[Redcercana] Texto taller de Euskadi

Aurelia.Gregori en uv.es Aurelia.Gregori en uv.es
Mar Abr 15 16:37:45 CEST 2008


 Hola a todas, mando este texto por si a alguna le interesa esta 
reflexion de cara al taller de Euskadi de este finde en Sevilla.
Saludos
Mariela 





Respuesta en clave reflexiva al artículo
titulado Sin Resignación, escrito por Idoia Romano, y por María
Galindo como coautora, presentado en el Encuentro de Mujeres de
Negro, celebrado en agosto de 2007, en Valencia.
^^una hibridación sin guión^^
algunos apuntes sobre como no etiquetarnos
a partir de ideas tópicas
^{SER FEMINISTA Y EUSKALDUN
NO SUPONE SER NACIONALISTA (NI ANTINACIONALISTA)
SIGNIFICA IMAGINAR UN IDEARIO COLECTIVO EN CONTINUA CONSTRUCCIÓN
NO ME OBLIGA A SACARLE BRILLO A LA TXAPELA DEL PATRIARCA
ME OTORGA EL PLACER DE MALDECIR A DIOS EN UNA LENGUA PREINDOEUROPEA
NO ME INCITA A PRACTICAR LA XENOFOBIA
ME ANIMA A ANALIZAR LA POLÍTICA EN SU ADVERSIDAD ESPACIO-TEMPORAL
NO QUIERE DECIR QUE TENGA VOCACIÓN DE HONGO AUTÓCTONO Y PETRIFICADO
QUIERE DECIR QUE SOY UNA DISIDENTE ACTIVA EN UN PUEBLO DE DISIDENTES
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
Una vez sueltas las riendas del lenguaje poético, pensado en
cierta medida, ¿por qué no?, como expansión comunicativa
endogámica, me gustaría mantener un diálogo fructífero con
Idoia Romano y con María Galindo, las autoras de Sin
Resignación, y con aquellas que se animen a leer estas líneas y a
difundir públicamente las aportaciones que consideren
oportunas. Esto no es un combate de boxeo, no estamos en el
cuadrilátero sino en un espacio de confianza, mi propuesta tiene
como objetivo generar discurso feminista, y si cabe, activar los
estímulos con el fin de complacernos las unas a las otras:
¿Existe acaso mejor táctica para combatir el aislamiento?
En primer lugar, comparto con las compañeras activistas de
Mujeres de Negro y de Mujeres Creando la necesidad de articular
un lenguaje capaz de decodificar la información que contienen
las imágenes y las palabras con las que las feministas
trabajamos mentalmente. La idea de patria, la idea de pueblo y
de nación, qué significa ser vasca y feminista, o feminista
abertzale, indígena feminista, feminista española, o feminista
sin más… son ideas y conceptos cuya envergadura y significado
debemos discutir, cuestionar y teorizar. Si de lo que se trata es
de sacudirnos de encima conceptos y construcciones
patriarcales como lo son la patria, el pueblo, el estado, entonces
¿por qué defender España? ¿No es acaso el estado español como
construcción política otra entelequia patriarcal? ¿Acaso es la
sociedad española una construcción feminista y por el contrario
la sociedad vasca una construcción patriarcal?
Si el objetivo es articular un lenguaje propio, es decir,
estructurado desde una lógica, una estética y una ética
feministas, hace falta desencorsetarse ideológicamente, respirar
hondo y perder la vergüenza, perder el norte, el sur y modificar
el rumbo marcado por el status quo, por las doctrinas de las
corrientes mayoritarias (oficiales y estatalistas). Me explico,
hay que ser muy valiente para hablar de política feminista en
general en un estado hetero-patriarcal a la más vieja usanza
como lo es el estado español (donde todavía hoy se niegan los
crímenes cometidos en nombre de la dictadura franquista,
durante la guerra civil española). Y hay que ser muy valiente
para hablar sobre política vasca en general, y sobre política
feminista vasca, en particular, porque el horno no está para
bollos, y la disidencia se paga caro: si nos descuidamos, y
aunque muchas estemos lejos de legitimar con nuestras
opiniones y acciones la violencia ejercida por ETA, corremos el
riesgo de ser condenadas por apología al terrorismo, sólo porque
nos hemos comprometido con el derecho que tienen todos los
pueblos del mundo a la libre expresión, a su autodeterminación,
y denunciamos públicamente el terrorismo de estado.
