosynthesis of millions of years ago for our main
energy sources, it depends on ancient biochemical cycles for other
mineral resources that we are squandering without replacement. In the
case of oil, the extraction peak will be reached soon. We are now
taking 87 mbd – in terms of calories, the world average is
equivalent to about 20,000 kcal per person/day (ten times the food
energy intake), and in the USA it is equivalent to 100,000 kcal per
person/day. In exosomatic energy terms, oil is then far more
important than biomass. 




The present
economic crisis is not only a financial crisis, and it is not caused
only by a supply of new houses in the United States that exceeded the
demand that could be financed sustainably. Houses were sold to people
who were unable to pay the mortgages, or houses were built (as in the
large acreage of new empty houses in Spain) on the hope that
credit-worthy buyers would appear. Real salaries in the United States
did not increase much in the last years but credit to consumer had
indeed grown. Income distribution had become more unequal. Household
savings were at a minimum when the crisis started. The bankers
apparently thought that economic growth would continue and would
increase the value of the houses that were mortgaged. They “packaged”
the mortgages and sold them to other banks who sold or tried to sell
them to innocent investors. Now the housing boom has ended. The
private building industry has nearly stopped in some countries. 




Part-nationalization
of some banks in the EU and the USA has avoided sudden widespread
bank failure, at the cost of rising the public deficit. In any case,
this does not address one root cause of the crisis, which was
triggered by high oil prices due not only to the OPEC oligopoly but
also to the approaching peak-oil. In fact, economic theory does not
say that an exhaustible resource should be sold at the marginal cost
of extraction. Oil at 120 US$ a barrel is in fact cheap from the
point of view of its fair inter-generational allocation and the
externalities it produces. As the crisis deepens, the price of oil
goes down to some extent but it will recover in real terms if and
when the economy grows again. OPEC will try and reduce oil extraction
during the crisis. The scheduled OPEC meeting of mid-November 2008
was brought forward to 24 October, when it was decided to cut oil
extraction by 1.5 mbd.  




There
is a historic trend towards increasing energy costs of obtaining
energy (a lower EROI). Coming down from the peak the Hubbert curve
will be politically and environmentally difficult. Conflicts arise in
the Niger Delta and in the Amazonia of Peru and Ecuador against
companies such as Shell, Repsol, Oxy. Appeal to some other energy
sources (agrofuels, nuclear energy) will compound the difficulties.
Wind and photovoltaic energy are fortunately increasing. They will
help to compensate for the dwindling supplies of oil over the next
few decades. Coal supplies are increasing (they already grew seven
times in the 20th
century) but coal is noxious locally and also globally because of
carbon dioxide emissions. 




The
GDP of the Poor 




One may
readily agree that conventional economic accounting is certainly
misleading. The experience that Pavan Sukhdev (with Haripriya
Gundimedia and Pushpam Kumar) gained in India trying to give economic
values to non-timber products from forests, and to other
environmental services (such as carbon uptake, water and soil
retention), has been an inspiration for the TEEB process (The
Economics of Ecosystems and Biodiversity) sponsored by DG Environment
of the European Commission and by the German Minister of Environment.
As the TEEB team states, a monetary representation of the services
provided by clean water, access to wood and pastures, and medicinal
plants, does not really measure the essential dependence of poor
people on such resources and services.



In National
Income Accounting one could introduce valuations of ecosystem and
biodiversity losses either in satellite accounts (physical and
monetary) or in adjusted GDP accounts (“Green Accounts”). The
economic valuation of losses might be low compared to the economic
gains of projects that destroy biodiversity. However, which groups of
people suffer most by such losses? 




In their
project “Green Accounting for India” they found that the most
significant direct beneficiaries of forest biodiversity and ecosystem
services are the poor, and the predominant impact of a loss or denial
of these inputs is on the well-being of the poor. The poverty of the
beneficiaries makes these losses more acute as a proportion of their
“livelihood incomes” than is the case for the people of India at
large. Hence the notion of "the GDP of the Poor": for
instance, when water in the local river or aquifer is polluted
because of mining, they cannot afford to buy water in plastic
bottles. Therefore, when poor people see that their chances of
livelihood are threatened because of mining projects, dams, tree
plantations, or large industrial areas, they complain not because
they are professional environmentalists but because they need the
services of the environment for their immediate survival. This is the
“environmentalism of the poor”.



Toxic
Assets and Poisonous Liabilities



The assets
that take the form of claims to debts that will remain unpaid, have
been given the funny name of Toxic Assets. In the balance sheet of
banks, the value of such assets will have to be downsized or written
off. On the liability side of the balance sheet, our accounting
conventions do not deduct damages to the environment. An enormous
"carbon debt" is owed to future generations, and to the
poor people of the world who have produced little greenhouse gases.
Large environmental liabilities are also due by private firms.
Chevron-Texaco is being asked to pay back 16 billion dollars in a
court case in Ecuador. The Rio Tinto company left behind very large
liabilities since 1888 in Andalusia where it got its name, also in
Bougainville, in Namibia, in West Papua together with Freeport
McMoran... debts to poor or indigenous peoples. Shell has very large
liabilities in the Niger Delta. Don't worry. These poisonous debts
are in the history books but not in the accounting books. 




