[LaCrisi-paguinElsRics] interes

Josep co.bas 933002939 en telefonica.net
Sab Feb 18 09:42:45 CET 2012


 III ASSEMBLEA GENERAL

COORDINACIÓ LABORAL I SUPORT MUTU  15M

Dia: Dimecres 22 de Febrer Hora: 18:30
Lloc: Casa de la solidaritat, Carrer Vistalegre, 75 (Barcelona). Metro Sant
Antoni.


Qui convoca? La Coordinadora Laboral i de Suport Mutu15M. Aquesta és la III
Assemblea. Pots mirar els acords constituents a
http://coordinadoralaboral15m.wordpress.com/, així com les actes de les
Assemblees anteriors.
Plantejament de l'Assemblea:  18:30  Punt inicial: presentació de l'equip de
moderació, proposta d'ordre del dia i aprovació (si s'escau) de l'acta
anterior. Torn de paraules per possibles modificacions. (20 minuts)
Proposta d'ordre del día
1.- Estat lluites laborals i com vehicular el suport mutu. (1 hora)
TMB, Funcionaris, Spanair-Newco, Bombers, Universitat, Ensenyament,
Aturats/des, Liceu, Panrico, HP, Caprabo, Parcs i Jardins...
2.- Contra la Reforma Laboral: discussió i propostes de mobilització
(1hora)Informacions de convocatòries, valoració de la jornada del 19Febrer,
..
3.- Construcció Coordinadora (15 minuts)- Presentació eines de difusió
informàtica- Protocol bons ús de la llista de correu (proposta)
4.- Resum i conclusions (15 minuts)  5.- Crides i convocatòries. (15 minuts)
Hora prevista de finalització: 21:30h
Us recordem que si teniu esmenes a l'acta les podeu enviar a
assemblea30n en gmail.com  O a
coordinadoralaboral15m en gmail.comhttp://coordinadoralaboral.wordpress.com/
"Redeldía con Alegría"



http://elsnouspobres.wordpress.com/
Vidal Aragonés. Advocat laboralista. Col·lectiu Ronda 17 febrero, 2012 /
20:36 h

LA CONTRARREFORMA LABORAL: MÁS DESEMPLEO Y MÁS PRECARIEDAD.

El contenido de la contrarreforma laboral supone facilitar y abaratar el
despido, potenciar la inestabilidad en las condiciones laborales y rebajar
costes empresariales. Ello nos será justificado con el objetivo de imprimir
competitividad a la economía y la creación de empleo. Nada más lejos de la
realidad.

Si la regulación de la extinción del contrato vigente hasta el RD-Ley 3/2012
ha supuesto la mayor destrucción de empleo en la historia del Estado
español, el facilitar el despido profundizará todavía más esa tendencia. De
la misma manera, el desregular condiciones de trabajo, eso que denominan
flexibilidad, tampoco supondrá mayor productividad para las empresas.
Seguramente provocará que las mismas intenten reducir sus costes a través de
la pauperización de las condiciones de los trabajadores y las trabajadoras y
no en apuestas por el desarrollo técnico.

Pero lo peor no es que se nos pretenda engañar a la hora de justificar la
pérdida de derechos sino que el proceso tampoco generará empleo: la
degradación de derechos supone asfixiar económicamente a la clase
trabajadora lo cual actúa como un efecto retardante sobre la recuperación
económica. Si las medidas tuviesen alguna relación con la crisis tendrían un
carácter temporal, vinculada a la duración de la misma, lejos de ello vienen
para quedarse y para consolidar una sociedad que a las insoportables cotas
de desempleo deberá sumar una generalización de la precariedad. Doctrina del
Shock y relaciones laborales en estado puro

MINIMIZAR EL RIESGO EMPRESARIAL Y LA ESTABILIDAD LABORAL: SIN JUSTICIA NO
HAY PAZ

Una semana después de la presentación de la contrarreforma laboral, ningún
análisis racional puede cuestionar la profundidad de la misma ni los efectos
que sobre el empleo estable supondrá. Los juristas que hacemos de nuestra
profesión la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras
venimos denunciado el carácter de la nueva normativa, las múltiples
ilegalidades que supone la misma (contraria a Convenios de la OIT y
vulneradora de Derechos Constitucionales) pero nos corresponde sobre todo
recordar el carácter tuitivo del Derecho Laboral y la existencia de un
Estado social.

