[Redcercana] un artículo interesante

María Palomares Arenas Cabral mpalomares75ahotmail.com
Dme Abr 12 18:45:21 CEST 2006


Hola
Os envío este artículo que ha escrito YOlanda Aguilar, la mujer de Guatemala 
que vino al encuentro de Jerusalén, porque creo que nos puede servir para el 
debate de los contenidos del Encuentro Internacional que estamos haciendo .
Saludos
María


Conferencia internacional “Mujeres resisten la ocupación y la guerra”
06/03/2006

Buenos días a todas. Quisiera empezar con un reconocimiento a todas Uds.
Mujeres de Negro y de otras organizaciones a nivel internacional,  muchas de
las cuales han abierto caminos para que mujeres en otras partes del mundo,
de otras latitudes y geografías, sigamos sus pasos, sus sabidurías y
asumamos sus experiencias como parte de nuestra conceptualización del mundo.

Yolanda Aguilar. Mujeres de Negro.

Hablando de ocupación, de ocupaciones… las mujeres hemos descubierto a
través de los siglos, que nuestros cuerpos han sido ocupados desde que se
empezó a escribir la historia del patriarcado. Las mujeres indígenas,
mestizas y negras en América Latina supieron de ocupación desde hace 500
años, cuando la colonia había llegado.

Las múltiples guerras y conflictos armados se han encarado de recordarnos
que nuestros cuerpos han sido ocupados cada vez que nos venden o nos
intercambian en el matrimonio, la conciliación, la guerra o la paz.  Los
últimos cien años Estados Unidos, las potencias multinacionales y sus
aliados nos han hecho saber  que aún somos colonias y que el sistema mundo
se constituye desde la esencia de su ser como ocupación imperial de mentes,
voluntades y países.

La globalización por tanto, se constituye en el mayor reto jamas visto por
movimiento social alguno. Esta claro que los sistemas de opresión ahora son
globales y que se expresan según diferentes contextos, con el mismo sentido
y desde diferentes formas. Los retos que esta situación implican son pues
mayores y más complejos.

Quisiera referirme a algunos de ellos:

1.    Desde que yo recuerdo, las mujeres nos hemos dedicado a curar, a sanar
las heridas del mundo infringidas a otros, por otros y a nosotras mismas. Es
necesario recordar – en este contexto del conflicto árabe-israelí -, que las
luchas de los pueblos por su liberación, sólo son un paso necesario, pero un
paso que no determina necesariamente la liberación de las mujeres. Es
necesario retornar a esta reflexión, debido al hecho de que la ciudadanía de
las mujeres, empieza cuando se construye al colectivo mujeres a partir de
ser sujeto político con autonomía, no cuando nos invisibilizan en partidos
políticos, religiones o familias que se encargan  de diluirnos en un
colectivo que se extingue en la universalidad asignada.

2.    El grupo de mujeres Mayas Kaqla ( que significa arcoiris en idioma
maya K’iche) ha nombrado para comprender su experiencia de mujeres y de
mayas, lo que llaman la internalización del opresor. No porque luchemos por
la paz somos buenas. Tenemos una ardua lucha por delante de deconstruir
nuestras identidades opresivas, trabajar arduamente sobre el carácter
estructural y estructurante de toda violencia contra mujeres, sanar  desde
lo personal y lo colectivo nuestras propias violencias. Trabajar
profundamente desde nuestras diferencias globales y cotidianas, no como
rupturas, sino como riquezas. Lo que simbólicamente potencia las riqueza de
las diferencias.

En este sentido, estoy de acuerdo con lo manifestado en este Encuentro en el
sentido de reconocer que todas en algún momento de nuestras vidas, hemos
sido víctimas. Si bien la opresión reúne nuestras luchas, el estado de
víctima no es permanente, mas es un estado temporal que nos permite
visualizar las posibilidades exitosas que tenemos las mujeres de
construirnos en pares de otras, independientemente de ser de América Latina,
Europa, Asia o África.

3.    El tercer reto es transformar los imaginarios violentos en pacíficos,
patriarcales en solidarios, dominantes en relaciones que contribuyan a
resolver conflictos. Pero en nuestra época histórica, desde nuestros
contextos y geografías pero partiendo de nuestra vida cotidiana, desde
nuestro yo interior, desde nuestros respectivos entornos. No muramos en el
intento de luchar por la paz.

Esta será la mejor manera de que nuevas generaciones nos crean y  se
integren al esfuerzo por la paz, asumiendo el feminismo desde su lucha por
los derechos humanos. Estoy convencida que el nuevo milenio requiere el
relevo generacional. Solo de esta manera el esfuerzo habrá valido la pena y
la dignidad de las mujeres será asumida no con heroicidad por enfrentar la
adversidad, sino como posibilidad creadora de construir alternativas de paz
con justicia social para toda la humanidad. Construyámosla y heredémosla,
este es el reto mayor.




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