[Territori_energia_resistencia] FW: [comunicacion] Alerta nuclear en Japón 2

Quim Pérez quim_perez a hotmail.com
dll mar 14 09:31:41 CET 2011


全てのサポートとの連帯を日本の人々に
    Alerta nuclear en Japón
    
      La central de Fukushima sufre una nueva explosión, en Onagawa
        se ha detectado un elevado nivel de radiactividad y Tokai tiene
        problemas en su sistema de refrigeración. 

      
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        http://www.ecologistasenaccion.org/article20037.html

      
    
    
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              nucleares

            
      
    
    ---

    
    La peor tragedia desde Hiroshima
    El primer ministro afirma que el país vive su crisis más grave
      en casi siete décadas - El estado de emergencia atómica se
      extiende a la central nuclear de Tokai 
    
      GEORGINA HIGUERAS (ENVIADA ESPECIAL) -
          Niigata - 14/03/2011 EL PAIS
    
    La tragedia que vive Japón desde el pasado viernes se agrava con
      el transcurso de las horas, conforme la alarma nuclear se extiende
      por el país. El primer ministro, Naoto Kan, se dirigió ayer por
      televisión a la nación para hacer un dramático llamamiento a la
      unidad de sus 120 millones de ciudadanos. Kan reconoció que la
      suma del terremoto, el tsunami y el peligro nuclear ha desatado
      "la peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial".
    
      
        Cinco millones de japoneses están sin electricidad
              desde el viernes
      
      
        La refrigeración de la planta de Tokai, que tuvo
              problemas en 1999, no funciona
      