Decisions
may indeed be improved by giving money values to environmental
resources and services which are undervalued or not valued at all in
conventional economic accounting. But there are other considerations.
First, don't forget our uncertain knowledge about the working of
ecosystems, and about the impact of technologies. Second, do not
exclude non-monetary values from decision making processes. Don't
practice the fetishism of fictitious commodities. 




Look at the
current case of Vedanta mining bauxite in the Niyamgiri hill in
Orissa. The decline in the price of aluminium as the economic crisis
deepens might save the Niyamgiri hill. It has declined by more than
half in the last months of 2008. Therefore, bauxite is also cheaper.
We may still ask: how many tones of bauxite is a tribe or a species
on the edge of extinction worth? And how can you express such values
in terms that a minister of finance or a Supreme Court judge can
understand? Against the economic logic of euros and cents, the
peasant and tribal languages of valuation go unheeded. These include
the language of territorial rights against external exploitation, the
ILO convention 169 which guarantees prior consent for projects on
indigenous land, or in India the protection of the adivasi by the
Constitution and by court decisions. Appeal could be made to
ecological and aesthetic values. The Niyamgiri hill is sacred to the
Dongria Kondh. We could ask them: How much for your God? How much for
the services provided by your God?









Pluralism
of values



The question
is not whether economic value can only be determined in existing
markets, inasmuch as economists have developed methods for the
monetary valuation of environmental goods and services or of negative
externalities outside the market. Rather, the question is: must all
evaluations in a given conflict (e.g. on extraction of copper and
gold in Peru or bauxite in Orissa, on a hydel dam in the North-East
of India, on the destruction of a mangrove in Bangladesh or Honduras
to the benefit of shrimp exports, on the determination of the
suitable level of carbon dioxide emissions by the European Union), be
reduced to a single dimension? 




We should
reject such a simplification of complexity and exclusion of values,
favouring instead the acceptance of a plurality of incommensurable
values. In decision-making processes, economics becomes a tool of
power. This is the case when applying cost-benefit analysis to
individual projects, and also at the level of the macro-economy where
increases in GDP trump other dimensions. The question is, who has the
power to simplify complexity and impose a particular language of
valuation? The world conservation movement should indeed criticize
conventional economic accounting and push for the introduction of an
economic language that reflects better our relations with nature,
while not forgetting the legitimacy of other languages: territorial
rights, environmental and social justice, livelihood, sacredness. 




This
is needed for the alliance between the conservation movement and the
environmentalism of the poor, as proposed in the IUCN booklet,
Transition to Sustainability,
by Bill Adams and Sally Jeanrenaud, published in 2008. This alliance
is difficult because, to judge from the visibility of sponsorship at
the WCC in Barcelona in October 2008, the world conservation movement
has sold its soul to companies like Shell and Rio Tinto. John Muir
would have been horrified.



With the economic crisis,
will now be an end to the boom in exports of energy and materials,
thus diminishing pressures at the commodity frontiers. The European
Union, Japan, the United States and some parts of China and India are
very large net importers of energy and materials.  The United States,
having reached the peak of the internal Hubbert curve in the 1970s,
imports more than half the oil it consumes. Such imports are about 12
mbd, i.e. 600 million tons per year or 2 tons per person/year. These
imports of energy and materials into rich countries must by necessity
be relatively cheap for their social metabolism to work properly. As
Hornborg put it in 1998, “market prices are the means by which
world system centres extract exergy (i.e. available energy) from the
peripheries”, aided some times by military power. The attempt to
make Irak produce an extra 2 or 3 mbd failed after 2003, as Alan
Greenspan noted sadly in his memoirs. OPEC after the drop on the
price of oil in 1998, and helped by efforts of Hugo Chavez from
Venezuela and the economic boom in China and India, had successfully
managed the restriction of supply. The price of oil peaked in
2007-08. Things were so good for the oil exporting countries that in
his speech when Ecuador rejoined OPEC in 2007, president Correa
cleverly proposed to put an eco-tax on exports that would be recycled
for social and environmental purposes, financing the necessary
energy-transition. While OPEC countries have dismissed the existence
of the enhanced greenhouse effect, this eco-tax would show their
concern for climate change.



Grandiose plans for more
and more exports from Latin America were pushed particularly by
President Lula of Brazil. More roads, pipelines, harbours and
hidrovias, more imports and exports from Latin America of oil,
gas, coal, copper, iron ore, soybeans, ethanol, this was the credo of
President Lula. In October 2008, and in total opposition to the views
of Via Campesina and the MST in Brazil, Lula was pushing for
generally opening the world markets to agricultural exports. He went
to go India to try and increase the rate of farmers’ suicides by
asking for the liberalization of agricultural exports in the Doha
round. True, the export boom gave Lula money for social purposes and
increased his popularity. Petrobras became no less dangerous to the
environment and to indigenous peoples of Latin America than Repsol or
Oxy. Lula’s obsession with primary exports made him do nothing
about deforestation of Amazonia and drove environment minister Marina
Silva to resign in 2008. What will the strategy of President Lula and
the Latin American left be after the crash of 2008? 