Nuestra libertad está en juego, luego debemos ser muy
inteligentes para no caer en las trampas gramaticales que nos
tiende el enemigo real y simbólico, porque desgraciadamente,
caemos una y otra vez, y repetimos sin criterio ideas tópicas
cuya difusión no contribuye precisamente a tender puentes,
sino a bombardearlos. En opinión de las compañeras activistas
de Plazandreok, es un error de bulto identificar nacionalismo
vasco con terrorismo de ETA. ¿Condición de pacifista es ser
antinacionalista? ¿Qué significa ser antinacionalista?
Doy por hecho que las feministas de aquí y de allí tenemos
suficiente madurez política y somos capaces de defender
nuestros argumentos a partir de guiones escritos por nuestro
puño y letra, y que como ingenieras del presente y del futuro,
estamos dispuestas a dinamitar los cimientos de la casa del
padre, sin sentir pena ni culpa y sin pedir permiso al amo de la
fortaleza. Y quisiera dar por hecho también que ninguna
feminista que se defina como antinacionalista (o como le de la
gana) va a poner en cuestión la pertenencia a este núcleo de
confianza que es el feminismo de quienes se reconocen y se
auto-definen como feministas de origen vasco, saharaui,
catalán, palestino, gallego, chechenio o mapuche. El
nomadismo universalista es una práctica muy saludable, y por
supuesto, hay que exigir la desaparición de las fronteras
(libertad de movimiento, todos los recursos y papeles para
todas) porque todas somos ciudadanas del mundo por derecho.
Pero no nos equivoquemos, la permanencia y el sentimiento de
pertenencia a un territorio físico o cultural no son contrarios a
la idea de universalismo, ni a la idea de internacionalismo,
simplemente se trata de otra manera de situarse, de querer ser y
estar en el mundo:
^Soy euskaldun por elección propia, el castellano es mi lengua
materna. Soy el resultado, el producto híbrido de dos culturas
(la andalusí y la vasca), distanciadas la una de la otra más de
1.000km. Sin embargo, me teletransporto trasgrediendo los
límites impuestos y soy capaz de encontrar mi norte de la
misma manera que encuentro mi sur. Soy lesbiana, soy
feminista, soy activista política y poética.
Soy y no soy.
No pertenezco a ninguna patria. No me auto-justifico en este
párrafo, ni este párrafo me auto-justifica. Me expreso y me
expongo. No quiero que nadie me clasifique sin indagar antes
en la composición de mis líneas de acción y de actuación.
Cualquier etiqueta elegida es una provocación, un juego de
corta y pega, una máscara de carnaval. En este mundo absurdo
y violento hecho a la medida de hombres absurdos y violentos,
las etiquetas pueden funcionar como herramientas útiles contra
la asimilación sistemática. Yo entiendo las etiquetas no como
corazas identitarias, sino como mecanismos performativos de
resistencia. Pero, en realidad, esas identificaciones o
clasificaciones más o menos cerradas, más o menos intensas,
débiles o abiertas, rompen como las olas en la orilla del océano
mar donde nace nuestro deseo de libertad y de bienestar, pero
no tocan fondo. A diferencia de dichas clasificaciones, las
vivencias variables y las variables vivenciales si son elementos
clave que verifican nuestra experiencia, que materializan la
personalidad idiosincrásica incitándonos, empujándonos a
nadar y a sumergirnos, a tocar el fondo corporal de esa criatura
sensible que busca la libertad y el bienestar.
Lo mínimo que debemos exigirnos las unas a las otras es un
margen de confianza. Cada una desde su experiencia vital tiene
derecho a evolucionar, a perderse y a volver a encontrarse.
