[Educaciolliure] en este libro

monica escudero tassili.4agmail.com
Dil Abr 13 16:12:05 CEST 2009


ella habla de anorexia, autismo, ...  yo todavía no lo he leido, pero como
sus teorias sobre la violencia me parecen de lo + acertadas, imagino que en
estos otros temas lo mismo dará en el fondo de la cuestión.


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Laura Gutman - Crianza <crianza en fibertel.com.ar>
Fecha: 20 de marzo de 2009 1:08
Asunto: Laura Gutman - Presentación del libro "La Revolución de las Madres"
en Buenos Aires
Para: tassili.4 en gmail.com



  INVITACION A LA PRESENTACION DEL LIBRO LA REVOLUCION DE LAS MADRES










     *   *

*
La anorexia*

Cuando la furia emocional nos desborda -especialmente si somos aún muy
jóvenes-, y cuando no logramos desplegar nuestras alas sometidas al deseo
omnipresente de nuestra madre, creemos que seremos capaces de rechazarla a
través de otras entidades nutricias, como por ejemplo, el alimento. Así es
como iniciamos esta guerra de deseos. Si ganamos esa batalla, nos sentimos
poderosas. No comer, ser capaces de decir “no”, no tentarse, no tener
hambre, *no necesitar *del otro, es el trofeo alcanzado. *Eso se llama
anorexia.*

Alcanzamos la ilusión de estar demostrándole a nuestra madre que no la
necesitamos y que podremos sobrevivir sin ella.  Aunque en el fondo estemos
desesperadas de amor materno.
Es evidente que el problema *no reside en el hecho de no comer*, sino que la
anorexia es la herramienta ideal *contra la invasión del deseo ajeno.* Por
eso es ridículo que nos obliguen a comer o que controlen cuánto alimento
ingerimos, ya que en esos casos reaparece una “entidad externa” con* un
deseo bien definido que pretende anular el nuestro*. Ninguna anoréxica
“desearía” comer más. Al contrario. No comer nos permite imponer nuestro
deseo y eso nos otorga seguridad. Mientras no comamos, estamos orgullosas de
estar ganando la batalla.

Admitamos que visto de este modo, quizás no haya nada más “saludable” para
la anoréxica, que cerrar la boca. No conocemos otra manera de defendernos.
Si lo supiéramos, no nos dejaríamos morir de hambre.
Que actualmente esta respuesta de la conciencia tenga un nombre y que ahora
todos acordemos que se llama *anorexia*, no significa gran cosa. Porque
creemos que hay una enfermedad allá afuera que es la culpable. Desviamos la
culpa en la moda, en las imágenes exageradamente delgadas de las modelos, en
los talles pequeños de la ropa y en la imagen distorsionada del cuerpo
femenino.

En cambio, si ahora somos madres de hijas adolescentes o jóvenes que
encuentran en la anorexia el modo desesperado de gritarnos lo que necesitan,
rindámosles al menos un homenaje por haber llegado hasta aquí, todavía con
las ganas intactas de ser sí mismas. Y preguntémosles  qué necesitan de
nosotras hoy, aquí y ahora. *Dejemos de controlarlas.* Pero eso *no
significa que continuemos ignorándolas*. Emprendamos el recorrido que la
anorexia se merece: el camino de la comprensión y la aceptación de los
deseos ajenos. El camino del amor. El camino de regreso a casa.

*Laura Gutman*

Fragmentos del libro *“La Revolución de las Madres”*
------------ próxima parte ------------
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