[Deuda-QdQ] para publicar: Haití: ¿Donaciones para pagar una deuda odiosa? ESP/Fr/ENGL

JEROME DUVAL djino68 en gmail.com
Lun Ene 18 22:21:38 CET 2010


*Haití: ¿Donaciones para pagar una deuda odiosa? *

* *

*Eric Toussaint  - Sophie Perchellet[1] <#126423d0e1ed71ac__ftn1> *

* *

Una de las más grandes operaciones de ayuda de la historia podría resultar
muy similar a la realizada después del tsunami de 2004, salvo que el modelo
de reconstrucción adoptado sea radicalmente diferente. Haití ha quedado en
parte destruido a consecuencia de un violento terremoto de magnitud 7. Todo
el mundo gimotea y los medios de comunicación, ofreciéndonos imágenes
apocalípticas, repiten los anuncios de ayuda financiera que los generosos
Estados aportarán. Escuchamos que hay que reconstruir Haití, ese país
abatido por la pobreza y «el infortunio». Los comentarios no van más allá
del terrible cataclismo. Nos recuerdan precipitadamente que es uno de los
países más pobres del planeta pero sin explicar las causas de esa pobreza.
Nos dejan creer que esa pobreza se abatió sobre Haití porque sí, que es un
hecho irremediable: «Es la desgracia que los golpea.»



            Es indiscutible que esta nueva catástrofe natural ha causado
daños materiales y humanos tan enormes como imprevistos. Una ayuda de
urgencia es por lo tanto necesaria y todo el mundo está de acuerdo con eso.
Sin embargo, la pobreza y la miseria de Haití no provienen de ese terrible
temblor de tierra. Es necesario reconstruir el país porque éste ya había
sido despojado de los medios para construirse. Haití no es un país libre ni
siquiera soberano. Durante los últimos años, la política interior es
realizada por un gobierno que está constantemente bajo la presión de las
órdenes llegadas del exterior y de las maniobras de los grupos de poder
locales.



            Haití ha sido tradicionalmente denigrado y a menudo descrito
como un país violento, pobre y represivo en el mejor de los casos. Casi no
hay comentarios que nos recuerden la independencia conquistada en 1804 tras
una cruenta lucha contra las tropas francesas de Napoleón. En vez de
subrayar la gestión humanitaria y el combate por los Derechos Humanos, serán
el salvajismo y la violencia las características asignadas a los haitianos.
Eduardo Galeano habla de la «maldición blanca»: «En la frontera donde
termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que
advierte: *El mal paso*. Al otro lado está el infierno negro. Sangre y
hambre, miseria, pestes.»[2] <#126423d0e1ed71ac__ftn2>



            Es indispensable recordar la lucha de emancipación llevada a
cabo por el pueblo haitiano, porque en represalia a esa doble revolución, a
la vez antiesclavista y anticolonial, el país heredó «el rescate francés de
la independencia», correspondiente a 150 millones de francos oro (o sea, el
presupuesto anual de Francia en esa época). En 1825, Francia decidió que
«los habitantes actuales de la parte francesa de Santo Domingo pagarán a la
caja federal de depósitos y consignas de Francia, en cinco plazos iguales,
año a año, el primero expirando el 31 de diciembre de 1825, la suma de
ciento cincuenta millones de francos, destinada a indemnizar a los antiguos
colonos que reclamaron una indemnización.»[3] <#126423d0e1ed71ac__ftn3> Esto
equivaldría a cerca de 21.000 millones de dólares actuales. Desde el
comienzo, Haití tiene que pagar un alto precio, la deuda sería el
instrumento neocolonial para facilitar el acceso a los múltiples recursos
naturales de este país.



            El pago de este rescate fue por lo tanto un elemento fundador
del Estado haitiano. En términos jurídicos, esto significa que fue contraído
por un régimen despótico y utilizado contra el interés de la población.
Francia y después Estados Unidos, cuya zona de influencia se va ampliando en
Haití desde 1915, son totalmente responsables. Mientras que habría sido
posible enfrentarse a las dolorosas responsabilidades del pasado en 2004, la
comisión Régis Debray[4] <#126423d0e1ed71ac__ftn4> prefirió descartar la
idea de una restitución de esta suma, con el pretexto de que no tenía
«fundamento jurídico» y que eso podría abrir la «caja de Pandora». Las
demandas del gobierno haitiano vigente fueron rechazadas por Francia: no ha
lugar a reparaciones. Francia no reconoció tampoco su papel en el
ignominioso regalo que hizo al dictador «Baby Doc» Duvalier en su exilio,
ofreciéndole el estatuto de refugiado político y la inmunidad.