    
    El Gobierno japonés luchaba ayer sin tregua por impedir una
      rotura del sarcófago de acero que contiene el reactor número 2 de
      una de las plantas de Fukushima, después de que el sábado saltara
      por los aires el edificio que guardaba el sarcófago del reactor
      número 1. El único país que ha sufrido dos explosiones atómicas
      -en Hiroshima y Nagasaki, en 1945- se aterrorizaba ante la amenaza
      de un accidente nuclear similar al ocurrido en Chernóbil en 1986.
    La maldición atómica se extendía de una planta a otra y de una
      ciudad a otra de la devastada costa noreste. Durante la tarde se
      anunció que también había sido declarado el estado de emergencia
      en la central de Onagawa, aunque las autoridades japonesas
      comunicaron anoche al Organismo Internacional para la Energía
      Atómica (OIEA) que los niveles de radiación habían vuelto a la
      normalidad. Entrada la madrugada de hoy (ocho horas menos en la
      España peninsular), se paralizaba el sistema de refrigeración de
      la central de Tokai, situada solo a 120 kilómetros al norte de
      Tokio. Esa planta ya sufrió un grave accidente en 1999.
    "La posibilidad de superar esta crisis está en cada uno de
      nosotros. Creo firmemente que lo conseguiremos si nos unimos",
      dijo el primer ministro al informar a la población de que a partir
      de hoy se tomarán medidas muy drásticas que afectarán a todos,
      como cortes rotativos de la electricidad de tres horas de
      duración. Kan aseguró que no hay otra alternativa porque el cierre
      de las dos centrales de Fukushima, el de Onagawa y el de Tokai ha
      frenado drásticamente la producción eléctrica. El primer ministro
      admitió hoy que la planta de Fukushima I, donde el nivel de
      radiación superó esta mañana (madrugada en España) el límite
      legal, sigue en un estado "alarmante".
    El seísmo desconectó automáticamente esas cuatro centrales y,
      como sucedió ayer en Tokai, inutilizó el sistema de refrigeración
      de dos reactores de Fukushima. Sin refrigeración, la temperatura
      en el interior de esos reactores ha seguido aumentando pese a
      estar parados. El Gobierno japonés considera posible que se esté
      fundiendo el núcleo de los reactores, pero su gran preocupación no
      es esa, sino evitar la rotura del sarcófago que contiene el
      reactor, como pasó en Chernóbil (Ucrania). De ahí la decisión de
      refrigerar los reactores inyectándoles agua de mar, lo que
      facilita el enfriamiento, aunque "muy posiblemente" los inutilice
      para siempre.
    De momento, no hay ninguna grieta en los sarcófagos, ni siquiera
      en el del reactor número 1, pese a la explosión del sábado. La
      causa de esta fue el contacto del oxígeno con el hidrógeno
      acumulado en el techo del edificio que guardaba el sarcófago, y
      esa acumulación procedía de que al inyectarse agua marina se
      genera vapor y es necesario abrir las válvulas de hidrógeno.
      Después de las amargas horas del sábado, en las que llegó a
      temerse que se rompiera el sarcófago, el domingo volvieron a
      saltar las alarmas al comprobar que la temperatura del reactor
      número 2 seguía subiendo pese a los intentos de bajarla o
      estabilizarla con agua marina.
    Naoto Kan, cuya popularidad apenas llega al 20%, señaló que el
      terremoto y sus graves consecuencias se cebarán en la economía
      japonesa, que vive desde hace dos décadas en crisis permanente.
      Según el primer ministro, tendrá un coste de ocho puntos del PIB.
    En Niigata, a 150 kilómetros al oeste de Fukushima, muchas
      personas se hacen eco de las críticas al Gobierno de los medios de
      comunicación, incluidos los grandes periódicos Ashahi y Yomiuri,
      por la escasez de información y la lentitud con que ha comenzado a
      explicar la gravedad de la crisis que amenaza el país.
    El malestar era también evidente en la comunidad diplomática, lo
      que llevó al Ministerio de Exteriores a reunirse en la mañana de
      ayer con todos los embajadores acreditados en Tokio para
      explicarles la situación que atraviesa el país tras el terremoto
      del pasado viernes y, en especial, las medidas que se están
      adoptando para impedir la fuga masiva de radiactividad tras
      estropearse los sistemas de refrigeración de alguno de los
      reactores nucleares por el seísmo. "El Gobierno ha hecho hincapié
      en que su prioridad es la seguridad", indicó el embajador de
      España, Miguel Ángel Navarro, uno de los asistentes a la reunión.
    El director de Asuntos Energéticos explicó que la obsesión actual
      del Gobierno es "neutralizar los reactores con la refrigeración de
      agua marina", lo que tal vez sea suficiente para impedir un
      accidente en estos días críticos en que la temperatura interior
      sigue aumentando y, aunque no ha alcanzado el nivel crítico, ya
      supera los 800 grados centígrados.
    Hasta ahora, sin embargo, ningún responsable de las dos plantas
      atómicas, propiedad de la Compañía de Electricidad de Tokio, ha
      explicado cómo ha sido posible que los sistemas de refrigeración
      de los cinco reactores hayan fallado.
    Más de cinco millones de japoneses siguen sin electricidad desde
      el viernes y muchos de ellos también sin agua. Naoto Kan reconoció
      que "fue muy difícil" adoptar la decisión, pero indicó que la
      única forma posible para que a todos vuelva a llegar la
      electricidad es el reparto.
    Las consecuencias del terremoto parecen cada día más horrendas.
      Hasta el momento no se han contabilizado las víctimas mortales,
      pero algunas fuentes policiales citadas por la prensa japonesa
      señalan que podría haber más de 10.000 muertos. Los daños
      económicos tampoco se han evaluado, pero hay grandes
      infraestructuras dañadas, cientos de miles de hogares anegados o
      desaparecidos y un sinfín de comercios e industrias destrozados.
    El Gobierno destinó ayer 100.000 soldados a las labores de
      rescate y apoyo a los cientos de miles de desplazados. De ellos,
      unos 10.000, vestidos con trajes antirradiación, protegen la zona
      de exclusión de 20 kilómetros a la redonda declarada el sábado en
      torno a la central de Fukushima.
    Japón sigue pendiente del riesgo de fusión del núcleo de
      Fukushima
    Los expertos creen que el paso de las horas aleja el espectro de
      otro Chernóbil - El sector asume que el accidente será
      reclasificado como de mayor gravedad 
    
      RAFAEL MÉNDEZ - Madrid - 14/03/2011
        EL PAIS
    
    La central nuclear de Fukushima I cumplió ayer su segundo día de
      emergencia nuclear y eso, según los expertos, es lo mejor que le
      podía pasar. Las autoridades japonesas lucharon durante todo el
      día por evitar que dos de sus reactores cediesen. Lo hicieron
      mediante una drástica refrigeración con agua de mar y con vertidos
      radiactivos al exterior. Y aunque los indicios apuntaban a una
      deformación de las vainas de combustible -paso previo a la fusión
      del núcleo-, todos los expertos consultados coincidieron en que
      cada hora que la central seguía en pie la probabilidad de un nuevo
      Chernóbil quedaba más lejos. Así lo resumió el catedrático de
      ingeniería nuclear Javier Dies: "La situación es muy preocupante
      pero el tiempo juega a nuestro favor, porque la central tiende a
      enfriarse. Si aguanta tres o cuatro días la situación estará
      superada".
    
