[Ecoseny.Actualitat] "Nos apegamos a lo que debería ser en lugar de a lo que es"

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dis set 11 08:30:57 CEST 2010


Hola a to a s, fa dies que estic comprobant, que la ciència confirma les
nostres creençes, no hi ha map diferència en que parla un Mestre
espiritual, al Tolle, altres, l'Amma... que tinguen una bona Diada¡¡¡¡, el
11 de setembre que ens diu tantes coses, disfutem aqui i ara.
Una abraçada, Namaste, Angels
-
Christophe André, médico psiquiatra y psicoterapeuta
"Nos apegamos a lo que debería ser en lugar de a lo que es"
IMA SANCHÍS  - 11/09/2010



Tengo 53 años. Nací en Montpellier y vivo en París. Casado, tengo tres
hijas. Soy profesor universitario y psiquiatra en el hospital Sainte-Anne,
especializado en el tratamiento de trastornos emocionales, ansiosos y
depresivos. Soy de centroizquierda y cristiano budista


He visto una paloma muerta y me he puesto  triste... 

Ha recibido una información del exterior que le ha provocado un estado de
ánimo, un clima mental. 

Metamorfosis silenciosas. 

Los estados de ánimo son emociones muy sutiles, pero definen nuestra vida
emocional mucho más que las emociones fuertes, que radicalizan y
simplifican nuestra percepción de los acontecimientos. Las emociones nos
empujan a la acción, y los estados de animo, a la reflexión. 

A veces no sabemos qué hacer con lo que sentimos... 

Yo más bien diría que no sabemos exactamente qué sentimos y entonces caemos
en la cavilación - darle vueltas incesantemente a lo que nos pasa-o la
huida; pero cada vez que rechazamos sentir nuestros estados de ánimo, el
problema persiste. Lo que hay que hacer es escucharlos, tienen un mensaje
para nosotros. El análisis de los estados de ánimo nos vuelve más
inteligentes. 

Hay que saber hacerlo. 

Primero aceptación y después acción, nunca reacción o negación. Aceptar
nuestros dolores deja sitio a nuestras dichas, y volcarse
(transitoriamente) en uno mismo permite volcarse hacia el futuro; pero
aceptar la tristeza no significa sumirse en ella. Y hay que distinguir
entre cavilar y reflexionar. 

¿Cómo distinguirlo? 

Las cavilaciones surgen de la pregunta ¿por qué?:¿por qué he tomado esa
decisión?, ¿por qué me ha pasado a mí? La mejor pregunta para ver más claro
es cómo:¿cómo hacer para que el problema no persista? Eso es reflexionar.
El por qué es una pregunta intelectual, cómo es observación. Conocer cuál
es mi experiencia cuando me siento mal trae lucidez para enfrentar el
problema. 

Los estados de ánimo pueden cambiar varias veces en un mismo día. 

Lo deseable sería dar a cada estado de ánimo la respuesta que le
corresponde, pero solemos dar a todos la misma respuesta. La herramienta
adecuada es la introspección, detenerse y preguntarse qué estamos
sintiendo, pero resulta difícil, muy difícil. 

No me desanime, doctor. 

Un recurso valioso es la meditación de plena consciencia, es decir: estar
presente en la experiencia del momento que estamos viviendo, sin filtro,
aceptando lo que llega; sin juicios de valor y sin expectativas. 

¿Por qué pesan más los estados de animo negativos que los positivos? 

Nuestro cerebro está cableado así, nos atrapa más lo malo que lo bueno.
Cuando estamos en calma, frente al mar por ejemplo, no nos permitimos
disfrutarlo, enseguida nos viene a la cabeza un pensamiento del tipo
"debo..." o "hubiera tenido que...". En lugar de estar en el instante
presente, vivimos en la anticipación o en el rumiar. 

Hay situaciones y sentimientos ante los que no tenemos respuesta. 

Hay que aceptar que el misterio existe, pero queremos tener respuestas para
todo. La persona ansiosa es la que soporta mal la incertidumbre. La
tendencia a la preocupación reposa sobre una intolerancia frente a la
incertidumbre. 

¿Preocuparse es cavilar sobre el futuro? 

Así es. Estar preocupado es tener la mente repleta de problemas por
adelantado, ocupada y nerviosa. Deja de haber espacio para otros estados de
ánimo, como las pequeñas alegrías cotidianas. 

¿Cómo regular la inquietud? 

Entendiendo que no podemos controlarlo todo y que los problemas forman
parte de la vida, aceptando la incertidumbre; pero preferimos llenar el
inquietante vacío de la incertidumbre actuando o anticipando. Nos apegamos
a lo que debería ser en lugar de a lo que es. 

Enséñeme a facilitar los estados de animo positivos. 

Sonría, sabemos que sonreír aumenta los estados de ánimo positivos. Y ante
un problema, dé un paseo: en lugar de bloquear el estado de ánimo
intelectualmente, muévalo físicamente y tome distancia. Moverse, hablar con
otras personas y entrenarse en ejercicios de gratitud son remedios
poderosos. 

¿Cómo se entrena la gratitud? 

Cada noche, piense en tres momentos agradables del día y dese cuenta de que
casi siempre esos momentos se los debe a otras personas, al amigo con quien
ha compartido la comida... Osi ha estado feliz escuchando música, agradezca
ese momento a aquel compositor que vivió hace tres siglos. 

Brillante idea. 

Pensar tu felicidad ligada a otras personas da más potencia a esa
experiencia y más seguridad, nos da fuerza para luchar contra ese
sentimiento de soledad existencial. 

La dulzura es otra gran herramienta. 

Cierto, solemos pensar que la dulzura, la amabilidad, el respeto por los
otros, es bueno para los que lo reciben, pero todavía es mejor para quien
lo da y es consciente de las consecuencias de sus actos. 

La felicidad ¿se aprende? 

Un 50%, sí. La felicidad es bienestar más conciencia. Se trata de convertir
los pequeños momentos de bienestar en felicidad iluminándolos con la
conciencia. Saber que la felicidad es efímera e intermitente, saber hallar
dentro de la tristeza o la desdicha un momento para sonreír y asumir la
imperfección nos predispone a la felicidad. 

 
sábado, 11 de septiembre de 2010

La Contra| página nº 88
La Contra


"Nos apegamos a lo que debería ser en lugar de a lo que es"
Siento, luego existo




Los estados de ánimo, esa mezcla sutil de emociones y pensamientos, nos
acompañan en todo momento, sotto voce impulsan nuestros actos y nuestra
relación con el mundo. André es un experto en ellos, y en su magnífico
libro Los estados de ánimo. El aprendizaje de la serenidad (Kairós) los
despliega ante nosotros y nos invita a escucharlos, aceptarlos,
convertirlos en mentores de nuestra sabiduría, sobre todo si son incómodos.
Me quedé clavada en la página 49, en una reflexión sencilla: "Nos irritamos
cuando el calentador se estropea, pero no nos regocijamos por tener agua
caliente todas las mañanas. Y no obstante, ¡deberíamos hacerlo a título de
ejercicio de lucidez y felicidad!". 


 
 

			
			


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