[Educaciolliure] los niños,los padres

judith lucena judithca34agmail.com
Div Feb 22 11:24:54 CET 2008


Hola, envío éste artículo porque me parece muy interesante su difusión.
Tambien para que lo lea Mercé Font, que al parecer está a favor del SAP pero
forma parte de NiC y de Educaciolliure, y me ha dicho que me borre de ambas
listas por poner éste tema a debatir. Tambien para un papá del Martinet que
ignora todo lo que sufre un niño y defiende el comportamiento de su
progenitor/a.Lo envío porque el maltrato infantil es cosa que se debe
hablar, que no se debe esconder. *Lo digo porque soy LIBRE* de decirlo, a
pesar que me han amenazado con sacarme de la lista, como si se tratara de un
tema tabú. El SAP existe, los progenitores/as que lo llevan a cabo tambien
existen, van poniendo denuncias falsas para conseguir todo lo que quieren.
Pero hay algo que no piensan....en su niño. A pesar de ir a cursos y
charlas, de poner sonrisas , ser gentiles y educados, encantadores y
preparados en temas de pedagogía, en la intimidad cometen un acto oscuro
como decirle a su hijo que no hable con su padre, que no lo vea, que lo
rechace, de forma sutil, pero lo hacen. Estos niños sienten culpa y
ansiedad. Es fácil de ver, es fácil de comprobar. Quiero decir publicamente
que es probable que quien se sienta aludido/a me denuncie, como ya me ha
amenazado, a mí y a mi compañero ( a quien sí ha denunciado) Quiero que lo
sepan todos, quiero que sepan que no solo un niño sufre sino los que
denunciamos publicamente el abuso.Queremos justicicia. Basta de SAP, basta
de abuso, basta de mentiras en los juzgados, basta de doble moral. A los
amigos de la mamá en cuestión, dejad de avalar el destrozo progresivo de la
inocencia de un niño tan pequeño. A la madre: Deja ya de poner denuncias
absurdas, de decir mentiras, de inventar.
  *El SAP: Un maltrato infantil oculto
*
*Tribuna Abierta* por *Julio Bronchal Cambra y Carlos Tovar
Escudero*<info en panorama-actual.es>

*.*


*En estos últimos días, diversos medios de comunicación vienen informando,
en algunos casos, también con imágenes de dudosa procedencia y legitimidad,
que una juez de Santa Cruz de Tenerife ha dictado un auto, inscrito en un
proceso de separación matrimonial, en el que retira temporalmente la
custodia de las hijas, de 14 y 12 años de edad, a la madre y se la atribuye
a su padre en base a que, según los peritos psicólogos que intervienen en
este caso, las menores están afectadas por el denominado Síndrome de
Alienación Parental (SAP).*



Seguramente, lo más llamativo de este caso no es solamente que desde una
instancia judicial se le retire la custodia de dos menores a su madre, (en
España, el 97% de las custodias se les atribuyen), sino que precisamente esa
decisión se haya adoptado a pesar de que las hijas muestren un total y
rotundo rechazo a relacionarse con su padre.

Este artículo tiene por objeto aportar elementos de comprensión de esta
decisión, dado lo inusual que resulta en nuestro país que un órgano judicial
adopte esta drástica medida y lo poco conocida que aún es la patología que
presentan las menores, es decir, la Alienación Parental.

El SAP fue descrito, por primera vez, a mediados de la década de los
ochenta, por el psiquiatra forense norteamericano Richard Gardner, que lo
definió como un trastorno emocional que se da, principalmente, en el ámbito
de los procesos judiciales de separación y divorcio y que se manifiesta en
que los niños afectados sienten y expresan un rechazo injustificado hacia su
padre o su madre como consecuencia directa de la manipulación sentimental
promovida por su otro progenitor, hasta el punto de que, una vez instaurado,
el niño hace suyos esos sentimientos, los intensifica y los amplía a todo el
entorno familiar y social del progenitor rechazado. En nuestra cultura y,
tal vez, por la corta historia divorcista que tenemos, se nos hace difícil
imaginar que un padre o una madre indispongan de tal modo a sus hijos contra
su otro padre, hasta el límite de que lleguen a odiarle, sin que exista
causa razonable para ello. Sin embargo, estos sentimientos se detectan con
una creciente frecuencia en las exploraciones forenses de los menores de
padres divorciados, en las que se llegan a registrar expresiones de tan
profundo rechazo como desear la muerte del progenitor odiado, sin que tales
sentimientos les ocasionen ningún sentimiento de culpa.

Otros síntomas que suelen presentar* estos niños son las explicaciones
débiles, frívolas, repetitivas o absurdas* que emiten para justificar su
desprecio; en el caso que nos ocupa, un medio de comunicación reflejaba que
estas dos menores decían "que si no queremos ir con él (el padre) será por
algo". O lo que, *en términos clínicos, se conoce por "escenarios
prestados", es decir, los hijos hablan de sucesos o situaciones que no han*
*vivido o que, por su edad, no pueden recordar,* empleando muchas veces
expresiones literales del progenitor que los manipula e impropias de su
edad. Igualmente, en lo publicado de este caso, las dos niñas, a preguntas
de un periodista, manifestaban que "no quiero ir con él porque nos hizo
mucho daño de chiquititas".