    
    El Gobierno japonés admitió ayer que una fusión del núcleo en los
      dos reactores afectados de la central era algo posible. Fukushima
      I -a 240 kilómetros al norte de Tokio- tiene seis reactores, el
      más antiguo de los cuales abrió en 1971.
    Cuando una nuclear tiene problemas de refrigeración y la
      temperatura se descontrola, el uranio que utilizan como
      combustible y los elementos metálicos que lo sustentan se pueden
      llegar a fundir para formar en un magma radiactivo. Eso ocurrió en
      Harrisburg (Estados Unidos) en 1979, el claro precedente de
      Fukushima.
    Si la fusión del núcleo había llegado a darse o no fue objeto de
      discusión y de informaciones contradictorias. "Es muy difícil
      diagnosticar en estas circunstancias la situación del núcleo.
      Parece que ha empezado a haber deformaciones", explicó María
      Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear, el lobby que agrupa
      a las nucleares españolas.
    A partir de 2.000 grados de temperatura, las vainas metálicas de
      cuatro metros de alto y en cuyo interior están las pastillas de
      uranio comienzan a combarse y ese es el inicio de la fusión. La
      agencia de noticias Kyodo sí afirmó que se habían fundido al menos
      parcialmente los núcleos de los dos reactores afectados. El
      reactor 1 estaría en ese estado desde el sábado y el 3 habría
      comenzado la fusión ayer, según fuentes citadas por Kyodo.
    Los expertos consultados insistieron en que, llegado este punto
      de grave accidente nuclear, no era lo más relevante si se había
      fundido o no, sino si aguantarían las barreras de seguridad
      alrededor del núcleo. El ingeniero industrial y experto nuclear
      Antoni Tahull señaló que "si se ha iniciado el proceso de fusión
      metálica se crea un magma activo de uranio y de metal que debe
      quedar dentro de la contención. En Chernóbil no había contención".
    El trabajo siguió como en el día anterior. Para bajar la
      temperatura, refrigeración de emergencia con agua de mar, prueba
      de lo desesperado de la situación, ya que el uso de agua salada
      descarta el uso de la central en el futuro. Y para reducir la
      presión en el interior de la contención, las autoridades
      mantuvieron -como mal menor- la emisión al exterior de gases
      radiactivos de los dos reactores. A las 08.33 de ayer (medianoche
      del sábado) la radiación medida fuera de la central fue de 1.204
      microsievert -según el portavoz del Gobierno japonés, Yukio
      Edano-, cuando la natural en esa zona es de 0,07.
    El accidente ha sido calificado inicialmente como nivel 4 en la
      escala internacional de sucesos atómicos, que va de 0 a 7. El
      nivel 4 es "accidente con consecuencias de alcance local". Pero el
      sector considera probable que la calificación sea revisada al
      alza. "Un Chernóbil parece descartado, pero está dentro de lo
      posible que suba a nivel 5 o 6", declaró Tahull. Harrisburg fue un
      nivel 5 -"accidente con consecuencias de mayor alcance"- y
      Chernóbil un 7 -"accidente grave"-. Es frecuente que los
      incidentes se clasifiquen inicialmente de forma conservadora y,
      con los detalles, se eleve su gravedad. La propia presidenta del
      Foro Nuclear admitió que el incidente podía acabar reclasificado
      como más grave aún. "Nivel 4 es lo mínimo. Si se revisa será al
      alza. Menos no lo veo".
    Si el incidente recibe una categoría mayor, el golpe para la
      industria nuclear en el mundo sería mucho peor. Harrisburg paró
      durante tres décadas el programa nuclear en EE UU, y los
      ecologistas y los contrarios a la energía nuclear van a utilizar
      Fukushima como prueba de que es imposible generar suficientes
      barreras de seguridad ante una tecnología con un potencial tan
      destructivo. Los ingenieros del sector -generalmente defensores de
      la nuclear y por tanto mucho menos críticos que los ecologistas
      con la energía atómica- insisten en la dura prueba que supuso para
      las centrales un terremoto de magnitud nueve seguido de un
      tsunami.
    Tahull recuerda cómo Japón optó por la energía nuclear pese a
      estar en la zona más sísmica del planeta: "California y Japón
      debatieron mucho si debían tener nucleares con tantos terremotos.
      Japón asumió el riesgo y nadie les puede enseñar nada sobre cómo
      se construyen las centrales". Para la tercera economía del mundo,
      con una gran densidad de población y sin petróleo ni carbón, la
      opción nuclear fue considerada como un camino casi inevitable. En
      2010 produjo el 29% de la electricidad del país. Ayer, después de
      que 11 de sus 54 reactores pararan por el terremoto, Japón anunció
      apagones selectivos.
    