Con el RD-Ley 3/2012 se pretende cerrar una etapa desarrollada en gran parte
de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, un poco más tardía en el Estado
español. La esencia del gran contrato social era que el reconocimiento de
derechos fue la contraprestación que los Estados y las patronales realizaban
al movimiento obrero a cambio de la paz social. El contrato indefinido como
principio, retribuciones dignas, condiciones estables y negociación
colectiva permitieron remover parcialmente el desequilibrio de una relación,
la laboral, que es desigual. En base a ello se minorizaron las desigualdades
y hemos conocido las sociedades más prósperas de la historia de la
Humanidad. Quebrado el contrato social, la contraparte debería resituarse y
separarse de la concertación social. Al movimiento obrero y sindical le
corresponde ahora responder con la misma contundencia y profundidad de los
recortes sociales que sufrimos. Lejos de ello, iniciamos otra etapa
histórica donde el trabajo se convierte en una mercancía más y no en un
marco de derechos y garantías

No pueden hacer desaparecer el Derecho Laboral pero pretenden
desnaturalizarlo con dos objetivos muy simples. El primero, la reducción del
riesgo empresarial. El consolidar la temporalidad laboral, facilitar el
despido y modificar las condiciones de trabajo, responde a una visión
mercantilista del trabajo. Utilizar relaciones laborales tan sólo cuando se
necesitan, sin asumir riesgos y costes por su extinción o modificación. Así
el tan cacareado riesgo empresarial se reduce a la mínima expresión,
trasladando el mismo a los trabajadores y trabajadoras. El segundo objetivo,
que la crisis la asuman las rentas del trabajo, la clase trabajadora.
Debe respetar el Legislador la legalidad, debe interpretar y defender el
iuslaboralismo el Derecho del Trabajo con su orgánica naturaleza y
finalidades, pero sobre todo debe recordar el movimiento obrero que
históricamente las luchas nos han dado lo que las leyes nos pretenden
arrebatar.
DOCTRINA DEL SHOCK Y RELACIONES LABORALES

Naomi Klein ha acuñado el término “Doctrina del shock” para referirse a la
utilización de situaciones contingentes especialmente graves como
justificación para la adopción de medidas impopulares, aún cuando resulte
dudosa la relación entre las unas y las otras. No es difícil concluir que el
concepto resulta tremendamente útil para explicar la asunción de la reciente
contrarreforma laboral: situar a las relaciones laborales como supuestas
causantes de la crisis y requerir la pérdida de Derechos sociales para la
superación de la misma.

La doctrina del shock requiere tenacidad. La necesaria para repetir
incesantemente argumentos que, a fuerza de reiteración, acaban siendo
dogmas. Citemos algunos ejemplos: el pretendido cese de actividad de las
empresas por la supuesta rigidez de las relaciones laborales. Incluso antes
del RDLey 3/2012 se posibilitaba con una mínima causa modificar
prácticamente todas las condiciones de trabajo; además, ¿alguien conoce
alguna empresa que haya finalizado sus actividades por no aceptar los
trabajadores modificar sus condiciones?

Así, en relación al desempleo no se realiza una identificación de las que
son las auténticas causas sino que se falsean las mismas para convertir a
las víctimas en verdugos. Sería el caso, por ejemplo, del falaz argumento de
la supuesta falta de formación, que topa con la terca realidad estadística
que señala, según datos Eurostat, que casi un tercio de los trabajadores
españoles está sobrecualificado, elevándose este porcentaje por encima del
50% si hablamos de la población inmigrante.

Otro ejemplo. Se nos insiste sobre las bondades de rebajar la indemnización
por despido a la hora de reducir las insufribles tasas de temporalidad que
padecemos. De nuevo, topamos con la realidad. En las sucesivas reformas
laborales de 1997, 2001 y 2006 se aplicaron medidas de abaratamiento del
despido sin que en ningún caso se alterara significativamente la tasa de
contratación temporal. Si en 1997 la temporalidad alcanzaba el 33,51% de los
contratos, en 2001 se situó en el 32% y, cinco años más tarde, en el 33%. No
sólo no hubo disminución remarcable, sino que la tasa se incrementó
ligeramente. El próxima año nos darán cifras de cómo disminuyen los
contratos temporales sin explicar que se incrementa la rotación y
temporalidad absoluta.