            El reino de los Duvalier comenzó con la ayuda de Estados Unidos
en 1957 y duró hasta 1986, fecha en que el hijo, «Baby Doc», fue derrocado
por una rebelión popular. La violenta dictadura, ampliamente respaldada por
los países occidentales, reinó durante cerca de 30 años. Estuvo marcada por
un crecimiento exponencial de la deuda. Entre 1957 y 1986, la deuda externa
se multiplicó por 17,5. En el momento de la fuga de Duvalier, representaba
750 millones de dólares. Posteriormente, aumentó, con los intereses y
penalidades a más de 1.884 millones de dólares.[5]
<#126423d0e1ed71ac__ftn5>Esta deuda, lejos de servir a la población,
que siguió empobreciéndose,
estaba destinada a enriquecer al régimen. Por lo tanto es una deuda odiosa.
Una investigación reciente demostró que la fortuna personal de la familia
Duvalier (bien resguardada en cuentas de bancos occidentales) representaba
unos 900 millones de dólares, o sea, una suma mayor que la deuda total del
país en el momento de la fuga de «Baby Doc». Existe un proceso en curso ante
la justicia suiza para la restitución al Estado haitiano de haberes y bienes
mal adquiridos durante la dictadura de los Duvalier. Esos haberes están por
el momento congelados por el banco suizo UBS, que impone unas condiciones
intolerables en cuanto a la restitución de esos
fondos.[6]<#126423d0e1ed71ac__ftn6>Jean Baptiste Aristide,
inicialmente elegido con un gran entusiasmo popular,
fue posteriormente acusado de corrupcion y depuesto. A costa de convertirse
en una marioneta de los Estados Unidos fue restablecido en el poder, solo
para ser finalmente capturado y expulsado por las tropas de dicho pais.
Aristide, desgraciadamente, tampoco fue innmune a la tragica malversacion de
fondos y al endeudamiento establecidos por los Duvalier. Por otro lado,
según el Banco Mundial, entre 1995 y 2001, el servicio de la deuda, es decir
los intereses más la amortización de capital, alcanzó el considerable monto
de 321 millones de dólares.



*Toda la ayuda financiera anunciada en este momento debido al terremoto ya
está comprometida en el pago de la deuda*

* *

Según las últimas estimaciones, más del 80 % de la deuda externa de Haití
está en propiedad del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), cada uno con un 40 %. Bajo su férula, el gobierno aplica los «planes
de ajuste estructural», maquillados como «Documentos Estratégicos para la
Reducción de la Pobreza» (DSRP). A cambio del recomienzo de los préstamos,
se le concedió a Haití algunas anulaciones o alivios de la deuda,
insignificantes pero que dan una imagen de buena voluntad de los acreedores.
La Iniciativa Países Pobres Muy Endeudados (PPME), en la que Haití fue
admitido es una maniobra típica de blanqueo de la deuda odiosa, como fue el
caso con la República Democrática del Congo.[7]
<#126423d0e1ed71ac__ftn7>Así se reemplaza la deuda odiosa por nuevos
préstamos, que se suponen
legítimos. El CADTM considera estos nuevos préstamos como parte de la deuda
odiosa, ya que sirven para pagar esa antigua deuda. Existe, por lo tanto,
una continuidad del delito.



            En 2006, cuando el FMI, el Banco Mundial y el Club de París
aceptaron que Haití entrara en la iniciativa PPME, el stock de la deuda
externa pública total era de 1.337 millones de dólares. En el punto de
culminación de la iniciativa (en junio de 2009), la deuda era de 1.884
millones de dólares. Se decidió una anulación de la deuda de un monto de
1.200 millones de dólares para que «ésta fuera sostenible». Mientras tanto,
los planes de ajuste estructural arrasaban el país, especialmente en el
sector agrícola, cuyos efectos culminaron con la crisis alimentaria de 2008.
La agricultura campesina haitiana sufrió el dumping de los productos
agrícolas estadounidenses. «Las políticas macroeconómicas apoyadas por
Washington, la ONU, el FMI y el Banco Mundial no se preocupan en absoluto de
la necesidad de desarrollo y de la protección del mercado nacional. La única
preocupación de estas políticas es la producción a bajo coste para la
exportación hacia el mercado mundial».[8] <#126423d0e1ed71ac__ftn8> Por
consiguiente, es escandaloso oír que FMI diga que «está listo para ejercer
su función con el apoyo apropiado en los dominios de su
competencia».[9]<#126423d0e1ed71ac__ftn9>



            Como se expresa en el reciente llamamiento internacional, «*Haití
nos llama a la solidaridad y al respeto de la soberanía popular*»: «A lo
largo de los últimos años y junto con muchas organizaciones haitianas, hemos
denunciado la ocupación militar por parte de las tropas de la ONU y los
impactos de la dominación impuesta por medio de la deuda, el libre comercio,
el saqueo de su naturaleza y la invasión de intereses transnacionales. La
condición de vulnerabilidad del país a las tragedias naturales –provocada en
gran medida por la devastación del medio ambiente, por la inexistencia de
infraestructura básica, por el debilitamiento de la capacidad de acción del
estado- no está desconectada de esas acciones, que atentan históricamente
contra la soberanía del pueblo.