    Problemas en cadena
    
      - Viernes, 11 de marzo. A las 6.46 (hora peninsular española),
        un terremoto de 8,9 en la escala de Richter sacude la costa
        japonesa.
      - Como medida de seguridad, los reactores de las centrales de
        Fukushima, Onagawa y Tokai se paran. Esto quiere decir que dejan
        de producir energía, pero en su interior continúan los procesos
        radiactivos, por lo que hay que seguir refrigerando sus núcleos.
      - Un fallo eléctrico debido a la ola causada por el tsunami
        deja sin refrigeración a la central de Fukushima. El sistema
      de generación diésel de emergencia comienza a enfriar la
        planta.
      - Aproximadamente una hora después, el tsunami inutiliza los
        generadores diésel.
      - 16.00. Japón declara la emergencia nuclear.
      - Sábado 12 de marzo. A la una de la madrugada, las autoridades
        japonesas comunican al Organismo Internacional para la Energía
        Atómica (OIEA) que se disponen a liberar parte de los vapores
        concentrados en la nuclear de Fukushima, por lo que van a
        evacuar a la población en un radio de tres kilómetros.
      - A las 7.36 las cámaras de televisión registran una gran
        explosión en la central de Fukushima. La estructura externa del
        reactor 1 se derrumba (la central tiene tres).
      - A las ocho, los dueños de la fábrica comunican la explosión a
        las autoridades, y estas lo hacen al OIEA. También aumentan el
        radio de la evacuación hasta los 20 kilómetros, y anuncian que
        van a distribuir yodo entre la población para prevenir
        afecciones en el tiroides.
      - A las doce se confirma el derrumbe, pero se notifica que la
        cámara que alberga al núcleo de la central, con el material
        radiactivo, no ha sido dañada.
      - Ante el aumento de la temperatura en el núcleo de la central,
        la compañía Tepco, dueña de la central, empieza a bombear agua
        del mar mezclada con boro hasta el reactor. El objetivo es
        doble: disminuir la temperatura y tratar de capturar las
        partículas radiactivas. La empresa anuncia que hay emanaciones
        con cesio y yodo radiactivos. La dosis (un microsievert) es la
        aceptable para una persona un año.
      - 13 de marzo. Las autoridades japonesas informan de que ha
        habido cuatro trabajadores heridos en la explosión de la
        central, y otros tres en otros accidentes.
      - Se declara la alerta en la central de Oganawa, a unos 100
        kilómetros de Fukushima. Aunque se teme que haya habido una
        nueva fuga, esta hipótesis se descarta y se achaca el aumento de
        radiactividad a la llegada hasta la planta de parte del gas
        liberado en Fukushima.
      - Otra central, la de Tokai, anuncia que tiene problemas con el
        sistema de refrigeración de su reactor.

      
      Crece el frente atómico: otras dos plantas en alerta
      La radiactividad subió en Onagawa y Tokai anuncia fallos de
        refrigeración 
      
        E. DE B. - Madrid - 14/03/2011 EL
          PAIS
      
      El frente atómico no se quedó en Fukushima. En la tarde de
        ayer, la central de Tokai (al sur de Fukushima y a solo 120
        kilómetros de Tokio) anunció que también tenía problemas de
        refrigeración en su reactor número dos. "Una bomba de agua
        alimentada por un generador diésel se paró por el tsunami",
        declaró a France Presse un portavoz de la eléctrica dueña de la
        nuclear, Atomic Power Company. Aun así, siempre según la
        empresa, estaban consiguiendo reducir de forma constante la
        temperatura del reactor.
      
      
      Un nuevo frente de preocupación se abrió para las autoridades
        japonesas cuando se detectaron aumentos de los niveles de
        radiactividad en otra central nuclear, la de Oganawa, 70
        kilómetros al norte de Sendai. Pero las autoridades descartan
        que se deba a que haya problemas en la planta, y creen que el
        aumento en 700 veces de las emisiones medidas se debe a la
        llegada de partículas liberadas por Fukushima, que está a unos
        100 kilómetros. A las 22.00 (hora peninsular), Tokio comunicó al
        Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) que los
        niveles habían retornado a la normalidad.
      Para entender la magnitud de la radiación medida hay que tener
        en cuenta que lo normal es que las emisiones radiactivas de una
        central sean prácticamente nulas, con lo que un ligero
        incremento da la escandalosa cifra de que han aumentado
        centenares de veces.
      También es lógico que sean los exteriores de una central los
        que registren antes la más pequeña variación en la radiactividad
        de la zona, ya que cuenta con sistemas destinados
        específicamente a detectar cualquier posible fuga. La diferencia
        en este caso es que ha medido un aumento de la actividad que
        tiene una fuente externa. Aun así, y para estar seguros de que
        no hay riesgo, la central ha decretado un nivel de alerta 1, el
        más bajo en la escala.
      "La alerta se ha declarado como consecuencia de lecturas de
        radioactividad por encima de los niveles permitidos en el área
        que rodea a la planta. Las autoridades japonesas están
        investigando la fuente de la radiación", ha dicho el OIEA en un
        comunicado.
      La Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear de Japón ha
        descartado que haya problemas en los tres reactores de la
        planta, y afirma que el proceso de enfriamiento de sus núcleos
        se está desarrollando de acuerdo con lo previsto, y que no
        espera que surjan problemas.