Junto a lo anterior, *la conducta habitual del padre o madre que manipula
hasta este grado a sus hijos, a fin de lograr que rompan todo vínculo
afectivo con su otro padre, es dificultar y obstruir al máximo su
relación.Son comunes los incumplimientos de los, muchas veces exiguos,
regímenes de
visita, así como

> excluir al otro progenitor de las actividades propias de los hijos,
> (escolares, sanitarias, deportivas o de ocio).

 Si, en los casos de divorcio, el padre o madre al que se le atribuye la
custodia tiene por principal misión la de facilitar la relación y
comunicación de los hijos con el padre con el que no conviven, así como con
el resto de su familia y ambiente, los padres que generan este síndrome
ponen todo su empeño en lograr todo lo contrario, es decir, que esta
relación esencial para el adecuado desarrollo de los niños se llene de
obstáculos insalvables, sin la más mínima posibilidad de alcanzar acuerdos y
compromisos entre las diferentes criterios o posiciones que los padres
mantengan.

*No es de extrañar que, para mejor comprender y analizar este complejo
fenómeno, la investigación haya buscado analogías con los métodos de
programación mental y lavado de cerebro propio de las sectas destructivas. *Las
consecuencias para los menores implicados en un proceso de* *Alienación
Parental son, efectivamente, devastadoras.* El SAP está considerado como una
forma severa de maltrato hacia un menor. Por un lado, se abusa
emocionalmente del niño induciéndole y obligándole a pensar, sentir y actuar
según los caprichos y deseos de un adulto. Y por otro, se le niega –sin
motivo- el derecho a disponer del apoyo y afecto de uno de sus padres y de
la otra mitad de su familia, colocándolo innecesariamente en una situación
de orfandad injustificada y de riesgo para su óptimo ajuste personal y
social.

Más aún, entre las diferentes estrategias usadas por los padres alienadores,
y tal como han demostrado numerosos estudios epidemiológicos realizados en
los países occidentales, *durante los últimos quince años, destaca, por su
efecto devastador, la formulación de falsas acusaciones de abusos sexuales.
En términos muy gráficos se ha descrito esta maniobra como "la bala de
plata", con la que, de modo casi infalible y en un altísimo porcentaje de
casos, se consigue destruir, a veces para siempre, la relación
paterno-filial.
*
¿Qué papel pueden cumplir los diferentes agentes judiciales ante estas
situaciones? Es frecuente que en un procedimiento judicial donde el SAP está
presente, concurran tanto denuncias por supuestos malos tratos y abusos
sobre un menor, como las correspondientes alegaciones de inocencia del
inculpado y advertencias sobre las manipulaciones de las que está siendo
objeto el niño. Llegar a un conocimiento cierto de lo que realmente está
sucediendo no es fácil. Para abordar esta difícil tarea de discriminación,
el juez puede solicitar la colaboración, dentro de un marco
interdisciplinar, de psicólogos, trabajadores sociales, médicos y también de
otros actores y agentes institucionales. Tanto el diagnóstico, como la
terapia exigen de esta perspectiva amplia.* Los jueces y fiscales de los
Juzgados de Familia*, así como del resto de órganos judiciales que tramitan
los procesos de separación matrimonial y divorcio, (recordemos que, en
España, tan sólo existen 71 Juzgados especializados de Familia),
adecuadamente asesorados, *deben adoptar resoluciones que, ante todo,
tiendan a proteger al menor de cualquier forma de abuso y maltrato (incluido
el SAP)* *y garanticen la* *continuidad y fluidez de la relación de los
hijos con sus dos padres*. Deben detectar y atajar, lo más precozmente
posible y con la agilidad que estos casos requieren, cualquier actuación de
un progenitor que pretenda impedir u obstaculizar la relación del otro con
los hijos comunes. *Hay que tener presente que los padres alienadores se
caracterizan porque sólo están dispuestos a cumplir la resoluciones
judiciales que les resultan favorables y que utilizarán todos los medios a
su alcance, judiciales y extrajudiciales, para eludir sus responsabilidades,
erigiéndose en "juez, perito y parte" de un conflicto del que, a la postre,
son los únicos responsables.
*
Una vez diagnosticada la alienación parental y en su grado más severo, como
en el caso de Tenerife que da lugar a estas líneas, la mayoría de los
especialistas recomiendan el cambio de custodia de los hijos,
atribuyéndosela al padre rechazado, con el consiguiente alejamiento temporal
del padre manipulador, a fin de que no continúe interfiriendo en las medidas
judiciales y psicoterapéuticas que, perfectamente combinadas, deberán
adoptarse para favorecer la reanudación y normalización de la relación de
los hijos con sus dos padres. *Y, con todo ello, evitar que estos niños
crezcan y se* *desarrollen en un ambiente delirante de mentiras y odio hacia
uno de sus padres, una de las dos personas más decisivas en la formación de*
*cualquier ser humano.* Para evitar, en definitiva, que acaben siendo,
innecesariamente, "huérfanos forzosos o civiles", el triste destino de
tantos niños y niñas –ahora adultos– víctimas de la Alienación Parental y a
los que, en su día, no se les pudo o supo ayudar.



-- 
Judith Lucena Nemirosky
------------ próxima parte ------------
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