»*Es momento de que los gobiernos que forman parte de la MINUSTAH, las
Naciones Unidas y especialmente Francia y Estados Unidos, los gobiernos
hermanos de América Latina, revean esas políticas a contramano de las
necesidades básicas de la población haitiana. Exigimos a esos gobiernos y
organizaciones internacionales sustituir la ocupación militar por una
verdadera misión de solidaridad, así como la urgente anulación de la
ilegítima deuda que hasta el día de hoy se cobra a
Haití.»**[10]*<#126423d0e1ed71ac__ftn10>

            Independientemente de la cuestión de la deuda, se teme que la
ayuda tome la misma forma que la que acompañó al tsunami que devastó, a
fines de diciembre de 2004, varios países de Asia (Sri Lanka, Indonesia,
India y Bangladesh),[11] <#126423d0e1ed71ac__ftn11> o incluso la ayuda
después del ciclón Jeanne en Haití en 2004. Las promesas no se cumplieron y
una gran parte de los fondos sirvieron para enriquecer a las compañías
extranjeras o a las cúpulas locales. Esas «generosas donaciones» provienen
mayoritariamente de los acreedores del país. *En lugar de hacer donaciones,
sería preferible que anularan las deudas que tiene Haití con ellos:
totalmente, sin condiciones e inmediatamente.* ¿Podemos realmente hablar de
donaciones cuando sabemos que la mayor parte de ese dinero servirá para el
pago de la deuda externa o para el desarrollo de «proyectos de desarrollo
nacional», decididos de acuerdo con los intereses de esos mismos acreedores
y de las oligarquías locales? Es evidente que sin esas donaciones inmediatas
sería imposible pedir el reembolso de una deuda cuya mitad, por lo menos,
corresponde a una deuda odiosa. Las grandes conferencias internacionales de
cualquier G8 o G20, ampliado a las IFIS, no harán avanzar en nada el
desarrollo de Haití sino que reconstruirán los instrumentos que les sirven
para establecer sólidamente el control neocolonial del país. Tratarán de
garantizar la continuidad en el reembolso de la deuda, base de la sumisión,
al igual que en recientes iniciativas de alivio de la deuda.

            Por el contrario, para que Haití pueda construirse dignamente,
la soberanía nacional es el desafío fundamental. *Una anulación total e
incondicional de la deuda reclamada a Haití debe ser el primer paso de una
política más general. Un nuevo modelo de desarrollo alternativo a las
políticas de las IFIs y a los acuerdos de partenariado económico (APE
firmado en diciembre de 2008, Acuerdo Hope II, etc.) es necesario y urgente.
Los países más industrializados que sistemáticamente explotaron Haití,
comenzando por Francia y Estados Unidos, deben pagar reparaciones con un
fondo de financiación para la reconstrucción controlada por las
organizaciones populares haitianas.*

* *

*Traducido por Griselda Pinero y Raúl Quiroz*



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[1] <#126423d0e1ed71ac__ftnref1> *Eric Toussaint  *es presidente del CADTM
Bélgica (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo,
www.cadtm.org). Es autor de
*Banco del Sur y Nueva Crisis internacional, * Viejo Topo, Barcelona, Enero
2008; autor de *Banco mundial, el golpe de estado permanente, * Viejo Topo,
Barcelona, Enero 2007; autor de *La Bolsa o la Vida, *CLACSO, Buenos Aires,
2004; Coautor con Damien Millet de* 60 Preguntas/60 respuestas sobre la
Deuda, el FMI y el Banco Mundial*, Icaria/Intermón Oxfam, Barcelona, 2010. *
 Sophie Perchellet *es vice-presidente del CADTM-Francia

[2] <#126423d0e1ed71ac__ftnref2>  Eduardo Galeano, «La maldición
blanca», *Página
12*, Buenos Aires, 4 de abril de 2004.

[3] <#126423d0e1ed71ac__ftnref3>
http://www.haitijustice.com/jsite/images/stories/files/pdfs/Ordonnance_de_Charles_X_de_1825.pdf

[4] <#126423d0e1ed71ac__ftnref4>
http://www.diplomatie.gouv.fr/fr/IMG/pdf/rapport
haiti.pdf <http://www.diplomatie.gouv.fr/fr/IMG/pdf/rapport%20haiti.pdf>

[5] <#126423d0e1ed71ac__ftnref5>
http://www.imf.org/external/pubs/ft/scr/2009/cr09288.pdf  (página 43)

[6] <#126423d0e1ed71ac__ftnref6>
http://www.cadtm.org/Le-CADTM-exige-que-la-restitution



[7] <#126423d0e1ed71ac__ftnref7> Ver la publicación del CADTM, *Pour un
audit de la dette congolaise*, Lieja, 2007, en el sitio
http://www.cadtm.org/spip.php?page=imprimer&id_article=2599

[8] <#126423d0e1ed71ac__ftnref8> Ver
http://www.cadtm.org/Haiti-Le-gouvernement-mene-une

[9] <#126423d0e1ed71ac__ftnref9>
http://www.liberation.fr/monde/0101613508-haiti-l-aide-internationale-se-mobilise-apres-le-seisme

[10] <#126423d0e1ed71ac__ftnref10>
http://www.cadtm.org/Solidaridad-y-respeto-a-la

[11] <#126423d0e1ed71ac__ftnref11> Ver Damien Millet y Eric Toussaint, *Los
Tsunamis de la deuda*, editorial Icaria, Barcelona, 2006



*Haïti : au-delà des effets d’annonce *

* *

*Sophie Perchellet - Eric Toussaint[1] <#126423d0e1ed71ac__ftn1> *

* *



         L’une des plus grandes opérations d’aide de l’histoire risque fort
de ressembler à celle de l’après tsunami de 2004 sauf si un modèle de
reconstruction radicalement différent est adopté. Haïti a été partiellement
détruit suite à un violent séisme de magnitude 7. Chacun y va de sa larme et
les médias, en nous abreuvant d’images apocalyptiques, relayent les annonces
d’aides financières que les généreux Etats vont apporter. On entend qu’il
faut reconstruire Haïti, ce pays où la pauvreté et « la malédiction »
s’abattent. Aujourd’hui donc, on s’intéresse à Haïti. Les commentaires ne
vont pas au-delà du terrible tremblement de terre. On nous rappelle
précipitamment que c’est l’un des pays les plus pauvres de la planète mais
sans nous en expliquer les causes. On nous laisse croire que la pauvreté est
venue comme ça, que c’est un fait irrémédiable : « c’est la malédiction qui
frappe ».



