[Qui-deu-a-qui] a un año del G8 de Gleaneagles
Iolanda Fresnillo
iolanda.fresnillo en debtwatch.org
Mie Jul 12 12:33:15 CEST 2006
Hace un año de las /falsas /promesas de cancelación total de deuda en la
cumbre del G8 en Escocia. Os envío lo que sale hoy en el Pais y,
adjunta, la lectura de Eurodad y Jubilee Debt Campaign (UK) al respecto.
Lo mismo que en el mensaje anterior, a ver quién se anima a una carta al
director ... qué hay de la deuda ilegítima? qué pasa con los países que
no quieran cumplir con las condiciones neoliberales del FMI? ....
Iolanda
Los incumplimientos del G-8
Los países ricos dan la espalda a África
* *
*El G-8 ha olvidado las promesas de ayuda al continente asumidas con
pompa hace un año*
ERNESTO EKAIZER - Madrid
EL PAÍS - Sociedad - 12-07-2006
África sigue de moda entre los políticos. Después de un año 2005 de
publicidad excepcional, el primer ministro británico, Tony Blair, y los
tres mosqueteros -el ministro del Tesoro, Gordon Brown, y los cantantes
irlandeses Bob Geldof y Bono- admiten ahora, a pocos días de la nueva
cumbre del G-8 en San Petersburgo, que "convertir la pobreza en
historia", era algo más que convocar conciertos multitudinarios de rock
en todo el mundo y llevar al club de los países ricos o G-8 (EE UU,
Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Rusia) a lanzar
grandes promesas en la cumbre de Gleneagles (Escocia). Vladímir Putin,
el anfitrión del G-8 en 2006, ha colocado en la agenda los temas de
educación, salud y África, pero sólo por rutina. El interés de los
organizadores rusos va por otro lado: la energía. Y las más importantes
promesas del año pasado han quedado en el olvido.
"Estoy encantado de visitar Etiopía, una de las civilizaciones más
antiguas del mundo", declaró el pasado lunes Paul Wolfowitz, presidente
del Banco Mundial. "Este fin de semana, los líderes de los países más
ricos del mundo se reunirán para la cumbre del G-8; intentaré llevar un
mensaje claro: debemos cumplir las promesas hechas el pasado año", añadió.
Wolfowitz sigue los pasos de Rodrigo Rato, director gerente del Fondo
Monetario Internacional, quien viaja a menudo por África. "Estoy
encantado de visitar Zambia... Hemos apoyado desde hace tiempo el perdón
de la deuda de nuestros miembros más pobres. Zambia ha mantenido una
estrategia macroeconómica estable, buena gestión del sector público y
crecimiento sano", declaró el 16 de marzo pasado en Lusaka.
Zambia es uno de los 15 países africanos (Benin, Burkina Faso, Etiopía,
Ghana, Mali, Mozambique, Níger, Ruanda, Senegal, Tanzania, Uganda,
Mauritania, Camerún y Madagascar) que forman parte de los 20 países más
pobres del mundo (con Bolivia, Honduras, Guyana, Nicaragua y Tayikistán)
a los que el G-8 resolvió perdonar su deuda de 40.000 millones de
dólares. Este plan, con retrasos, protagonizados por el Banco Mundial,
va cumpliéndose, pero no era la parte fundamental.
El 65% de los habitantes de Zambia vive con ingresos menores a un dólar
diario. Mal podía Zambia devolver los 4.000 millones de dólares que
debía. Era, pues, una deuda impagable. Pocos días después de la visita
de Rato, el Gobierno de Zambia anunció que va a invertir el dinero que
teóricamente debía destinar al pago de intereses de la deuda en un
servicio de salud. Pero Zambia tiene sólo un médico por cada 14.000
habitantes.
El ejemplo arroja luz sobre las limitaciones de todo el programa. Este
país ha accedido al perdón de su deuda precisamente por cumplir con el
programa en los términos planteados por el FMI. La actividad económica
ha experimentado una recuperación importante. Como parte de la nueva
política, el Gobierno ha abierto los mercados. Y la industria textil,
que producía 3.500 toneladas de prendas de vestir cada año, ahora, con
las importaciones, saca de sus talleres no más de 500 toneladas.