      
      Encerrados en casa y pensando en huir al sur
      Un grupo de personas cuenta cómo vive la alerta nuclear -
        Muchos intentan viajar hacia Osaka para alejarse de las
        centrales siniestradas 
      
        ANDRÉS S. BRAUN - Madrid - 14/03/2011
          EL PAIS
      
      Un grupo de personas cuenta cómo están viviendo las horas
        posteriores al terremoto. Algunos se plantean abandonar Japón,
        otros tratan aún de regresar a su casa y la mayoría mira la
        televisión y las webs de noticias para evaluar cuál es el
        peligro real, mientras ven cómo en los supermercados escasea la
        comida y se raciona la gasolina.
      
      
      AMIR GARCÍA "Necesito alejarme de las
        centrales"
      "Por favor, intente ponerse en contacto con mi abuelo y dígale
        que me llame cuando pueda para que me eche una mano. Quizás
        tenga que gastar en trenes para escapar a Osaka", reza el
        mensaje de correo electrónico de García recibido ayer por este
        diario. Su abuelo, Arturo García, finalmente logró ponerse en
        contacto con él por la tarde e ingresar dinero en su cuenta
        corriente para que pueda tomar los trenes -muy caros en Japón-
        que necesite para salir de la localidad de Toride, donde lleva
        dos días durmiendo en un colegio.
      La ciudad está en la prefectura de Ibaraki, a unos 200
        kilómetros al sur de la central nuclear Fukushima I y a apenas
        60 de la de Tokai, cuyos sistemas de refrigeración han empezado
        también a fallar. Desde el viernes, García no ha podido volver a
        su casa en Iwama, 45 kilómetros más al norte de la prefectura,
        porque no circulan trenes en esa dirección. "Ahora tengo que
        salir de aquí, quiero alejarme lo más posible de las centrales",
        cuenta muy preocupado este vigués cuando logramos contactar con
        él más tarde por teléfono. Hoy, lunes, espera poder estar ya en
        Tokio y de ahí intentar coger el shinkansen (tren bala) a la
        región de Kansai, donde están las ciudades de Kioto, Osaka y
        Kobe. "Tengo varios amigos en la zona que se han ofrecido a
        acogerme", explica. Teme que se repitan más terremotos fuertes.
        "Tengo en la cabeza metido el pitido del kinkyu, la alarma para
        terremotos que suena segundos antes de que se produzca el
        temblor. He perdido la cuenta de las veces que la he escuchado
        desde el viernes".
      YUKO MIYAI Y LINH TRONH "Si la situación
        empeora, nos vamos a París"
      "Estamos algo preocupados, viendo la televisión", cuenta Tronh,
        francés de origen vietnamita, desde la casa que comparte en el
        distrito tokiota de Shinagawa desde hace año y medio con su
        novia. Ayer, domingo, no salieron del apartamento, y en todo
        momento han estado pendientes de las informaciones que va dando
        la televisión japonesa sobre lo que está pasando en las
        centrales de Fukushima y Tokai, esta última a unos 150
        kilómetros al norte de Tokio. "Ahora mismo no podemos hacer
        nada. Pero si la situación se pone crítica estamos barajando
        coger un avión a París, donde vive mi familia", añade, pese a
        que el Ministerio de Asuntos Exteriores francés ha recomendado a
        sus ciudadanos que no abandonen Japón todavía. En cambio sí ha
        instado a salir de la región de Kanto, donde está Tokio.
      AI YAMAMOTO "Me planteo ir a trabajar"
      "Estamos toda la familia en nuestra casa de Nakano [un distrito
        al noroeste de Tokio], siguiendo la televisión e Internet",
        cuenta por teléfono Yamamoto. La única que salió a la calle el
        domingo fue su madre. Caminó al supermercado para comprar
        comida. "Pero me ha dicho que no queda mucho. La gente está
        comprando bastante comida y los camiones que reponen productos
        no están llegando a los comercios", matiza. Dice que en Tokio
        todo el mundo está intentando hacer vida normal dentro de lo
        posible. "Hoy hemos cenado todos juntos pescado asado, como
        cualquier otra noche. Y yo me estoy planteando ir el lunes a
        Kachidoki, en pleno centro de Tokio, donde trabajo, si no pasa