Il est indiscutable que cette nouvelle catastrophe naturelle entraîne des
dégâts matériels et humains tout autant considérables qu’imprévus. Une aide
d’urgence est donc nécessaire et tout le monde est d’accord sur ce point.
Pourtant, la pauvreté et la misère ne trouvent pas leurs sources dans ce
tremblement de terre. Il faut reconstruire le pays parce que celui-ci a été
dépossédé des moyens de se construire. Haïti n’est pas un pays libre ni même
souverain. Au cours des dernières années, ses choix de politique intérieure
ont été réalisés par un gouvernement qui est constamment sous la pression
d’ordres venus de l’extérieur du pays et des manœuvres des élites locales.



Haïti est traditionnellement dénigré et souvent dépeint comme un pays
violent, pauvre et répressif dans le meilleur des cas. Peu de commentaires
rappellent l’indépendance acquise de haute lutte en 1804 contre les armées
françaises de Napoléon. Plutôt que de souligner la démarche humaine et le
combat pour les Droits de l’Homme, la sauvagerie et la violence seront les
caractéristiques assimilées aux Haïtiens. Edouardo Galeano parle de la
« malédiction blanche »: *« A la frontière où finit la République
dominicaine et commence Haïti,  une grande affiche donne un avertissement :
*El mal paso *- Le mauvais passage. De l’autre côté, c’est l’enfer noir.
Sang et faim, misère, pestes[2] <#126423d0e1ed71ac__ftn2>. »*

* *

Il est indispensable de revenir sur la lutte d’émancipation menée par le
peuple haïtien, car en représailles à cette double révolution, à la fois
anti-esclavagiste et anti-coloniale, le pays a hérité de « la rançon
française de l’Indépendance » correspondant à 150 millions de francs or
(soit le budget annuel de la France de l’époque). En 1825, la France décide
que *« Les habitants actuels de la partie française de Saint-Domingue
verseront à la caisse fédérale des dépôts et consignations de France, en
cinq termes égaux, d’année en année, le premier échéant au 31 décembre 1825,
la somme de cent cinquante millions de francs, destinée à dédommager les
anciens colons qui réclameront une indemnité.[3] <#126423d0e1ed71ac__ftn3> »
*

Cela équivaut à environ 21 milliards de dollars d’aujourd’hui. Dès le
départ, Haïti doit payer le prix fort, la dette sera l’instrument
néo-colonial pour entretenir l’accès aux multiples ressources naturelles de
ce pays.



Le paiement de cette rançon est donc l’élément fondateur de l’Etat
haïtien et a débouché sur la constitution d’une dette odieuse. En termes
juridiques, cela signifie qu’elle a été contractée par un régime despotique
et utilisée contre les intérêts des populations. La France puis les
Etats-Unis, dont la zone d’influence s’élargit à Haïti, occupée par les
marines états-uniens dès 1915, en sont pleinement responsables. Alors qu’il
aurait été possible de faire face aux douloureuses responsabilités du passé
en 2004, le rapport de la Commission Régis
Debray[4]<#126423d0e1ed71ac__ftn4>préfère écarter l’idée d’une
restitution de cette somme en prétextant
qu’elle n’est pas « fondée juridiquement » et que cela ouvrirait la « boîte
de Pandore ». Les requêtes du gouvernement haïtien en place sont rejetées
par la France : pas de réparations qui tiennent. La France ne reconnaît pas
non plus son rôle dans l’ignoble cadeau qu’elle fît au dictateur « Baby
Doc » Duvalier en exil en lui offrant le statut de réfugié politique et donc
l’immunité.



Le règne des Duvalier commence avec l’aide des Etats-Unis en 1957 : il
durera jusqu’en 1986, date à laquelle le fils « Baby Doc » est chassé du
pouvoir par une rébellion populaire. La violente dictature largement
soutenue par les pays occidentaux a sévi près de 30 ans. Elle est marquée
par une croissance exponentielle de sa dette. Entre 1957 et 1986, la dette
extérieure a été multipliée par 17,5. Au moment de la fuite de Duvalier,
cela représentait 750 millions de dollars. Ensuite elle monte, avec le jeu
des intérêts et des pénalités, à plus de 1 884 millions de
dollars[5]<#126423d0e1ed71ac__ftn5>.
Cet endettement, loin de servir à la population qui s’est appauvrie, était
destiné à enrichir le régime mis en place : il constitue donc également une
dette odieuse. Une enquête récente a démontré que la fortune personnelle de
la famille Duvalier (bien à l’abri sur les comptes des banques occidentales)
représentait 900 millions de dollars, soit une somme plus élevée que la
dette totale du pays au moment de la fuite de « Baby Doc ». Un procès est en
cours devant la justice suisse pour la restitution à l’Etat haïtien des
avoirs et des biens mal acquis de la dictature Duvalier. Ces avoirs sont
pour l’instant gelés par la banque suisse UBS qui avance des conditions
intolérables quant à la restitution de ces fonds[6]<#126423d0e1ed71ac__ftn6>.
Jean-Baptiste Aristide, élu dans l’enthousiasme populaire puis accusé de
corruption avant d’être rétabli au pouvoir comme marionnette de Washington
et finalement d’en être chassé par l’armée états-unienne, n’est
malheureusement pas innocent en ce qui concerne l’endettement et les
détournements de fonds. Par ailleurs, selon la Banque mondiale, entre 1995
et 2001, le service de la dette, à savoir le capital et les intérêts
remboursés, a atteint la somme considérable de 321 millions de dollars.