Ejemplos como los citados evidencian la incapacidad de las nuevas medidas
adoptadas para ofrecer soluciones al drama de la temporalidad y el desempleo
masivo que afrontamos. Pero no nos llevemos a engaño, la contrarreforma
laboral no aspira a solucionar el paro o reactivar la economía. Más bien
toma en su propio provecho la situación actual para imponer una suerte de
estado de sitio laboral con el que satisfacer viejas aspiraciones del poder
económico y empresarial.





Entrevista a Yayo Herrero de Ecologistas en Acción sobre decrecimiento justo
y asuntos afines
"La productividad capitalista no busca satisfacer necesidades, tenemos que
ligar la producción al mantenimiento de la vida, no a su destrucción"

Yayo Herrero es una de las tres personas que coordinan la confederación
estatal de Ecologistas en Acción y es miembro del colectivo que edita el
diario electrónico Rebelión
Permíteme tomar pie en un reciente artículo tuyo publicado en Pueblos,
escrito al alimón con Luis González Reyes, que lleva por título:
“Decrecimiento justo o barbarie”. ¿Qué significa decrecimiento justo? ¿No
todo decrecimiento es justo?
Reducir la esfera material de la economía no es una opción. Los propios
límites del planeta (agotamiento de recursos no renovables, saturación de
sumideros, disminución de los suelos fértiles, alteración de los ciclos y
las dinámicas de regulación, etc.) van a obligar a ello. La reacomodación a
una esfera material más pequeña puede hacerse mediante criterios
ecofascistas, es decir, una parte cada vez más pequeña despilfarra y
sobreconsume energía, suelo, agua pesca o materiales, mientras que la
cantidad de “excluidos ambientales” es cada vez mayor. El decrecimiento
justo hace referencia a un proceso planificado de redistribución y reparto
de lo que proporciona la naturaleza a la vez que este proceso se construye
de forma coherente a los límites físicos de la biosfera.
¿Por qué consideras que nuestra sociedad es una sociedad del exceso?
Numerosos sectores sociales con tienen mucho margen de maniobra y su consumo
no es ni muchos menos elevado.
Yo creo que la humanidad en su conjunto no tiene margen de maniobra. La
biocapacidad global del planeta ha sido superada. En las sociedades ricas el
consumo material supera con mucho la capacidad de sus propios territorios.
Es obvio que existe un componente de clase fundamental y las personas más
ricas tienen que ser obligadas a disminuir de una forma importante su
consumo material, pero me parece importante tener en cuenta que muchas
personas que no se perciben a sí mismas como ricas presentan unos consumos
materiales insostenibles.
La clave está en pensar si esos consumos son extendibles al conjunto de la
población humana. Si no lo son, no son derechos sino privilegios. ¿Podría
toda la población del planeta tener coche particular? ¿Podrían comer carne
cuatro días por semana todos los seres humanos? Si esos consumos son
físicamente imposibles, entonces tener coche particular o comer carne cuatro
días por semana son privilegios que se mantienen a costa de otras personas y
otro territorios.
Reducir con equidad esos consumos materiales es una cuestión de justicia en
un medio físico limitado. La posibilidad de hacer crecer la producción
material ilimitadamente en un medio físicamente limitado es uno de los
muchos mitos de la economía capitalista que tristemente ha colonizado el
imaginario de muchas personas de izquierdas.
Déjame insistir. ¿Crees que a pesar de todo lo estudiado, dicho y actuado
esa colonización cultural a la que apuntas sigue presente en sectores de
izquierda?
Sí. En mi opinión hay sectores de la izquierda que se mueven con el mismo
concepto de producción que maneja la economía capitalista. Conciben la
producción como crecimiento económico y difieren del capitalismo lógicamente
en los criterios de reparto y redistribución de la riqueza.
Al desenvolverse la economía dentro de un planeta físicamente limitado, esta
afectada por esos mismo límites, por tanto desde la perspectiva de la
izquierda no sólo tenemos que centrar los esfuerzos en repartir la riqueza,
sino que también es preciso cuestionar el sistema de producción capitalista,
simplemente porque no es viable y no es capaz de garantizar condiciones
dignas de supervivencia para todos los seres humanos y mucho menos para las
generaciones futuras (y hablo de décadas, no de siglos)
¿Por qué crees que, paradójicamente, como tu misma afirmas, la mayor parte
de las cosas importantes o imprescindibles van a menos? ¿Qué son esas cosas