        nada".
      MEGUMI KATAYAMA Y MARÍA CASTELLANO "No sabemos
        qué información creer"
      A estas dos amigas les pilló el terremoto del viernes en el
        distrito tokiota de Shinagawa. Caminaron unos 10 kilómetros
        durante seis horas hasta la residencia en la que vive
        Castellano, en el barrio de Sendagaya. Aunque Katayama vive en
        Yokohama, a media hora en tren de Tokio, no han querido
        separarse desde entonces. "No sabemos qué información creernos.
        La televisión dice que todo va bien, pero no sabemos si lo hacen
        para evitar un estallido de pánico. Los medios extranjeros en
        Internet se muestran más alarmistas en cuanto al estado de las
        plantas atómicas y también nos están llegando e-mails diciendo
        que la situación es mucho peor de lo que se cree", cuenta
        Castellano, una madrileña que llegó hace tres meses a Japón con
        un visado para estudiar el idioma.
      "Una amiga alemana está ya en el aeropuerto, intentando volar
        de vuelta a Europa", añade. Katayama y Castellano están muy
        preocupadas y han tomado ya la decisión de coger hoy lunes el
        tren bala a Osaka. No conocen a nadie ahí y aún no saben dónde
        se alojarán. "Tampoco sabemos a qué hora saldremos, porque mi
        hermana y mi madre están en Utsunomiya [en la prefectura de
        Tochigi, 150 kilómetros al sur de las centrales de Fukushima y
        50 al oeste de Tokai] y ellas dicen que de momento no quieren
        moverse. Hablaré con ellas por la mañana", dice Katayama. De
        momento han logrado comprar algo de comida. "Agua embotellada no
        tenemos mucha, porque no queda en las tiendas. Hemos tenido que
        comprar ocho litros de bebidas isotónicas", revela en tono
        cansado Castellano.
      ALBERTO GARCÍA Y YUKIKO GARCÍA "Quizá
        necesitemos la gasolina para huir"
      "Ahora mismo estamos toda la familia en casa discutiendo la
        situación", cuenta García, un músico tinerfeño casado con una
        tokiota desde el verano pasado. "Yo estoy pensando en la
        posibilidad de dirigirnos al sur, aunque mi mujer y mi suegro
        creen que aún es pronto para tomar una decisión", señala. Al
        margen del nerviosismo que se vive debido a la situación de las
        nucleares y de los cortes de luz, dice que por lo demás la
        situación en Tokio está bastante normalizada. "La gente está
        saliendo a cenar a restaurantes para distraerse", cuenta García
        desde su casa tokiota en Shinagawa, mientras por la otra línea
        intenta tranquilizar a sus familiares en España. "Mi mujer,
        Yukiko, tiene que coger mañana el coche para ir a trabajar. Pero
        estamos pendientes de lo que pase hoy porque como están
        racionando la gasolina, no queremos gastar la que tenemos en el
        depósito en caso de que tengamos que salir de Tokio".
      JOSÉ CONTRERAS Y RIKA ENDO "No queda agua,
        leche, pan, arroz ni fideos"
      "Llevamos casi todo el día pegados a la tele", detalla Endo
        desde su apartamento de Yotsuya, en Tokio, donde ahora se
        encuentra en compañía de su novio barcelonés. Ambos han llevado
        el casco puesto en casa dos días por miedo a las réplicas. "Por
        la tarde ya no podíamos más y hemos salido a dar una vuelta por
        el barrio de Shinjuku para airearnos un poco". Aunque los
        tokiotas tratan de aparentar normalidad, "en los combinis
      [las tiendas de 24 horas que están en casi cada esquina de las
        urbes niponas] no queda agua, leche, arroz, pan ni fideos
        instantáneos. Son tiendas donde se puede comprar de todo, desde
        comida hasta ropa interior, y verlas tan vacías no resulta nada
        tranquilizador", añade. Explica que hay muchas colas en los
        cajeros y oficinas postales, donde la mayoría de los japoneses
        tiene sus ahorros. En Bic Camera, una de las famosas tiendas que
        venden dispositivos electrónicos, han dispuesto una sección
        llamada "Útiles para emergencias", donde venden baterías,
        cascos, mantas y hasta un eje con ruedas para colocar en las
        maletas sin rodamientos.