Toute l’aide financière annoncée actuellement suite au tremblement de terre
est déjà perdue dans le remboursement de la dette !



Selon les dernières estimations, plus de 80% de la dette extérieure d’Haïti
est détenue par la Banque Mondiale et la Banque interaméricaine de
développement (BID) à hauteur de 40% chacune. Sous leur houlette, le
gouvernement applique les « plans d’ajustement structurel » remaquillés en
« Documents Stratégiques pour la Réduction de la Pauvreté » (DSRP). En
échange de la reprise des prêts, on concède à Haïti quelques annulations ou
allégements de dette insignifiants mais qui donnent une image bienveillante
des créanciers. L’initiative Pays Pauvres Très Endettés (PTTE) dans laquelle
Haïti a été  admise est une manœuvre typique de blanchiment de dette odieuse
comme cela été le cas avec la République démocratique du
Congo[7]<#126423d0e1ed71ac__ftn7>
.  On remplace la dette odieuse par de nouveaux prêts soi-disant légitimes. Le
CADTM considère ces nouveaux prêts comme partie prenante de la dette odieuse
puisqu’ils servent à payer cette antique dette. Il y a continuité du délit.



En 2006, quand le FMI, la Banque mondiale et le Club de Paris acceptèrent
que l’initiative PPTE s’élargisse à Haïti, le stock de la dette publique
extérieure totale était de 1.337 millions de dollars. Au point d’achèvement
de l’initiative (en juin 2009), la dette était de 1.884 millions. Une
annulation de dette d’un montant de 1.200 millions de dollars est décidée
afin de  « rendre la dette soutenable ». Entre temps, les plans d’ajustement
structurel ont fait des ravages, notamment dans le secteur agricole dont les
effets ont culminé lors de la crise alimentaire de 2008. L’agriculture
paysanne haïtienne subit le dumping des produits agricoles étasuniens. « *Les
politiques macro-économiques soutenues par Washington, l’ONU, le FMI et la
Banque mondiale ne se soucient nullement de la nécessité du développement et
de la protection du marché national. La seule préoccupation de ces
politiques est de produire à bas coût pour l’exportation vers le marché
mondial*[8] <#126423d0e1ed71ac__ftn8>». C’est donc scandaleux d’entendre le
FMI dire qu’il « *se tient prêt à jouer son rôle avec le soutien approprié
dans ses domaines de compétence*[9] <#126423d0e1ed71ac__ftn9> ».

Comme le dit le récent appel international « Haïti nous appelle à la
solidarité et au respect de la souveraineté populaire » : « *Au cours des
dernières années et aux côtés de nombreuses organisations haïtiennes, nous
avons dénoncé l’occupation du pays par les troupes de l’ONU et les impacts
de la domination imposée par les mécanismes de la dette, du libre-échange,
du pillage des ressources naturelles et de l’invasion par des intérêts
transnationaux. La vulnérabilité du pays aux catastrophes naturelles – due
en grande partie aux ravages causés à la nature, à l’inexistence
d’infrastructures de base, et à l’affaiblissement de la capacité d’action de
l’Etat – ne devrait pas être considérée comme étant sans lien avec ces
politiques qui ont historiquement sapé la souveraineté du peuple.*

*Il est maintenant temps que les gouvernements qui font partie de la
MINUSTAH, des Nations unies et en particulier la France et les Etats-Unis,
les gouvernements latino-américains, revoient ces politiques qui s’opposent
aux besoins élémentaires de la population haïtienne. Nous exigeons de ces
gouvernements et organisations internationales qu’ils substituent à
l’occupation militaire une véritable mission de solidarité, et qu’ils
agissent pour l’annulation immédiate de la dette qu’Haïti continue de leur
rembourser**. »**[10]* <#126423d0e1ed71ac__ftn10>