“importantes e imprescindibles”?
Basta con mirar con nuestros propios ojos lo que nos rodea. Muchas especies
marinas de las que nos alimentábamos se han esquilmado o han desaparecido.
Los suelos fértiles, el agua limpia, un aire que no envenene al respirar, la
energía fósil, minerales, la capacidad de participar e influir, el tiempo
dedicado a la reproducción social y al cuidado de la vida humana, todos
estos elementos, que son imprescindibles para la supervivencia y el
bienestar van a menos.
Hablas también de que los problemas actuales colocan la vida, no sólo la
vida humana, en una situación de riesgo. ¿No exageras el peligro? ¿No ha
habido otros momentos en la historia de la Humanidad donde tampoco el
autocontrol y la limitación han estado a la orden del día?
Efectivamente, es posible que la vida en su conjunto no esté en peligro. Al
fin y al cabo, si hay bacterias que viven en las instalaciones de una
central nuclear, parece difícil pensar que el metabolismo
agro-urbano-industrial capitalista pueda acabar con toda la vida, aunque
desde un punto de vista antropocéntrico consuela poco que después del
colapso queden las bacterias.
Ha habido momentos en los que algunas sociedades humanas han vivido sin
marcarse límites, sin embargo, hasta que no se dispuso de energía fósil, las
posibilidades de superar límites tenía una dimensión local. La injusticia
social y la explotación eran igualmente monstruosas, pero no existía la
capacidad física de deteriorar globalmente la biosfera. La disponibilidad de
petróleo permitió extender la escala del expolio y el sometimiento a todo el
planeta.
¿Crees que pensable, no digo deseable, un capitalismo verde, un capitalismo
que genera residuos de forma razonable y no extraiga recursos en exceso?
En mi opinión es absolutamente imposible. El capitalismo no puede ser verde
ni humano porque esencialmente capitalismo y naturaleza, capitalismo y
humanidad son incompatibles.
El capitalismo se basa en una expansión constante de los beneficios y estos
se construyen sobre la extracción de materiales, la generación de residuos,
la alteración de los ciclos naturales y los procesos de regulación, la
explotación de trabajadores y trabajadoras y la incautación de los tiempos
que en la sociedades patriarcales las mujeres dedican a la reproducción
social y a la gestión cotidiana del bienestar.
Si los beneficios crecen –y si no crecen el capitalismo cae– aquellas bases
materiales ocultas sobre las que se asienta y que son limitadas se
destruyen, y con ellas, se destruye la posibilidad de mantener vidas que
merezcan la pena ser vividas.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, la economía debe ser el
proceso de satisfacción de las necesidades que permiten el mantenimiento de
la vida para todas las personas. Este objetivo no puede compartir la
prioridad con el lucro. Si prima la lógica de la acumulación, las personas
no son el centro de la economía. El beneficio no se puede conciliar con el
desarrollo humano, o es prioritario uno, o lo es el otro y esta opción
determina las decisiones que se toman en lo social y en lo económico.
¿Y crees que existe actualmente alguna sociedad en la que las personas sean
el centro de la economía?
Hay muchas sociedades todavía que no se organizan con una lógica
capitalista. No se trata de idealizar a los pueblos originarios, que
obviamente a nuestros ojos pueden tener muchos otros problemas, pero es
obvio que algunos de ellos viven desde hace muchos años poniendo la vida en
el centro.
Algunas sociedades socialistas, como Cuba, por ejemplo, con sus
contradicciones, ponen el foco en las personas. Sólo eso puede explicar por
qué en momentos duros como el período especial no se produjeron muertes,
hambrunas o violencia tal y como sucedió en EEUU durante el Katrina o en
Haití después del terremoto.
Que en Cuba los indicadores de esperanza de vida, salud o educación convivan
con unas bajas rentas per cápita indica que las personas, su salud o su
educación son importantes.
Dentro de nuestras propias sociedades existen contradicciones importantes y
si pensamos en los hogares como núcleo económico podemos ver que la gestión
del bienestar cotidiano y la resolución de las necesidades está en el centro
de la actividad económica de la reproducción social. Esto no quiere decir
que se esté idealizando ya que existe explotación en el empleo doméstico y
descansa en el trabajo oculto de las mujeres, pero la actividad principal no
tiene por objetivo la acumulación y el lucro. Es un trabajo duro del que se
