[LaCrisi-paguinElsRics] Urbanismo y miserias de la ciudad desnuda, Barcelona

Enric Luján enric.lujan en hotmail.com
Mar Abr 19 12:33:11 CEST 2011


“Ts'in Che Hoang Ti hizo quemar 
libros pero no consiguió hacerlos desaparecer todos. Stalin llevó más 
lejos la realización de un proyecto semejante en nuestro siglo pero, a 
pesar de las complicidades de todo tipo que pudo encontrar fuera de las 
fronteras de su imperio, quedaba una amplia zona del mundo inaccesible a
 su policía donde se reían de sus imposturas. Lo espectacular integrado 
lo ha hecho mejor que ellos, con nuevos procedimientos y operando, esta 
vez, a nivel mundial. Ya no está permitido reírse de la ineptitud, que 
en todas partes se hace respetar; en cualquier caso se ha hecho imposible revelar que es objeto de risa.”

El
 poder, desde su primitiva formación hasta sus paradigmas burocratizados
 bajo diferentes pseudónimos y variantes meramente formales, ha sufrido 
de gravísimos transtornos y psicosis, siempre ha sido un marido celoso 
obsesionado por el control de los seres a los que somete, coacciona y 
vampiriza a voluntad. En su delirante enfermedad, ha creado todo tipo de
 mecanismos para evitar la contestación directa, ha pretendido extirpar 
de raíz cualquier objeción a su mandato imperante. La moderna sociedad 
de consumo, con sus bufonescos especialistas y librepensadores a 
la cabeza, los sociólogos, politólogos, analistas y demás chamanes del 
mundo contemporáneo, ha significado el punto de inflexión para el 
desarrollo de la más perfeccionada tiranía de la historia humana: Nunca la censura había sido tan perfecta, nunca alguien tan oprimido se creyó tan libre.


“Donde hay poder, jamás podrá haber libertad” – Nicolás Maquiavelo

Nadie
 puede, a estas alturas, negar que el poder se trata de un alumno 
aventajado, que se perfecciona a a medida que extiende su dominio sobre 
todas las esferas de la vida y de la realidad. El desarrollo de la 
sociedad de consumo tras la Segunda Guerra Mundial supuso el mandato 
expreso de la mercancía sobre todos los aspectos de la vida social. La 
explotación ya no se limita únicamente al puesto de trabajo, si no que 
ahora goza de plena libertad para instaurar su dictadura totalitaria en 
todos los ámbitos de la vida del sujeto. Su dominio bajo el aspecto 
mercantil ha conseguido arrodillar al mundo ante su trono, ahora ya no solamente trabajamos para comprar mercancías, si no que dedicamos nuestro supuesto tiempo libre a rendirles culto.  

Los
 métodos y apariencias del poder son múltiples y variadas, su incesante 
desarrollo le ha permitido controlar la vida de sus súbditos desde una 
multiplicidad de ópticas aparentemente distintas y ajenas a él, vías que
 van de la policía a la prensa, de los sindicatos a los partidos 
políticos, y de las cárceles a los manicomios y otros centros de reinserción social,
 olvidándonos aún así del paraestado, los servicios secretos, y el 
propio lenguaje espectacular, el mismo que ha borrado del diccionario de
 la historia conceptos como clase social, burguesía o proletariado. Aún así, en la sociedad dominada por el secreto generalizado, las herramientas reales del poder se preservan en la oscuridad.

Es
 frecuente entonces, leer las críticas más demoledoras a la jerarquía 
social y las más hábiles contestaciones al dominio de clase, pero no 
tanto qué significa este dominio en la vida cotidiana del ser humano. 
Constantemente, se olvida que todos los fenómenos, toda protesta, pasión
 o deseo, se suceden sobre el terreno de juego que la sociedad del 
espectáculo ha creado para su goce y disfrute. El urbanismo es el 
decorado con el que el orden social ha escondido las miserias de su 
casa, es el escenario sobre el que más cómodo se siente. En los 
comienzos del capitalismo, se trató de una disciplina reservada 
únicamente a las clases con una posición más privilegiada en la pirámide
 social. Hoy, la obsesión por el control social ha llevado al urbanismo a
 extenderse hasta cada rincón de la ciudad y de nuestras vidas. Los 
planos de desarrollo urbanístico ya no se presentan como proyectos 
megalomaníacos de un burgués adinerado, si no como algo imprescindible 
para continuar la expansión urbana. El mayor logro del urbanismo ha sido irradiar la propia realidad.
Las lecciones que aprendió la gran burguesía tras las primeras luchas 
proletarias que asolaron Europa a principios del siglo XX, es que las 
grandes aglomeraciones de población que habitaban las zonas periféricas 
de las ciudades en condiciones miserables y penosas debido al masivo 
éxodo rural y a la imperiosa necesidad de mano de obra barata en las 
fábricas, eran un enemigo a tener en cuenta. El poco tiempo libre que 
les permitía su trabajo, fue invertido en luchar por diferentes demandas
 de tipo social y salarial, en  la autoorganización para enfrentarse a 
las principales causas de sus indignas condiciones vitales. Todo esto 
supuso una reorganización del territorio y de la estructura urbana, y la
 creación definitiva de la ciudad-empresa, más centrada en ofrecer 
servicios y entretenimientos variados a sus clases medias, que a suplir 
sus necesidades reales.



