[Educaciolliure] Los jesuitas sacan pecho!! o,

[Miguel]

"Los jesuitas y la falta de fe ( en ellos)" o,

"Jesuitas de mi vida, jesuita innovador, por eso te quiero tanto y te doy mi preinscripción".

Por un lado "Bienvenido Sea" el impulso que la institución jesuita ha dado al panorama educativo general poniendo en cuestión metodologías y planteamientos ya caducos- desde nuestro punto de vista-, vigentes todavía en la enseñanza que provienen de la industrialización y no están
 adaptados ni a los tiempos que corren ni a los cambios de paradigma que se han ido dando estos años a nivel de conocimiento sobre desarrollo humano,desarrollo de las inteligencias, etc.

Por otro lado, a bote pronto y sin conocer más que las notas de prensa que han salido estos días, somos escépticos con la radicalidad real de la transformación que plantean.

Si partimos del punto de vista del niño, sus necesidades básicas y el desarrollo de las inteligencias que van asociadas a la satisfacción o no de estas necesidades, no dejamos de ver lagunas en la transformaciòn meramente metodológica que plantean.

Concretamente hoy en día está prácticamente consensuado -al menos desde la perspectiva de la psicología dinámica humanista -que  el  niño necesita básicamente:

-Seguridad, un entorno protegido donde se sienta seguro, no tenga miedo y si lo tiene acceda fácilmente al apoyo adulto para hacerle frente.
 
-Afecto, un entorno donde se sienta querido, sienta el calor humano y se sienta apreciado tal y como es y parte de una comunidad.

-Respeto por su autonomía, por sus impulsos, sus curiosidades,que no se le imponga nada tanto a nivel físico,emocional e intelectual y respeto por sus tiempos  y sus movimientos.

-Un ambiente y acompañamiento creativos donde poder experimentar toda su necesidad de conocimiento profundo del medio y de sus semejantes, donde desarrollar su inteligencia para las operaciones concretas y abstractas, donde poder plantear hipótesis e intentar resolverlas en cooperación o individualmente si lo desea.

La transformación metodológica que plantean afecta sobretodo a las dos últimas necesidades, la de respeto por la  autonomía del niño y la de procurar un ambiente y acompañamiento en el aprendizaje, por parte del adulto, que sea creativo y estimulador y potencie el desarrolo de las inteligencias asociadas a estas necesidades, sobretodo las inteligencias para las operaciones concretas y abstractas.
¡No está mal la cosa para empezar, la verdad!
El sustrato anterior, previo, asociado a la necesidad de un ambiente protegido y afectuoso, del que se sustentan las inteligencias "básicas", la inteligencia instintivo-afectivo-emocional-sensoperceptiva-motriz y la inteligencia simbólica es un tema más delicado y a menudo se escapa a cambios metodológicos espectaculares. Requiere de un compromiso más personal de cada uno de los que acompañamos al niño.

 Del desarrollo o no de estas inteligencias "básicas" depende totalmente el desarrollo del pensamiento posterior concreto y abstracto. Un niño sin el afecto necesario, un niño con miedo profundo a los demás o a sus propios impulsos, es muy difícil que desarrolle con solvencia sus inteligencias "superiores". Hablando en parámetros de las inteligencias múltiples, si la inteligencia intrapersonal e interpersonal tienen fisuras en el niño, las otras inteligencias más academicas, probablemente, se caerán por esas fisuras. 
 Lo siento, pero me sabe mal ver a los jesuitas sacando pecho en la cresta de una ola que mucha gente lleva años trabajándose contra viento y marea-nunca mejor dicho-.

Ese cambio más profundo y personal del adulto en su capacidad para sentir el miedo o la tristeza de un niño, y el suyo propio, para aprender a acompañarle con presencia, con cariño y con delicadeza.
Ese intento adulto de acercarnos a una sensibilidad de la que probablemente carecimos en nuestra educación, en nuestra vida, esa busqueda valiente del maestro, del acompañante, de la madre o del padre, es la que realmente genera cambios cualitativos profundos en el desarrollo de nuestros hijos.
 Una búsqueda que requiere una decisión personal, un compromiso profundo con uno mismo, y si eso no acompaña los cambios metodológicos-necesarios, desde luego-, nos quedamos a mitad de camino. 

¡Que pena sería que ahora nos apresurásemos a hacer cambios metodológicos que no sentimos como nuestros, de corazón!

Por nuestros maestros, los públicos, los de todos, para que entre todos podamos encontrar a nuestro ritmo ese camino de compromiso a la par que los cambios meramente metodológicos hacia los que los tiempos y nuestras necesidades también nos empujan.
Un abrazo colectivo Xipres y Xell.

Miguel Ángel Aladrén, papa de Bruno de primer.

















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