tiene que responsabilizar la sociedad en su conjunto y desde luego los
hombres, pero con todas sus contradicciones, no sigue la lógica capitalista
(aunque el capitalismo no pueda sostenerse sin que esté oculto (o precario)
y sea invisible en la esfera de lo monetizado.
Si no puede abonarse la idea de un crecimiento ilimitado por la extracción
de recursos y la generación de recursos que ello comporta, ¿estamos entonces
condenados a vivir mal, a vivir con muchas restricciones sobre todo si
pensamos en las generaciones futuras? ¿No es razonable pensar que, hagamos
lo que hagamos, al final, aunque se genere algún milagro tecnológico para ir
tirando en el trayecto, la Humanidad está condenada?
Yo creo que la promesa tecnológica es otro de los mitos adormecedores ante
la necesidad de un cambio radica. La tecnología se presenta como que aquello
que nos salvará de todo, incluso de los problemas que ella misma ha creado.
Tenemos un problema político, no tecnológico. Es un problema de reparto de
riqueza, un problema de aplicar principios de suficiencia, un problema que
sólo se resolverá desbancando al capital y los mercados como epicentro de la
sociedad.
La tecnociencia es necesaria y puede ayudar a construir una sociedad de
sostenibilidad y justicia pero tendrá que estar situada al servicio de un
proyecto político que ponga la justicia, el bienestar y la conservación de
la vida en el centro.
En mi opinión necesitamos más filosofía que tecnología. Con las necesidades
materiales básicas cubiertas, los seres humanos son capaces de construir
vidas dignas desarrollando al máximo sus capacidades relacionales y
comunitarias.
¿Y qué tipo de filosofía necesitamos? ¿Cítame algunos autores que te
parezcan de relevancia y que nos enseñen?
Creo que necesitamos urgentemente que la filosofía nos ayude a conservar y
restaurar lo más básico de la condición humana: la reciprocidad, el apoyo
mutuo, el respeto a lo que nos permite mantenernos con vida, la capacidad de
comprender el alcance de nuestros actos que posibilita que seamos seres
morales y políticos....
Hay muchos personas que desde la filosofía u otros ámbitos me han ayudado a
mirar el mundo de otro modo: Jorge Riechmann, Günther Anders, Carlos
Fernández Liria, José Manuel Naredo, Belén Gopegui, María Zambrano, Amaia
Orozco, mis compañeros y compañeras de la comisión de Educación de
Ecologistas en Acció... Me reconozco en deuda con todas estas personas y
muchas más. Quiero destacar a un amigo al que admiro: Santiago Alba Rico.
Tiene la capacidad de interpretar el mundo con sus propios ojos, unos ojos
informados, sin duda, pero propios. Mirar con tus propios ojos a veces es
duro e incómodo, pero ayuda también a que otros miren. Simplemente he
aprendido mucho de él.
Sostenéis en vuestro artículo de Pueblos que la eco-eficiencia es condición
necesaria pero no suficiente. ¿Por qué no es suficiente?
La economía ecológica ha mostrado cómo la eco-eficiencia no ha reducido la
presión sobre la naturaleza. Indudablemente cualquier coche hoy consume
menos energía que uno de hace treinta años, incluso aunque no sea de los mal
llamados “coches ecológicos”. Sin embargo, el número de coches ha aumentado
de una forma tan desmedida, que el ahorro que se consigue por unidad, se
pierde por el aumento del número de coches. Esta es la paradoja de Jevons,
también llamada “efecto rebote”.
La eco-eficiencia es, entonces, condición necesaria pero no suficiente.
Hacen falta políticas de gestión de la demanda con criterios de justicia y
bajo control público y democrático.
Es necesario, señalas, reducir y reconvertir aquellos sectores de actividad
que nos abocan al deterioro. ¿Qué sectores son esos?
En una sociedad que necesariamente tendrá que aprender a vivir bien con
menos material, que deberá adoptar modelo de producción y consumo más sobrio
y más equitativo, es de capital importancia reflexionar sobre qué trabajos
son social y ambientalmente necesarios, y cuáles son aquellos que no es
deseable mantener. La pregunta clave para valorarlos es en qué medida
facilitan el mantenimiento de la vida en equidad. Se trata de un tema
especialmente polémico en un momento en el las personas paradas se cuentan
por millones y en el que los gobernantes denominan austeridad al proceso de
expolio de lo común y de los recursos públicos que quedan para retomar el
crecimiento de los beneficios.
El gran escollo que se suele plantear al habar de transición hacia estilo
una vida mucho más austero (ecológicamente hablando, no obviamente en el