Los  barracones desaparecieron mágicamente del paisaje urbano para dar 
paso a  las grandes avenidas que posibilitaban la rápida conexión entre 
los diferentes barrios de la ciudad. La rápida movilidad se hizo 
necesaria para que el tiempo que el asalariado pasaba entre su casa y su
 puesto de trabajo fuera mínimo, y lo más productivo posible. La 
interacción social quedaba suprimida bajo el autoritario mandato del 
reloj que marcaba el tiempo de trabajo. El propio centro de la ciudad, 
antaño definido por su concurrencia y concentración poblacional, quedaba
 eliminado en su forma física para pasar a ser una zona mucho más amplia
 y difusa, socavado por el nacimiento de quilométricas calles que no
 daban opción a la reunión o al  debate. Los pocos referentes 
geográficos de la nueva jungla de asfalto pasaban a ser uno de los 
principales inventos del poder en su forma de espectacular integrado, 
los centros comerciales importados de Estados Unidos, que ahora agrupan 
toda actividad cultural convirtiéndose en eventuales cines o museos que 
muestran banalidades de diversa índole. Si ya es difícil crear arte 
en una época en la que el arte ha muerto, más difícil es transmitir los 
sentimientos de la obra a través un cristal blindado y un sistema de 
vigilancia en estado de alerta permanente.

Si el poder espectacular tuviera que elegir a uno de sus numerosos  
descendientes como paradigma a seguir, Barcelona seguramente sería su  
hijo pródigo. El urbanismo burgués fue capaz de dar a luz a un barrio  
creado de forma totalmente artificial como es el Eixample, con sus  
geométricas e inacabables calles, que invitan a vivir el perpetuo  
presente con el que el sistema sueña. Más allá del proyecto que diseñó 
Ildefons Cerdà, su genialidad se  ha visto turbada por el nuevo 
complejo Espai 22 Arroba, un barrio  carente de vida, construido para 
ser la privatopía empresarial, y abrir  Barcelona al new business. Se
 trata de un espacio realmente característico, pues la mayor parte de 
sus habitantes son cámaras de videovigilancia y adormecidos vigilantes 
de seguridad nocturnos.



Los urbanistas, esto es, los  decoradores con mayor responsabilidad 
de toda la historia, han sabido  aprovechar cada uno de los espacios de 
los que disponía Barcelona para  transformarla en una urbe llena de 
gente y negocios, pero ausente de  sueños, vida y felicidad. Aún así, el
 último de los desafíos que tuvo que encarar la dictadura urbanista del 
poder, sigue siendo muy reciente. La ocupación del Banco de Crédito, los
 cuatro días en los que pudimos hablar, reír y soñar, son mucho más que 
un símbolo. Son una esperanza. Si alguien en pleno uso de sus 
facultades mentales, sigue dudando del gran horror que significaron esos
 días para el orden establecido, que haga el esfuerzo de recordar la 
fachada del edificio durante la jornada de huelga, y que la contemple a 
día de hoy. La jerarquía social pretende recordarnos su victoria en 
su propio terreno de juego. Es nuestro deber recordarle que su triunfo 
es solamente temporal.



"Tengo casi cincuenta años. Estoy en paro desde hace  cuatro años,
 después de trabajar toda la vida. Estoy desesperada, pero  esta 
ocupación me ha devuelto la sonrisa"

http://muertedelahistoria.blogspot.com/2011/04/telegramas-desde-la-ciudad-desnuda.html

Date: Mon, 18 Apr 2011 23:33:48 +0200
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Subject: [LaCrisi-paguinElsRics] 14 Abril de lucha obrera en Zaragoza

14 Abril de lucha obrera en Zaragoza

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