Indépendamment de la question de la dette, il est à craindre que l’aide
prenne la même forme que celle qui a accompagné le tsunami qui a frappé, fin
décembre 2004, plusieurs pays d’Asie (Sri Lanka, Indonésie, Inde,
Bangladesh)[11] <#126423d0e1ed71ac__ftn11> ou encore l’après-cyclone Jeanne
en Haïti en 2004. Les promesses n’ont pas été tenues et une grande partie
des fonds ont servi à enrichir des compagnies étrangères ou les élites
locales. Ces « généreux dons » proviennent pour la majorité des créanciers
du pays. *Plutôt que de faire des dons, il serait préférable qu’ils annulent
les dettes d’Haïti à leur égard : totalement, sans conditions et
immédiatement. *Peut-on vraiment parler de don quand on sait que cet argent
servira en majeure partie soit au remboursement de la dette extérieure soit
à l’application de « projets de développement nationaux» décidés selon les
intérêts de ces mêmes créanciers et des élites locales ? Il est évident que,
sans ces dons dans l’immédiat, il ne serait pas possible de faire rembourser
cette dette dont la moitié au moins correspond à une dette odieuse. Les
grandes conférences internationales d’un quelconque G8 ou G20 élargi aux IFI
ne feront pas avancer d’un iota le développement d’Haïti mais reconstruiront
les instruments qui leur servent à asseoir le contrôle néo-colonial du pays.
Il s’agira d’assurer la continuité dans le remboursement, base de la
soumission, tout comme lors des récentes initiatives d’allégement de la
dette.



Au contraire, pour qu’Haïti puisse se construire dignement, la souveraineté
nationale est l’enjeu fondamental. *Une annulation totale et
inconditionnelle de la dette réclamée à Haïti doit donc être le premier pas
vers une démarche plus générale. Un nouveau modèle de développement
alternatif aux politiques des IFI et aux accords de partenariat économique
(APE signé en décembre 2009, Accord Hope II …), est nécessaire et urgent.
Les pays les plus industrialisés qui ont systématiquement exploité Haïti, à
commencer par la France et les Etats-Unis, doivent verser des réparations
dans un fonds de financement de la reconstruction contrôlé par les
organisations populaires haïtiennes. *

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[1] <#126423d0e1ed71ac__ftnref1> Sophie Perchellet est vice-présidente du
Comité pour l’annulation de la dette du tiers monde – France (CADTM France-
www.cadtm.org ) et  Eric Toussaint, président du CADTM Belgique, est
coauteur avec Damien Millet de *La Crise, quelles crises ?, *ADEN,
Bruxelles, 2010

[2] <#126423d0e1ed71ac__ftnref2>
http://www.cadtm.org/Haiti-la-malediction-blanche

[3] <#126423d0e1ed71ac__ftnref3>
http://www.haitijustice.com/jsite/images/stories/files/pdfs/Ordonnance_de_Charles_X_de_1825.pdf

[4] <#126423d0e1ed71ac__ftnref4>
http://www.diplomatie.gouv.fr/fr/IMG/pdf/rapport_haiti.pdf

[5] <#126423d0e1ed71ac__ftnref5>
http://www.imf.org/external/pubs/ft/scr/2009/cr09288.pdf (page 43)

[6] <#126423d0e1ed71ac__ftnref6>
http://www.cadtm.org/Le-CADTM-exige-que-la-restitution

[7] <#126423d0e1ed71ac__ftnref7> Voir la brochure CADTM, *Pour un audit de
la dette congolaise*, Liège, 2007 en ligne :
http://www.cadtm.org/spip.php?page=imprimer&id_article=2599

[8] <#126423d0e1ed71ac__ftnref8> Voir
http://www.cadtm.org/Haiti-Le-gouvernement-mene-une

[9] <#126423d0e1ed71ac__ftnref9>
http://www.liberation.fr/monde/0101613508-haiti-l-aide-internationale-se-mobilise-apres-le-seisme

Les conditions attachées aux prêts du FMI à Haïti sont dans la droite ligne
du Consensus de Washington : augmenter les tarifs d’électricité et refuser
toute augmentation de salaires des fonctionnaires publics.

[10] <#126423d0e1ed71ac__ftnref10>
http://www.cadtm.org/Haiti-nous-appelle-a-la-solidarite

[11] <#126423d0e1ed71ac__ftnref11> Voir Damien Millet et Eric Toussaint, *Les
Tsunamis de la dette*, coédition CADTM-Syllepse, Liège-Paris, 2005.




*Haiti: Grants to repay an odious debt? *

* *

* Eric Toussaint - Sophie Perchellet**[1]* <#126423d0e1ed71ac__ftn1>* *

* *

* *

There is a great risk that one of the largest relief operations in history
will be similar in nature to the tsunami relief efforts in 2004, unless a
radically different approach to a reconstruction model is adopted.  Haiti
was partially destroyed by an earthquake measuring 7 on the Richter scale.
We have all shed tears and the media, as they bombard us with apocalyptic
images, report on financial pledges generous States have made. We know that
Haiti needs to be rebuilt, this country hard-hit by poverty and “its curse”.
Therefore, at the moment, the focus is on Haiti. Comments fail to look
beyond the terrible earthquake. We are told that it is one of the poorest
countries in the world without any explanations provided.  We are led to
believe that poverty just happened, that it is a situation beyond remedy:
“Haiti is an accursed land”.



There is no doubt that this recent natural disaster has lead to considerable
and unforeseeable material and human damage. Emergency aid is therefore
needed and everyone can agree on this point. However, this earthquake was
not the root cause of poverty and squalor. This country needs to be re-built
because it has been stripped of its means to rebuild itself. Haiti is
neither a free nor a sovereign country. In recent years, its domestic policy
choices have been made by a government constantly under pressure by orders
coming from outside the country and by manoeuvres carried out by the local
elites.