Ocurre que a veces, al realizar determinadas exposiciones y
comentarios arbitrarios, en lugar de hacernos entender, lo que
hacemos es juzgar a la otra sin ni siquiera re-conocerla. Y si os
soy sincera, cuando he leído y analizado el artículo presentado
por Idoia Romano y María Galindo, las primeras palabras que
me han venido a la cabeza han sido éstas: No nos conocen y
tampoco se han preocupado de indagar y llegar así a
conocernos. Y no será porque no publicamos en la red lo que
escribimos. Nos juzgan sin saber qué pensamos, cómo
actuamos, en qué colectivos estamos organizadas, cuáles han
sido nuestros recorridos en los últimos años,… Porque hemos
vivido años intensos, difíciles, y quienes se han atrevido a
desobedecer han sufrido una represión exacerbada por parte de
un gobierno de extrema derecha abanderado por un
nacionalismo español antidemocrático. Si de lo que se trata es
de parar la maquinaria de un sistema hetero-patriarcal opresor,
adelante, podemos hacerlo juntas, pero dejando claro de dónde
parte cada una, cuánto arriesga, dónde se sitúa y con qué o con
quiénes se identifica políticamente.
Como feminista vasca o híbrido cultural, me atrevo a decir que
no soy cómplice de ningún simulacro sino el producto de una
serie de vivencias variables y variables vivenciales que me han
incitado a ser lo que soy. Las compañeras de Plazandreok
(Plataforma política de feministas organizadas) desarrollamos
nuestro activismo político en Euskal Herria y apoyamos la
iniciativa Ahotsak, esta posición política no nos condena al
ostracismo ni al enmudecimiento. Plazandreok existe, habla con
voz propia y está en Ahotsak. Personalmente, considero que
Ahotsak es una habitación propia y un espacio común, más real,
confortable e ilusionante que cualquier patria. Ahotsak debe
existir porque es nuestra esperanza. Desde Ahotsak defendemos
el diálogo y la negociación. Si algo nos caracteriza a las
feministas en la teoría y en la práctica es que no queremos
vencer, queremos convencer, y desde luego lo hemos hecho, lo
hacemos y lo seguiremos haciendo por medio del diálogo y de la
negociación.
El movimiento feminista no está en crisis ni en Euskal Herria
ni en el resto del universo cultural de esta hermosa península
que no voy a llamar España porque me gusta más pensar en
comunidades autónomas que comparten mucho más que un
territorio. No me siento parte de una comunidad separada. Los
privilegios nunca son innatos, es el sistema patriarcal el que
establece las jerarquías y alimenta las relaciones de poder. Una
de las cualidades que admiro de la gente euskaldun es su
insumisión radical a las órdenes y a las imposiciones. Tal vez
esta actitud se deba al trabajo educativo que se desarrolla en las
ikastolas y en los euskaltegis, en las universidades, en las casas
de cultura y en las calles de nuestros pueblos y ciudades. Tierra
de rebeldes. En fin, que es preferible estudiar en la escuela
pública vasca que estudiar en un colegio de monjas opusianas
herederas del dogma de la sección femenina franquista. Hace ya
bastante tiempo que nuestro ideólogo y poeta Joseba
Sarrionandia catalogó las banderas como trapos de cocina. Hil
da jainkoa. Ni dios ni amo. Fue la activista y escritora Amaia
Lasa la primera que maldijo en euskera al dios padre divino:
Jaungoiko guztiak ukatzen dituen emakume bat naiz. Atzo, zeruko
jaungoikoa ukatzen nuen, gero infernukoa, eta gaur, lurreko
jaungoikoa ukatzen dut. Soy una mujer que maldice a todos los dioses.
Primero, maldije al dios del cielo, luego al del infierno, y hoy, 
maldigo
al dios de la tierra. Amaia Lasa sintió la necesidad de inventar un
nuevo código, un lenguaje propio. Ella fue la primera escritora
que trajo a la mujer feminista a las letras vascas. ¿Por qué no se
la reconoce universalmente como la primera poeta feminista
vasca? Lenguajes y voces propias.
No seremos traidoras mientras no nos traicionemos a nosotras
mismas. En la medida en que nos atrevamos a enterrar los
manuales del lenguaje oficial, es decir, de la ideología y el
pensamiento hetero-patriarcal imperante, y generemos
discursos que materialicen cada una de nuestras verdades,
seremos más libres y estaremos más cerca la una de la otra.
Un abrazo empoderado
Iruñea, Noviembre de 2007
Ainhoa Güemes Moreno
Poeta, Periodista y Agente de Igualdad;
activista en la Plataforma Política Plazandreok



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