      
      La alarma en las centrales japonesas enciende el debate
        nuclear en Europa
      Bruselas convoca una reunión para analizar las lecciones del
        accidente nipón 
      
        R. M. DE RITUERTO / J. GÓMEZ - Bruselas
            / Berlín - 14/03/2011 EL PAIS
      
      El debate nuclear, nunca dormido del todo en Europa, se reabre
        ahora desde que se conoció la amenaza de las centrales nucleares
        de Japón, como la de Fukushima. Las plantas atómicas producen
        alrededor del 15% de la energía consumida en la Unión Europea.
        Por ello Bruselas ha convocado una reunión urgente de
        responsables de la seguridad nuclear en la Unión junto a
        fabricantes y operadores de centrales, "para evaluar las
        consecuencias del accidente de Fukushima y tomar nota de las
        lecciones aprendidas".
      
         
         
      
      En Alemania se convocaron ayer en todo el país diversas marchas y
      concentraciones de protesta contra la política atómica del
      Gobierno de centro-derecha de Angela Merkel, que a finales de 2010
      aplazó el cierre de las 17 centrales nucleares alemanas durante
      una media de 12 años. En 2002, el excanciller socialdemócrata
      Gerhard Schröder, que gobernaba junto a Los Verdes, aprobó la
      desconexión de todas las centrales atómicas en 2021. Tanto la
      Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller como sus socios de
      Gobierno del Partido Liberal (FDP) podrían pagar el polémico
      aplazamiento del "apagón nuclear" en las tres elecciones
      regionales que se celebran este mes de marzo en Alemania.
      La posible pérdida del land de Baden-Württemberg, feudo
        democristiano y tradicional base política de los liberales,
        supondría un desastre político para Merkel y para su
        vicecanciller, el liberal Guido Westerwelle. Antes del desastre
        de Japón, las encuestas daban un empate entre el actual Gobierno
        regional de centro-derecha y el tándem SPD-Verdes.
      Stefan Mappus, primer ministro del próspero Estado que la CDU
        gobierna desde 1953, anunció ayer que revisará la seguridad de
        las cuatro centrales nucleares en su territorio. Además, se dijo
        abierto a "debatir sobre cualquier posibilidad" en la política
        energética.
      La primera consecuencia sociopolítica esperable en Europa de
        los siniestros en las centrales nucleares japonesas es una
        vigorosa ofensiva de las fuerzas antinucleares en el continente,
        que llevan años cediendo terreno ante los partidarios de la
        nuclearización. Los riesgos de la energía, puestos de nuevo en
        evidencia un cuarto de siglo después del accidente de Chernóbil,
        se habían ido difuminando ante el talón de Aquiles de la
        dependencia energética comunitaria y las continuas llamadas a
        combatir el cambio climático a costa de reducir la energía de
        origen fósil.
      La reunión de expertos convocada por la Comisión "tomará
        medidas preventivas en caso de necesidad", señala un comunicado.
        También tratarán de la situación en Fukushima hoy en París los
        ministros de Exteriores del G-8, donde el francés Alain Juppé
        ofrecerá a Tokio la experiencia de su país en seguridad nuclear.
      Los Veintisiete están divididos casi a la mitad con respecto a
        la energía nuclear, con ligera mayoría de nuclearizados: 15 de
        los socios cuentan con centrales atómicas. Campeona imbatible de
        lo nuclear es Francia, que genera a partir de 58 centrales el
        75% de su energía eléctrica. Reino Unido es la segunda potencia
        nuclear comunitaria y ambos países tienen ambiciosos planes de
        expansión.
      Si en Alemania, con 17 reactores en funcionamiento, la política
        nuclear es controvertida, en Austria fue tan intenso el rechazo
        popular que el país es constitucionalmente no nuclearizable.
      En la actualidad hay seis plantas nucleares en construcción en
        Europa (dos en Bulgaria y otras dos en Eslovaquia; una en
        Francia y en Finlandia). Italia, único país del G-8 que no
        produce energía nuclear, pretende sumarse a lo grande al club
        nuclear.

      
      Todo depende de la 'coraza' de la planta
      El edificio de contención de la central debe ser capaz de
        soportar cualquier incidencia - Los expertos no esperan que se
        produzca otro Chernóbil 
      
        F. BALSELLS / E. DE BENITO - Barcelona
            / Madrid - 14/03/2011 EL PAIS

        
      
      
      