Con todo, la cancelación de la deuda impagable de los países más pobres
era sólo una de las promesas asumidas por el G-8 en Gleneagles. La más
espectacular, porque permitiría alcanzar la mitad de los Objetivos del
Milenio de Naciones Unidas, era el aumento de la ayuda al desarrollo. El
compromiso era incrementarla en 50.000 millones de dólares anuales hacia
2010.
Según un estudio de la ONG Oxfam, sobre la base de datos de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y el FMI, las
cifras de 2005 son muy decepcionantes. En apariencia, la ayuda ha
registrado un incremento de 21.000 millones de dólares, un 37% más.
"Pero esta subida no resiste un análisis más preciso. La mayor parte del
aumento, casi un 80%, procede de incluir en las cifras de ayuda la
cancelación de deudas acordadas con un país africano -Nigeria- e Irak",
apunta el citado informe.
Si, en efecto, se deduce esa cantidad, el incremento de 2005 sobre 2004
se queda en apenas 5.000 millones de dólares. A este ritmo, el objetivo
de Gleneagles para 2010 va camino de ser incumplido estrepitosamente
desde el primer año, un hecho que la contabilidad creativa no logra
ocultar. "Una cosa es la cancelación de la deuda y otra la ayuda. Y esto
se verá en 2007 cuando el efecto de las cancelaciones de deuda ya no
podrá ser contabilizado", señala Oxfam.
El ejemplo de Nigeria arroja luz sobre otra de las sombras del plan.
Aunque la mitad de la población vive con menos de un dólar al día, sus
ingresos por petróleo llevaron a apartar el país del programa de
condonación de deuda. Nigeria aceptó pagar 12.400 millones de dólares de
su deuda, la tercera parte a Reino Unido. A cambio, los británicos
cancelaron en cantidad parecida la deuda nigeriana.
Uno de los grandes obstáculos que la cancelación de la deuda busca
superar es la creación de un ambiente propicio y seguro para la
inversión extranjera en los países más pobres, aunque ricos en recursos
naturales. La inversión extranjera directa en África roza los 18.000
millones de dólares anuales o un 3% de la inversión mundial o 20 dólares
por habitante de África -la mayor parte, orientada hacia el petróleo-,
contra 46 dólares que se invierten en China.
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Los incumplimientos del G-8
El balance crítico de Geldof
E. E. - Madrid
EL PAÍS - Sociedad - 12-07-2006
El cantante irlandés Sir Bob Geldof socorrió a Tony Blair en 2005 al
encabezar el movimiento mundial llamado Live 8. Millones de jóvenes, en
el Reino Unido y en todo el mundo, participaron en conciertos por una
causa humanitaria, la de ayudar a África a superar la pobreza,
orientando su presión sobre el G-8, que se reunía bajo la presidencia
británica en Gleneagles (Escocia). Ahora, un año después, Geldof no
oculta su balance crítico.
Con ocasión del primer aniversario de la cumbre del G-8 que lanzó sus
promesas para ayudar a África, la organización DATA (que responde a las
palabras Deuda, Sida, Comercio y África) presentó su informe sobre el
grado de cumplimiento de las mismas. Geldof, que también fue incorporado
por Blair a la Comisión para África, un grupo de personalidades que
elaboró en 2004 un informe sobre las necesidades del continente,
presentó el estudio de DATA.
"El resultado es una combinación de lo bueno, lo correcto y lo feo",
explicó el cantante. Lo bueno; la cancelación de la deuda de 31.400
millones de euros a los países más pobres, de los cuales 15 son
africanos; lo correcto o ok, según dijo, es el incremento de la ayuda al
desarrollo en 39.000 millones de euros hacia el año 2010, de los cuales
la mitad sería destinada a África; y lo feo o lo malo sin paliativos, el
comercio, o mejor dicho, la falta de un acuerdo de los países ricos para
reducir las subvenciones agrícolas que protegen sus productos de la
competencia de los países emergentes y en vías de desarrollo en el marco
de la Ronda de Doha.