“sentido Rajoy”) es el del empleo. Históricamente, la destrucción de empleo
ha venido en los momentos de recesión económica. Es evidente que un frenazo
en el modelo económico actual termina desembocando en el despido de
trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, algunas actividades deben decrecer
y el mantenimiento de los puestos de trabajo no puede ser el único principio
a la hora de valorar los cambios necesarios en el tejido productivo.
Hay trabajos que no son socialmente deseables, como son la fabricación de
armamento, las centrales nucleares, el sector del automóvil privado o los
empleos que se han creado alrededor de las burbujas financiera e
inmobiliaria. Las que sí son necesarias son las personas que desempeñan esos
trabajos y por tanto, el progresivo desmantelamiento de determinados
sectores tendría que ir acompañado por un plan de reestructuración en un
marco fuertes coberturas sociales públicas que protejan el bienestar de
trabajadores y trabajadoras.
Reconfigurar el modelo productivo requiere responder a las preguntas que
realiza la economía feminista. ¿Qué necesidades hay que satisfacer? ¿Cuáles
son las producciones necesarias para que se puedan satisfacer? ¿Cuáles son
los trabajos socialmente necesarios para ello?
Los trabajos de cuidados, que históricamente han realizado las mujeres, los
que sirven para mantener o regenerar el medio natural, los que producen
alimentos sin destruir los suelos y envenenar las aguas, así como los que
consolidan comunidades integradas en su territorio, facilitan el
mantenimiento de la vida en equidad y por ello son trabajos deseables.
También lo son los que sirven para detener la destrucción de los
territorios.
La mirada desde el prisma de la sostenibilidad nos ofrece un panorama del
mundo del trabajo completamente diferente del actual. Si intentáramos
clasificar los trabajos en relación con su aportación a la calidad de vida,
el orden de valoración social sería justamente el contrario. Irían primero
la crianza, la producción agroecológica de alimentos, los trabajos dirigidos
a la salud y la higiene,… y en los últimos puestos quedarían seguramente los
que realizan los ejecutivos de las bolsas financieras, los fabricantes de
armas y los que promueves infraestructuras innecesarias. Podríamos
diferenciar con propiedad entre trabajos ligados a la producción de la vida
y trabajos que provocan su destrucción.
Se hace imprescindible revisar y transformar profundamente el actual modelo
de trabajo. Como hemos comentado, no basta que con que el cuidado se
reconozca como algo importante si no se trastoca profundamente el modelo de
división sexual del trabajo. Es preciso romper el mito de que las mujeres
son felices cuidando. Cuidar es duro y se hace por obligación, porque no se
puede dejar de hacer.
Una de vuestras tesis afirma que: “cualquier sociedad que se quiera orientar
hacia la sostenibilidad debe reorganizar su modelo de trabajo para
incorporar las actividades de cuidados como una preocupación colectiva de
primer orden”. ¿Es posible? Ese tipo de actividades no suelen ser muy
productivas si las pensamos en términos usuales.
La convicción de que tanto la tierra como el trabajo son sustituibles por
capital propició que la economía se centrase sólo en el mundo del valor
monetario, olvidándose del mundo físico y material.
Cuando reducimos la consideración de valor a lo monetario, muchas cosas
quedan ocultas a los ojos del sistema económico. Suman positivamente el
valor mercantil de lo producido, pero no restan los deterioros asociados o
la merma de riqueza natural. Al contabilizarse sólo la dimensión creadora de
valor económico y vivir ignorantes de los efectos negativos que comporta esa
actividad, se alentó el crecimiento de esa “producción” (en realidad
extracción y transformación) de forma ilimitada, cifrándose el progreso de
la sociedad en el continuo aumento de los “bienes y servicios” obtenidos y
consumidos.
Esta forma de razonar sitúa el objetivo de la economía en incrementar las
producciones sin que importe la naturaleza de las mismas, celebrándose el
crecimiento de actividades que son a todas luces dañinas para el conjunto de
las personas y el medio ambiente, que crecen a expensas del deterioro los
servicios ecosistémicos y de invisibilizar los tiempos de trabajo necesarios
para la reproducción social. En nuestras sociedad da lo mismo producir
cebollas o bombas porque no se mira la naturaleza de la producción sino el
beneficio económico que comporta.