In late 2008 the economic
crisis is bringing down the prices of commodities. Since July 2008,
wheat, maize and soybeans have declined in price by 60 per cent, as
also copper, nickel, aluminium. Part of the financial boom in Iceland
was based on outside investments in the expectation of a
multiplication of aluminium smelting. Environmentalists complained
strongly against smelters and electricity plants that ruined pristine
environments, a cost not factored into the economic accounts. The
economy of Iceland stopped in October 2008. Banks could not give the
money back to deposit holders. They have been nationalized. 




While in the 1920s,
commodities decreased in price a few years before 1929, this time the
increase in commodity prices (helped also by misguided agrofuel
subsidies and by the OPEC cartel) continued for some months after the
strong decline in the stock exchange started in January 2008.
However, in late 2008 commodity prices are declining because of
declining demand. The Baltic Dry Index measures shipping rates and it
has declined precipitously since July 2008, partly because of
decreasing Chinese imports of iron. The Mexican multinational CEMEX
on 16 October announced that it would reduce its labour force by ten
per cent around the world because of declining demand of “aggregates”
and cement, while car factories in Europe and the USA have been
reducing output since mid-2008. The price of oil is going down in
late 2008 not because of increased supply but because of decreased
demand. We are very near peak-oil, and this might anchor OPEC’s
attempt in later October 2008 to restrict supply and keep the price
at a level of 80 dollars in face of declining demand. Some oil
projects (with low EROI and high marginal costs) such as the Alberta
oil sand production and the Orinoco heavy oil exploitation might be
stopped, as also the small but costly Yasuni ITT project in Ecuador. 




For commodities other
than oil, the exporting countries might react irrationally,
maintaining or even increasing the supply in an attempt to maintain
revenues. There might be a soybean price war between Argentina and
Brazil. Instead, this would be the moment for Latin America, Africa
and other net energy-and-materials exporters, to think of endogenous
development, moving towards an ecological and solidary economy. Many
Southern countries will also suffer from smaller migrants’
remittances. A refusal from the South to provide cheap commodities to
the industrial economy, imposing natural-capital depletion taxes and
export quotas, would also help the North (including some parts of
China) in its necessary long-term path towards an economy that uses
less materials and energy.    




Bottom-up
neo-Malthusianism 




Demographic
concerns and environmental awareness might influence birth-rates (as
in the European Neo-Malthusianism of 1900 and in China since 1980).
Are we getting into the path for a reduction in world population to
three or four billion people thereby
reducing pressure on resources and sinks? There were many debates
around 1900 on “how many people could the Earth feed” focusing
only on the needs of the human species. The Neo-Malthusians of the
late 19th century and early 20th century were political radicals and
feminists. There was a great difference between the original
Malthusianism of T.R. Malthus and the neo-Malthusianism of 1900. The
importance of population growth in the increase of Social Metabolism
is obvious. Paul Ehrlich’s equation I = PAT could be applied
historically, with an adequate indicator for T (technology). Work on
neo-Malthusianism has clearly documented the radical, feminist
movement in favour of limiting births in Europe and the United States
in 1900. In South India, Periyar took this line. In Brazil it was
taken by Maria Lacerda de Moura.  This history allows me to present
the following definitions. 




MALTHUSIANISM.-
Population undergoes exponential growth unless checked by war and
pestilence, or by chastity and late marriages. Food grows less than
proportionately to the labour input, because of decreasing returns.
Hence, subsistence crises.



NEO-MALTHUSIANISM
OF 1900.- Human populations could regulate their own growth through
contraception. Women’s freedom was required for this, and 
desirable for its own sake.  Poverty was explained by social
inequality. “Conscious procreation” needed to prevent low wages,
and pressure on natural resources. This was a successful bottom-up
movement in Europe and America against States (which wanted more
soldiers) and Churches.



NEO-MALTHUSIANISM
AFTER 1970.- A doctrine and practice sponsored by international
organizations and some governments. Population growth is seen as a
main cause of poverty and environmental degradation. Therefore States
must introduce contraceptive methods,  even without women’s prior
consent.



ANTI-MALTHUSIANISM.-
The view that assumes that human population growth is no major threat
to the natural environment, and that it is even conducive to economic
growth as Esther Boserup and other economists have argued



Sustainable
de-growth



A
transition to sustainability requires new thinking on demography and
also on the socio-ecological transitions. Are we getting into the
path for a reduction in world population to three or four billion
people reducing pressure on resources and sinks? Marina
Fischer-Kowalski and Helmut Haberl of the IFF in Vienna, influenced
by the work of environmental historian Rolf Peter Sieferle and by
ecological anthropologists, ecological economists, and industrial
ecologists, recently edited a book entitled “Socio-Ecological
Transitions”.1


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