[Quideuaquitarragona] Libano deuda externa

amadeu lopez milian amalmatinet.org
Dma Feb 20 12:31:46 CET 2007


Líbano: si tu país está en guerra civil, no te olvides de privatizar y
pagar la deuda externa
La Haine Sábado,17 de febrero de 2007

x Gemma Galdón

Mientras Líbano se hunde más y más en una situación de pre-guerra civil,
sus dirigentes se reúnen en Paris para pedir más préstamos que les
permitan pagar parte de la deuda de la segunda economía más endeudada del
mundo y privatizar las empresas públicas de electricidad, telefonía, agua
y transporte aéreo.

En la Conferencia Paris III organizada el 25 de enero por Jacques Chirac
para recoger fondos para ayudar al Líbano y expresar públicamente el apoyo
occidental a la coalición gobernante, el Primer Ministro Fuad Siniora
consiguió recaudar más de 7.600 millones de dólares para financiar la
reconstrucción de las infraestructuras destruidas por los ataques
israelíes del verano pasado y crear diferentes programas sociales. Los más
generosos fueron Arabia Saudí, EE.UU., el Fondo Monetario Árabe y la Unión
Europea. Una manzana envenenada.

No obstante, y viendo la situación y la evolución económica del país,
parece que, de nuevo, la factura de esta generosidad la acabará pagando la
población libanesa. Cuando acabó el conflicto civil de 1975-1990, Líbano
era prácticamente un país sin deuda externa. Sin embargo, ocho años más
tarde, en 1998, después de seis años de gobierno suní con Hariri a la
cabeza y una política de endeudamiento para pagar la construcción de
infraestructuras que llenó de orgullo al Banco Mundial -y supuestamente de
dólares los bolsillos de la familia Hariri-, Líbano se encontró debiendo
17.000 millones de dólares y utilizando el 89% de los ingresos públicos
para pagarlos.

Actualmente, esa cifra alcanza los 41.000 millones de dólares y supone el
188% del PIB del país (el segundo mayor porcentaje del mundo, después de
Malawi). Curiosamente, el Primer Ministro actual, Siniora, fue Ministro de
Economía durante 1992-998 y 2000-2004.

En este contexto, es difícil ver como un mayor endeudamiento (puesto que
lo que los “donantes” donaron en París son en su gran mayoría préstamos)
puede ser la solución a los problemas de Líbano, sobre todo cuando las
cifras demuestran que el déficit primario libanés (la diferencia entre el
gasto público y la recaudación) es muy bajo, por lo que el endeudamiento
responde al esfuerzo que realizan las finanzas libanesas para pagar la
deuda. En otras palabras, el esfuerzo para pagar la deuda es lo que causa
el endeudamiento.

Además, como es habitual, la “ayuda” económica no sólo se concede a cambio
de altos tipos de interés, sino de la exigencia de aplicar programas de
ajuste estructural, alegando que el problema es el gasto publico y las
“limitaciones al mercado”. Por lo que el 2 de enero, pocas semanas antes
de la Conferencia, el gobierno libanés presentó un “ambicioso” plan
quinquenal para “impresionar a los donantes” centrado en las reformas
sociales y financieras que incluye la privatización de los sectores de
telefonía, electricidad, agua y alcantarillado y transporte aéreo y un
aumento del IVA del 2%.

Contabilidad creativa

Según el FMI, que hizo público un comunicado de prensa durante la
Conferencia animando a los donantes a rascarse el bolsillo (con dinero
público), los ingresos provenientes de las privatizaciones “podrían
reducir el nivel de deuda a menos del 150% en 2011”. Sin embargo, en el
mismo documento reconocían que ese nivel seguiría siendo “peligrosamente
alto”, por lo que las reformas propuestas “no serían suficientes para
poner al país rumbo a la sostenibilidad” financiera; es decir, que la
reformas generarán la necesidad de más “reformas”.

Así pues, lo que el FMI y los donantes internacionales están haciendo es
instar al gobierno libanés a endeudarse aún más y a privatizar las
empresas públicas para así pagar la deuda, pero a la vez reconocen que la
reducción que se conseguirá, del 188% al 150%, seguirá siendo insuficiente
para permitir una mejora significativa de la situación económica. Es decir
que, como han denunciado los sindicatos libaneses, las reformas propuestas
no generarán mejoras en la situación general de la economía, afectarán
negativamente a la mayoría de la población por el aumento de los impuestos
indirectos y los despidos masivos que siguen inevitablemente a cualquier
privatización y el Estado perderá los ingresos estables que hasta ahora
proporcionaban las empresas públicas.

Si a esto le añadimos el hecho de que el plan aprobado por el FMI se basa
en el supuesto de que el crecimiento económico volverá a ser del 4-5% a
partir de 2007 e incluye los ingresos potenciales del sector turístico,
cuando la conferencia se celebró sólo días después de una huelga general,
del primer toque de queda des de 1996 y de violentos enfrentamientos en
las calles de Beirut que acabaron con varias personas muertas, lo que
inicialmente podría interpretarse como un caso de contabilidad creativa,
optimismo o falta de dominio de la economía real se convierte en un
ejercicio de manipulación, irresponsabilidad y una peligrosa falta de
realismo.

Paso franco a la guerra civil

Hace unas semanas, Robert Fisk publicó un artículo titulado “El mundo
ignora los signos de guerra civil en Líbano”, dónde comentaba cómo los
diplomáticos europeos y estadounidenses reunidos en París “parecían creer
que acababan de salvar al gobierno de Fuad Siniora de las fuerzas de los
‘extremistas’ islámicos”. Chirac, por ejemplo, afirmó que “no ayudar a
Líbano será mucho más caro que ayudarle”.

Sin embargo, no sólo no está claro cómo un gobierno tan deslegitimado como
el de Siniora podrá implementar las reformas y los programas sociales
prometidos, sino que, de momento, las 29 páginas de la propuesta sólo han
conseguido sumar más trabajadores y sindicalistas al movimiento opositor.
La semana del 9 de enero, la Federación Libanesa de Sindicatos (CGTL), con
200.000 afiliados, llamó a todos sus miembros y a la población en general
a tomar las calles y manifestarse delante de los Ministerios de Economía,
Electricidad, Agua e Información, denunciando que “desde 1992, todos los
gobiernos han contribuido al deterioro económico” y que “los responsables
de la apremiante situación económica del país no merecen resolver los
problemas de los libaneses”.

El 23 de enero, sólo dos días antes de la Conferencia Paris III, el CGTL
convocó una huelga general a la que se sumaron todos los grupos de la
oposición, cuyos partidarios están desde el pasado 1 de diciembre
acampados frente a las oficinas gubernamentales de Siniora.

En este contexto, las recetas del FMI y de los donantes occidentales
parecen no hacer más que echar leña al fuego de un país que ya está al
borde de la explosión. Con amigos como éstos, el gobierno de Sionora
parece tener los días contados -esperemos que no se lleve a todo el país
en su caída.

* Gemma Galdon Clavell (gemmaatni.org) es una analista política catalana
que trabaja en el programa New Politics del Transnational Institute de
Amsterdam.






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