At best, Haiti is described as a violent, poor and repressive country. There
are few comments remembering the independence gained in 1804, after a
hard-fought struggle against Napoleon’s French armies. Rather than focusing
on their humane approach and their fight for Human Rights, savagery and
violence are the traits attributed to Haitians. Eduardo Galeano talks about
“the white curse.”

 *“At the border where the Dominican Republic ends and Haiti begins, there
is a large sign with the following warning:  The bad path. On the other
side, it is black hell. Blood and hunger, poverty,
plagues[2]<#126423d0e1ed71ac__ftn2>
.”*

* *



It is therefore necessary to look back at the struggle for emancipation
waged by the Haitian population, because in retaliation against this
double-faceted revolution, both anti-slavery and anti-colonial in nature,
the country inherited the ransom France demanded for independence, amounting
to 150 million francs (that is, France’s annual budget at the time). In
1825, France decided that “*The current inhabitants of the French part of
Santo Domingo will pay into France’s Federal deposit and consignment
offices, the sum of one hundred and fifty million francs, to be paid in five
instalments, year after year, with the first term due 31 December 1825. **The
money will be used to compensate the former colonists who will demand
compensation.*[3] <#126423d0e1ed71ac__ftn3>” That is equivalent to
approximately 21 billion dollars nowadays. From the outset Haiti had to pay
a very high price. Debt became the neo-colonial instrument used to maintain
access to this country’s many natural resources.



The payment of this ransom is therefore the founding element of the Haitian
State. In legal terms, this means that it was contracted by a despotic
regime and this contract was used against the interests of the people. First
France, then the United States, whose sphere of influence expanded to Haiti
from 1915, are entirely responsible for this.

Now, whilst it would have been possible to face up to their painful
responsibilities of the past in 2004, the Régis Debray
Commission[4]<#126423d0e1ed71ac__ftn4>report preferred to scrap the
idea of repaying this sum on the pretext that
it was “legally unfounded” and that this action would open a “Pandora’s
box.” The Haitian government’s request was rejected by France: no
compensation was warranted. Moreover, France does not recognize the role it
played in the shameful present it gave to the dictator in exile “Baby Doc”
Duvalier, by granting him political refugee status and thus, immunity.



The Duvaliers’ rule began with the help of the United States in 1957: it
lasted till 1986, when the son “Baby Doc” was thrown out of power by a
popular uprising. The violent dictatorship, broadly supported by Western
countries, ravaged the country for almost 30 years. It was marked by an
exponential growth in its debt. Between 1957 and 1986, foreign debt had
multiplied by 17.5. At the time Duvalier fled, it amounted to 750 million
dollars. It then rose, through interest and penalties, to over 1,884 million
dollars[5] <#126423d0e1ed71ac__ftn5>. This debt, far from serving the
interests of the impoverished population, was actually aimed at enriching
the ruling regime: it is therefore an odious debt. A recent inquiry reveals
that the Duvalier family’s personal wealth (well protected by their western
bank accounts) amounted to 900 million dollars, or in other words, a greater
sum than the total debt of the country at the time “Baby Doc” fled. A trial
is currently taking place before the Swiss courts for the restitution of
goods and assets to the state of Haiti, embezzled during the Duvalier
dictatorship. For the moment, these assets remain frozen by the Swiss bank
UBS, which has put forward unacceptable conditions for the restitution of
these funds.[6] <#126423d0e1ed71ac__ftn6>. Jean-Baptiste Aristide, by
contrast, was enthusiastically elected, however he was soon accused of
corruption, before being put back in office as a United States puppet and
finally ousted by the US army. So Aristide, unfortunately, is not innocent
in relation to debt and embezzlement of funds. Furthermore, according to the
World Bank, between 1995 and 2001, the debt service, that is to say capital
and the reimbursed interests, had reached the considerable sum of 321
million dollars.



All current financial aid announced following the earthquake is already lost
to the debt repayment!



According to the latest estimates, over 80% of Haiti’s foreign debt is with
the World Bank and the Inter-American Development Bank (IBD) with up to 40%
each. Under their leadership, the government applied “structural adjustment
plans”, now disguised as “Poverty Reduction Strategy Papers” (PRSP). In
exchange for contracting more loans, Haiti has been given some insignificant
amount of debt relief or cancellations, which cast the creditors in a
positive light. The Highly Indebted Poor Countries initiative (HIPC), for
which Haiti was accepted, is a typical odious-debt laundering manoeuvre, as
was the case with the Democratic Republic of Congo[7]<#126423d0e1ed71ac__ftn7>
.  Odious debt is replaced by new so-called legitimate loans. CADTM views
these new loans as a key part of odious debt as they are used to pay off the
old debt. The offence continues to be committed.