No tirar la toalla
"No vamos a tirar la toalla", dijo Geldof. "Las promesas deben ser
cumplidas en su totalidad", exhortó.
Nada dijo de la posición del Gobierno británico. Según el informe de
DATA, uno de los países que debería mejorar su grado de cumplimiento con
la agenda de Gleneagles. Porque el Reino Unido ha contabilizado una
mayor ayuda al desarrollo gracias a la cancelación de deuda de Nigeria.
Si se quita esa cantidad, el Reino Unido ha aumentado solamente en 165
millones de euros su ayuda al desarrollo en 2005. Si quiere cumplir con
sus propias propuestas, debería aumentar su ayuda en no menos de 611
millones de euros hasta un total de 3.335 millones de euros en 2006.
Quien admitió las dificultades fue Tony Blair, quien reconoció que la
mayor parte del incremento de los 16.500 millones de euros del G-8 en
2005 ha sido el resultado de contabilizar como ayuda la cancelación de
deudas de Nigeria e Irak.
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Los incumplimientos del G-8
Decepción y hastío en el Sur por las promesas rotas
Las ONG y las instituciones africanas lamentan el olvido de los compromisos
LALI CAMBRA - Ciudad del Cabo
EL PAÍS - Sociedad - 12-07-2006
Ni lo acordado fue suficiente ni llega a un ritmo adecuado. Un año
después de la reunión del G-8 en Gleneagles (Escocia), las ONG e
instituciones africanas exigen el cumplimiento de lo allí decidido y
miran con recelo la convocatoria del G-8 en Rusia del próximo fin de
semana porque no creen que África ocupe una posición privilegiada en la
agenda. Coincidiendo con la séptima cumbre de la Unión Africana, reunida
en Gambia a principios de mes, diversas ONG hicieron un llamamiento para
que sean los líderes africanos los que presionen a los países más ricos
para que se atengan a lo acordado.
"La cancelación de la deuda fue significativa, pero el cumplimiento no
es suficientemente rápido; la deuda devora escuelas, clínicas y
hospitales de forma más devastadora que cualquier guerra. ¿Es que
nuestra generación no va a ver más que promesas rotas?", se pregunta
Charles Mutasa, director de la ONG Afrodad (Programa y Foro Africano en
Deuda y Desarrollo). Las ONG recuerdan que la ayuda disponible para
luchar contra la pobreza nada tiene que ver con lo prometido, puesto que
el 80% de la misma corresponde a cancelación de la deuda con Nigeria e Irak.
Desde Oxfam, Irungu Houghton, asegura que "mientras los líderes del G-8
continúan felicitándose por lo acordado, una madre muere cada minuto y
un niño cada tres segundos por el incumplimiento de lo acordado". Las
organizaciones reclaman una mayor cancelación de la deuda o una
moratoria para el pago de la misma que llegue a todos los países
afectados, y compromisos para garantizar el acceso universal a
tratamiento médico y a escolarización. "Si los líderes del G-8 no
cumplen con lo acordado, 15 millones de niños afectados por VIH-sida no
tendrán esperanza de llegar a los 18 años", dice Amboka Wameyo, de World
Vision.
Pese a que la presión de la opinión pública para el cumplimiento de los
acuerdos ha aumentado en el último año, hay una corriente de opinión en
el G-8 que cuestiona si más dinero o el mismo tipo de ayuda darán la
vuelta a la situación en África.
Evitar el derroche
El investigador asociado del Instituto Sudafricano de Relaciones
Internacionales (SAIIA) Ross Herbert, experto en desarrollo y gobierno
en el continente, opina que África debe demostrar "que la ayuda va a ser
efectiva, cómo se va a evitar su derroche y como se traducirá en mayor
prosperidad y estabilidad. Sólo decir que las políticas occidentales no
son justas no es suficiente", dice.
Respecto a la consecución de mercados justos opuestos al proteccionismo
que practican los países ricos, sobre todo en agricultura, este experto
no es optimista: "Francia, la UE un poco menos, Japón o Corea del Sur
son altamente proteccionistas en agricultura y todos expresan
preocupación acerca de que la globalización ha ido demasiado lejos".
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Iolanda Fresnillo
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