Se trata de concebir la producción como una categoría ligada al
mantenimiento de la vida y no a su destrucción. La productividad, en el
sentido capitalista, no busca satisfacer necesidades, sino aumentar las
ganancias.
El capitalismo no podría sobrevivir si tuviese que pagar la reproducción
social, tan exigente en mano de obra. Es por eso que necesita del
patriarcado. Bajo su propia lógica, no podría reproducir la mano de obra,
por ejemplo.
En la economía de los cuidados, la productividad se mide en términos de
bienestar y mantenimiento digno de las condiciones de vida. Desde ese punto
de vista, el cuidado en la vejez, ante la diversidad funcional o en la etapa
infantl, es enormemente productivo y necesario. Sin embargo, bajo esta
lógica, construir la enésima carretera de circunvalación a Madrid, no sólo
no es productivo, sino que es absolutamente dañino.
En una cultura de la sostenibilidad, afirmáis, habría que diferenciar entre
la propiedad ligada al uso de la vivienda o el trabajo de la tierra, de la
ligada a la acumulación y poner coto a la última. Es otra de tus tesis.
Poner coto a la acumulación es eliminarla. ¿Qué coto habría que poner? ¿Cómo
se impondría?
Aquí se abre un importante debate porque la propiedad ha sido un tema tabú
durante mucho tiempo. Muchas personas hablan de simplicidad voluntaria, pero
¿qué hacemos con quienes no quieren ser simples voluntariamente? A esas
personas no hay más remedio que pensar como obligarles a repartir la riqueza
porque lo que les sobra es lo que les falta a otros. La izquierda crítica
tiene muchos instrumentos y herramientas: impuestos, gestión de la demanda,
etc. El cambio fundamental es más cultural, porque muchos sectores
sindicales y políticos dejaron de cuestionar la propiedad hace mucho tiempo.
Reducir el tamaño de una esfera económica no es una opción que podamos
escoger, sostenéis. El agotamiento del petróleo y de los minerales, y el
cambio climático nos van a obligar a ello. La adaptación puede producirse
por la vía de la pelea feroz por los recursos decrecientes, o mediante un
reajuste colectivo con criterios de equidad, apuntas. Barbarie o socialismo
para decirlo rápido. ¿Cómo es posible un reajuste colectivo con criterios de
equidad?
Recuperar la Política es imprescindible para abordar este reajuste. La
política entendida como la ética de lo común. No es tarea fácil
¿En qué sociedades estás pensando cuando hablas de decrecimiento?
En sociedades socialistas, antipatriarcales, ecológicas y alegres.
Para transitar hacia ellas es obligado plantear un radical cambio de
dirección. Descolonizar el imaginario económico, promover una cultura de la
suficiencia y la autocontención en lo material, cambiar los patrones de
consumo, reducir drásticamente la extracción de materiales y el consumo de
energía, apostar por las economías locales y los circuitos cortos de
comercialización, restaurar una buena parte de la agricultura campesina,
disminuir el transporte y la velocidad, aprender de la sabiduría acumulada
en las culturas sostenibles y situar el cuidado de las personas en el centro
del interés, son algunas de las líneas directrices del tránsito de la
sociedad del crecimiento a otro modelo en el que la vida humana digna que se
reconozca como parte de la biosfera.
Habláis de poner límites a la creación de dinero. ¿Qué limites serían esos?
¿Por qué son necesarios?
Se podrían aumentar coeficientes de caja de la banca; prohibir los paraísos
fiscales; intervenir sobre la posibilidad de crear dinero financiero o de
comerciar con pasivos no exigibles.
También sería necesario anclar las monedas a algún elemento material.
Algunos economistas postulan que quizás a una cesta de materias primar o de
artículos de primera necesidad.
Finalmente: disminuir incentivos al consumo es una de vuestras propuestas.
¿Cómo se consigue?
Un eje claro es la prohibición de la publicidad. Nadie anuncia las patatas o
lo huevos. Se anuncia aquello que no es necesario y se crea la necesidad de
consumir confundiendo necesidades con satisfactores.
Establecer políticas que gestionen la demanda con criterios de justicia
permitiría producir aquello que es razonable y posible producir desde el
punto de vista físico. El criterio de distribución no puede ir nunca
separado de cualquier política ambiental porque si no, lo que se producen
son enormes desigualdades en el acceso a las condiciones materiales de vida.
------------ próxima parte ------------
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