In 2006, when the IMF, the World Bank and the Paris Club accepted that the
HIPC initiative include Haiti, the whole stock of public foreign debt
totalled 1,337 million dollars. At the time of completion of the initiative
(in June 2009), the debt totalled 1,884 million. The cancellation of a debt
totalling 1,200 million dollars was decided so as to “make the debt
bearable”. Meanwhile, the structural adjustment plans wreaked havoc,
especially in the agricultural sector, the effects of which reached its peak
at the time of the 2008 food crisis. Haitian peasant farming suffered from
US agricultural goods dumping. “*The macro-economic policies supported by
Washington, the UN, the IMF and the World Bank do not concern themselves at
all with the need to develop and protect domestic markets. The only concern
of their policies is to produce at the lowest price for exportation on the
global markets.*[8] <#126423d0e1ed71ac__ftn8>” It is therefore a scandal to
hear the IMF say that they are, *“ready to play their role with the
appropriate support in these areas of competence.*[9]<#126423d0e1ed71ac__ftn9>”




As stated in the recent international appeal, “Haiti calls for solidarity
and the respect for the sovereignty of the people”: “ Together with many
Haitian organizations, over recent years we have denounced the military
occupation of the country by United Nations (UN) troops and the impacts of
the domination imposed via the mechanisms of debt, free trade, the looting
of its natural habitat and the invasion of transnational interests. The
vulnerability of the country to natural tragedies – provoked to a large
extent by the environmental devastation, the non-existence of basic
infrastructure, and the systematic weakening of the state’s capacity to act
- should not be seen as something disconnected from these policies, which
have historically undermined the sovereignty of the people.* *

*Now is the time for the governments that form part of the MINUSTAH, the UN
and in particular France and the United States, the governments of Latin
America, to revise this action that is contrary to the basic needs of the
Haitian people. We demand of those governments and international
organizations that they substitute the military occupation with a true
mission of solidarity, and that they take action to ensure the urgent
cancellation of the debt that is still being collected of
Haiti.**”**[10]*<#126423d0e1ed71ac__ftn10>

Irrespective of the debt issue, it is feared that the aid will take the same
form as that provided after the tsunami hit several Asian countries at the
end of December 2004 (Sri Lanka, Indonesia, India, Bangladesh) or after
cyclone Jeanne hit Haiti in 2004. Promises were not kept and a large part of
the funds were used to line the pockets of foreign or local elites. The
majority of these “generous donations” came from the creditor
countries. *Rather
than giving donations, it would be preferable that they cancel Haiti’s debt:
totally, unconditionally and immediately.*  Can we really speak of donations
when we know that this most of this money will either be used to repay
foreign debt or to implement “national development projects” decided on the
basis of the interests of these creditors or local elites? It is clear that
without these immediate donations, it will not be possible to secure
repayment of this debt, at least half of which corresponds to odious debt.
The major international conferences, whether G8 or G20 expanded to include
IFIs, will not produce any progress whatsoever in terms of Haiti’s
development rather, they will rebuild instruments to help them secure
neo-colonial control of the country. The purpose is ensuring that debt
repayments continue, the basis for submission, as has been the case since
the recent debt relief initiatives.

On the contrary, in order for Haiti to rebuild itself in dignity, national
sovereignty is the fundamental issue. *A total and unconditional debt
cancellation for Haiti must be the first step towards a more general course
of action. A new alternative development model to the IFIs and the Economic
Partnership Agreements (EPA signed in December 2009, the Hope II Accord…),
is necessary and urgent. The most industrialized countries, which have
systematically exploited Haiti, beginning with France and the United States,
must pay compensation towards a fund aimed at financing the reconstruction
of the country, controlled by the Haitian people’s organizations.*

* *

*Translated by Francesca Denley in collaboration with Marie Lagatta.*



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[1] <#126423d0e1ed71ac__ftnref1> *Eric Toussaint, *president of CADTM
Belgium (Committee for the Abolition of Third World Debt, www.cadtm.org ).
He is the author of *Bank of the South. An Alternative to the IMF-World Bank
**, VAK, Mumbai, India, 2007*; *The World Bank, A Critical Primer, *Pluto
Press, Between The Lines, David Philip, London-Toronto-Cape Town 2008; *Y**our
Money or Your Life, The Tyranny of Global Finance,* Haymarket, Chicago,
2005. *Sophie Perchellet *is vice-president of CADTM France.

[2] <#126423d0e1ed71ac__ftnref2>
http://www.cadtm.org/Haiti-la-malediction-blanche

[3] <#126423d0e1ed71ac__ftnref3>
http://www.haitijustice.com/jsite/images/stories/files/pdfs/Ordonnance_de_Charles_X_de_1825.pdf

[4] <#126423d0e1ed71ac__ftnref4>
http://www.diplomatie.gouv.fr/fr/IMG/pdf/rapport_haiti.pdf

[5] <#126423d0e1ed71ac__ftnref5>
http://www.imf.org/external/pubs/ft/scr/2009/cr09288.pdf (page 43)

[6] <#126423d0e1ed71ac__ftnref6>
http://www.cadtm.org/Le-CADTM-exige-que-la-restitution

[7] <#126423d0e1ed71ac__ftnref7> See the CADTM magazine, In* favour of an
audit of Congolese debt*, Liège, 2007 online:
http://www.cadtm.org/spip.php?page=imprimer&id_article=2599

[8] <#126423d0e1ed71ac__ftnref8> See
http://www.cadtm.org/Haiti-Le-gouvernement-mene-une

[9] <#126423d0e1ed71ac__ftnref9>
http://www.liberation.fr/monde/0101613508-haiti-l-aide-internationale-se-mobilise-apres-le-seisme

[10] <#126423d0e1ed71ac__ftnref10>
http://www.cadtm.org/Solidarity-and-respect-for-Popular

Eric Toussaintwww.cadtm.org
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