[energiadecreixent] Article d'ATTAC: DECRECIMIENTO Y PROGRESO

Xavier Perarnau xavierperarnauagmail.com
Dil Gen 14 15:58:41 CET 2008


Per si es del vostre interès reprodueixo tot seguit un article titulat
"Decrecimiento y progreso", publicat amb data 14 de gener al numero 431 del
"El Grano de Arena", informatiu setmanal d'ATTAC en castellà.

Si voleu accedir al fitxer RTF podeu anar a
http://archive.attac.org/attacinfoes/attacinfo431.zip


Salut

Xavier

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*DECRECIMIENTO Y PROGRESO
*
                                                        Alberto
Buela*

 Hemos sostenido en un artículo reciente que: "La idea de progreso, según
nuestra opinión, tiene que estar vinculada a la idea de equilibrio de los
efectos. Progreso en la medida en que las consecuencias o efectos del mismo
se equilibran de tal forma que puedo realizar nuevos progresos sin anular
los efectos del primero". (1)

Queremos ahora profundizar en la relación entre decrecimiento y progreso,
pues nos encontramos con dos hechos indubitables y evidentes, pero que al
mismo tiempo se presentan como contradictorios. Por un lado tenemos la
acumulación masiva de datos que muestran el desquiciamiento de los
ecosistemas planetarios y el deshilachado del tejido social de la naciones
tanto pobres como opulentas. Y por otro, el ansia y la tendencia natural del
hombre al progreso. ¿Cómo compaginar estos dos hechos irrecusables por
evidentes?

Si bien la idea de decrecimiento fue manejada por el anarquismo clásico como
los ludditas que destruían las máquinas al comienzo de la revolución
industrial y reclamaban menos horas de trabajo para el estudio y la
formación personal, esta idea fue enunciada por primera vez por el mejicano
Ivan Illich por los años 60 cuyo apotegma fue: Vivir de otro modo para vivir
mejor. A él le siguieron pensadores como Nicholas Georgescu y su propuesta
de límites al crecimiento económico, Jacques Ellul que en 1981 proponía no
más de dos horas de trabajo diario, para concluir en nuestros días con los
trabajos del reconocido sociólogo Serge Latuche: Por una sociedad del
decrecimiento (2004) y del ingeniero mejicano Miguel Valencia Mulkay: La
apuesta por el decrecimiento (2007). Acaba en estos días de publicar el
pensador Alain de Benoist Demain la décroissance. Penser l'écologie jusqu'a
bout (Edite, 2007).

Se parte de la base que el crecimiento económico por el crecimiento mismo
lleva en sí el germen de su propia destrucción. El límite del crecimiento
económico lo está dando el inminente colapso ecológico. Hoy desaparecen 200
especies vegetales y animales diariamente. De modo tal que el crecimiento
económico comienza a encontrar límites ecológicos (el calentamiento de la
tierra, el agujero de Ozono, el descongelamiento de los Polos, la
desertificación del planeta, etc.)

Es que la sociedad capitalista con su idea de crecimiento económico logró
convencer a los agentes políticos, económicos y culturales que el
crecimiento económico es la solución para todos los problemas. Así hoy el
progresismo político ha rebautizado con los amables nombres de
"ecodesarrollo", "desarrollo sustentable", "otro crecimiento",
"ecoeficiencia", "crecimiento con rostro humano" y otros términos, que
demuestran que este falso dios está moribundo. (2)

A contrario sensu de esta tesis el inimputable de George Bush sostuvo el
14/2/2002 en Silver Spring ante las autoridades estadounidenses de
meteorología que: "el crecimiento económico es la clave del progreso
ecológico".

En realidad el pensamiento ecológico se va transformando sin quererlo en
subversivo al rechazarla tesis de que el motivo central de nuestro destino
es aumentar la producción y el consumo. Esto es, aumentar el producto bruto
interno-PBI de los Estado-nación.

La idea de decrecimiento nos invita a huir del totalitarismo economicista,
desarrollista y progresista, pues muestra que el crecimiento económico no es
una necesidad natural del hombre y la sociedad, salvo la sociedad de consumo
que ha hecho una elección por el crecimiento económico y que lo ha adoptado
como mito fundador.

El asunto es ¿cómo dejar de lado el objetivo insensato del crecimiento por
el crecimiento cuando éste se topa con los límites de la biosfera que ponen
en riesgo la vida misma del hombre sobre la tierra?. Y ahí, Serge Latuche
tiene una respuesta casi genial: avanzar retrocediendo. (3)

Es decir, seguir progresando desactivando paulatinamente esta bomba de
tiempo que es la búsqueda del crecimiento económico si límites. Y para ello
hay que comenzar por un cambio en la mentalidad del homo consumans como
designó nuestro amigo Charles Champetier en el libro homónimo, al hombre de
hoy.

Sabemos de antemano que esto es muy difícil pues la sociedad mundial en su
conjunto a adoptado la economía del crecimiento y vencer a los muchos se
hace cuesta arriba, pues como afirmaba el viejo verso del romancero español:


Vinieron los sarracenos
 Y nos molieron a palos,
Que Dios protege a los malos
Cuando son más que los buenos.

El establecimiento de una sociedad del decrecimiento no quiere decir que se
anule la idea de progreso (4) sino que se la entienda de otra manera, tal
como propusimos al comienzo de este artículo. Hay que dejar de lado de una
vez y para siempre la idea de progreso indefinido tan cara al pensamiento
ilustrado de los últimos tres siglos. Porque sus consecuencias nos sumieron
en este estado de riesgo vital que estamos viviendo hoy todos los hombres
sin excepción.

Debemos superar los aspectos nocivos de la modernidad en este campo, y sólo
podemos hacerlo con una respuesta postmoderna que lleve un anclaje
premoderno. Por ejemplo, rompiendo el círculo del trabajo para volver a
trabajar intentando recuperar, no la pereza, como afirma Lafargue, ni la
diversión como afirma Tinelli, sino el ocio= la scholé= la scholae= la
escuela, esa capacidad tan profundamente humana y tan creativa que nos hace
a los hombres personas.

No es tan difícil reestablecer en economía el principio de reciprocidad de
los cambios tanto entre los hombres en el intercambio de mercaderías como
entre el hombre y la naturaleza, volviendo a pensar a la naturaleza como
amiga. Ese principio de reciprocidad que morigere la salvaje ley de la
oferta y al demanda.

Si no lo hacemos se encargará con su fuerza interna de mostrárnoslo la
propia realidad de las cosas, con la fuerza cruel que impone la pedagogía de
las catástrofes.

Nota:
 (1) Dos ideas distintas de progreso, en internet, octubre de 2007
 (2) Miguel Valencia Mulkay: La apuesta por el decrecimiento (2007)
 (3) Serge Latuche: Por una sociedad del decrecimiento (2004)
 (4) Tampoco decrecer significa que se niegue el derecho a la vida, sobre
todo de los pobres, como sostienen algunos eugenetistas y controladores de
la natalidad.


(*) Filósofo (mejor arkagueuta). Centro de Estudios Estratégicos
Suramericanos. Federación del papel. Escuela de Gobierno Pcia. de Bs.As.
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