      - "El edificio de contención debería soportar cualquier
        explosión", dice César Molins, doctor en Ingeniería Nuclear y
        exdirectivo de la American Nuclear Society. Una fusión del
        núcleo del reactor implica un riesgo de explosión ya previsto en
        el diseño de las centrales, de modo que el edificio hermético en
        el que se aloja el núcleo será capaz de absorber la
        deflagración, señala. "Ya ocurrió en Three Mile Island en 1979,
        y el edificio de contención soportó la explosión (...). El
        combustible no provoca la explosión, pero sí las varillas en las
        que se aloja: están construidas de zirconio, un material muy
        resistente que al fundirse puede reaccionar con el agua
        generando una burbuja de hidrógeno, que puede causar una potente
        deflagración", advierte.
      - "La fusión obligaría a liberar más gases radiactivos",
        explica José María García Casasnovas, vocal de la Comisión de
        Energía del Colegio de Ingenieros de Cataluña. "La presión
        genera vapor de agua que obliga a aumentar las expulsiones de
        gas para evitar explosiones o fracturas del recinto", señala.
        Este tipo de emisiones pasan a través de un sistema de filtros
        que evitan que gran parte de las partículas radiactivas se
        liberen al exterior.
      - "Cada día que pasa juega en favor de la seguridad", afirma
        Xavier Díaz, catedrático de Ingeniería Nuclear de la Universidad
        Politécnica de Cataluña. Con el tiempo, "el reactor genera menos
        calor residual, por lo que la presión se va reduciendo". La
        central libera, básicamente, cesio y yodo radiactivos, y su
        posible impacto en el medio ambiente y la salud queda a merced
        del viento. La vida media del cesio -el tiempo durante el que
        perdura su radiactividad- oscila entre los dos y los 30 años.
        Luego puede ingresar en un organismo a través de los alimentos,
        el agua, el aire o por contacto con la piel, dañando las células
        y produciendo cáncer. "Las emisiones de forma controlada sirven
        precisamente para evitar este tipo de altas concentraciones de
        radiactividad", señala Díaz. "El yodo es mucho más peligroso
        para la salud de las personas", añade.
      - "Hay que ver cuánto resiste el contenedor", opina Juan José
        Gómez Cárdenas, del CSIC. "Nadie ha visto estroncio aún, por lo
        que es dudoso que haya una fusión del núcleo del reactor",
        afirma. Pero, si se produjera, "el modelo esperable es que el
        hormigón lo contenga". El núcleo fundido "será una masa que va
        para abajo, enfriándose hasta que vuelva a cristalizar. Lo más
        peligroso sería que llegara hasta un caudal de agua subterránea,
        porque ello ayudaría a su propagación".
      La situación es muy diferente de la de Chernóbil. "Aquella
        central no tenía sistema de contención. Lo que hubo fue una
        explosión que lanzó al aire una columna de material radiactivo.
        Aquí está confinado (...). Lo más probable es que las
        consecuencias incluso de una fusión total sean ligeras".
      - "El riesgo es muy reducido", afirma Enrique González, del
        Ciemat. "De momento, la contención se mantiene íntegra. La
        liberación de gases está siendo muy pequeña y controlada. Por
        eso el riesgo es muy reducido, y lo normal es que el impacto en
        el medio ambiente o en las personas sea muy limitado". González
        también quiere destacar que la central está aguantando "mucho
        más allá de las situaciones de diseño".

      
      EDITORIAL EL PAIS

      
      Japón, sobrecogido
      El Gobierno compara la crisis provocada por el seísmo con la
        II Guerra Mundial 
      
         14/03/2011 
      
      El primer ministro de Japón, Naoto Kan, ha calificado el
        terremoto como la crisis más grave que ha vivido su país desde
        la II Guerra Mundial. Es una frase repleta de trágicas
        evocaciones para los japoneses, no solo por el número de
        víctimas que ha provocado el seísmo, sino también por los
        riesgos de accidente nuclear que ha dejado tras de sí. Mientras
        continúan los problemas en la central de Fukushima, el Gobierno
        ha informado de que la planta de Tokai, a algo más de un
        centenar de kilómetros de Tokio, habría sido otra de las
        afectadas por el temblor de tierra y el maremoto.
      
      
      Hasta el momento, las autoridades japonesas han confirmado la
        muerte de casi 1.300 personas. Pero esta cifra podría verse
        multiplicada varias veces si los equipos de rescate no logran
        localizar en las próximas horas a los desaparecidos de la
        localidad de Minamisanriku, que se aproximan a los 10.000. Pese
        a tratarse de un país dotado de una rigurosa legislación para
        prevenir y contrarrestar los efectos de los terremotos, un campo
        en el que, además, Japón ha desarrollado una sofisticada
        tecnología, la magnitud del seísmo que tuvo lugar el pasado
        viernes desbordó todas las previsiones.
      Esta es la razón por la que, además del elevado número de
        víctimas, son importantes los desperfectos que han sufrido las
        centrales nucleares. Los primeros pasos de los protocolos de
        seguridad funcionaron correctamente, deteniendo la actividad de
        los reactores y procediendo a su enfriamiento. Los problemas
        comenzaron a continuación, al fallar los sistemas de
        refrigeración y obligar a liberar vapor de agua con partículas
        radiactivas ante el riesgo de que la presión hiciera reventar el
        sarcófago donde se encuentran los reactores. Son 600.000 los
        japoneses evacuados por temor a que los técnicos no puedan
        impedir una catástrofe.
      Con independencia de la suerte que corran las centrales de
        Fukushima y de Tokai, el uso de la energía nuclear será sometido
        a nuevo examen dentro y fuera de Japón. Las consecuencias para
        la economía mundial pueden ser significativas en una coyuntura
        como la actual, en la que los principales productores de
        combustibles fósiles atraviesan un momento de grave
        inestabilidad política que se refleja en los precios. Para
        Japón, por su parte, los efectos serán duraderos aun cuando se
        evite un accidente de mayores dimensiones, dada su dependencia
        de la energía nuclear.
    
    

    
 		 	   		  
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