[REpensar Barcelona] 'más que piedras'

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Jue Jun 28 18:51:49 CEST 2007



  Más que piedras 

  ISAAC MARRERO 

  /Masala, nº35, maig-juny 2007/ 
  

  La reciente apertura del expediente para declarar Can Ricart Bien
Cultural de Interés Nacional hace más relevante aún el debate en
torno a sus usos. Salvadas parte de las piedras, la cuestión es qué
hacer con ellas.  

  /Barcelona, la millor botiga del món. /Sería difícil entender el
conflicto de Can Ricart sin ponerlo en relación con los procesos de
transformación de la ciudad postindustrial. En un contexto de
movilidad y globalización del capital, gran parte de la industria
abandona los centros urbanos, cuya base económica descansa ya en el
sector servicios. En este nuevo escenario, el éxito de las
ciudades-empresa depende también de su habilidad para generar capital
simbólico y marcas de distinción. En el caso de Barcelona, la
principal producción y mercancía ha pasado a ser la ciudad misma, o
más exactamente la marca BCN. Los grandes proyectos urbanísticos han
jugado aquí un papel fundamental. No hay ejemplo más claro que el
Fòrum de les Cultures, un evento mitad economía del signo mitad
especulación urbanística que además sepulta la memoria histórica del
Camp de la Bota.  

  El Plan 22@ es otro de estos proyectos, destinado a convertir las
zonas industriales del Poblenou en un nuevo distrito de actividades
relacionadas con la nueva economía y caracterizado por la mezcla de
usos. Se trata de aunar la renovación económica del barrio
(expulsando las industrias ?sucias? o inconvenientes y atrayendo
nuevas actividades ?limpias?) con su renovación física (especialmente
mediante la extensión de la trama Cerdà, es decir, aumentando la
densidad y la diversidad de usos). El conflicto de Can Ricart surge
tras la aprobación en 2001 del PERI Parc Central, una de las primeras
actuaciones del 22 en .   

  El plan preveía el derribo de casi todo el recinto (se mantenía,
eso sí, la chimenea y la torre del reloj) para la edificación de un
?Parc de Negocis?. La fábrica, construida en el XIX y posteriomente
ampliada y parcelada, alojaba entonces una gran diversidad de
actividades industriales, artesanales y artísticas. Todas ellas
(excepto Hangar, de gestión pública) eran expulsadas por el plan.
Muchas, además, declaradas no compatibles con el concepto de
actividad @, y por tanto obligadas a abandonar el barrio.  

  /Salvem Can Ricart, defensem el Poblenou. /El plan para Can Ricart
fue respondido con un conjunto de movilizaciones y acciones que
lograron la paralización y posterior modificación del planeamiento y
que han hecho del conflicto uno de los más conocidos en la ciudad. El
movimiento por Can Ricart alojaba no obstante una gran complejidad
interior. En un primer momento se abrieron al menos tres frentes de
lucha: alrededor de las expulsiones; contra la especulación y el 22@;
y por la conservación del patrimonio industrial. Se trataba de
batallas distintas, de formas diferentes de enunciar el conflicto, no
siempre sincronizadas o sincronizables. Por un lado, la mayoría de las
empresas, a través de su abogado, negociaban las condiciones de su
salida del recinto, no el hecho en sí de la expulsión. Por otro lado,
la Plataforma Salvem Can Ricart defendía la conservación íntegra del
recinto como patrimonio y activo social, como expresión de
posibilidad del verdadero 22 en . Por otro, la Coordinadora contra el
22@ se oponía al Plan por su contribución a la especulación y sus
costes sociales.  

  Durante el 2005, al mismo tiempo que la mayoría de los talleres
eran forzados a abandonar el recinto, se trabajó en una propuesta
alternativa de conservación y usos sociales y se logró la suspensión
de la licencia de derribo. Quizá desde entonces la noción de
patrimonio industrial ha sido la que ha enmarcado el conflicto sobre
Can Ricart y el ámbito en el que se han producido los logros.   

  /Conservem Can Ricart, revitalitzem el Poblenou. /Con este lema, el
Ajuntament presentaba en 2006 una rectificación del plan para Can
Ricart, pasando a reconocer el valor patrimonial del conjunto y
conservando unos dos tercios del mismo. Se presentó también una
propuesta de usos, que incluía un casal de barri, la Casa de les
Llengües (del Fòrum), una ampliación de Hangar y /lofts. /El nuevo
proyecto permitía también la edificación privada alrededor del
recinto, que quedaría rodeado por edificios de cierta altura. La
Plataforma Salvem Can Ricart rechazó este nuevo plan, ya que mutilaba
la integridad de la fábrica y no consideraba el plan de usos elaborado
por la propia plataforma, que descansa en una mezcla de equipamientos
sociales de proximidad, un Museo del Trabajo y un polo de las artes y
la economía creativa para hacer de Can Ricart un nuevo epicentro del
barrio.   

  El plan fue no obstante aprobado sin grandes cambios en noviembre
del mismo año, días antes de que el colectivo La Makabra okupara el
recinto. La okupación cogió por sorpresa a los allí convocados por la
Plataforma para celebrar el aniversario de la suspensión de la
licencia de derribos. También abrió un nuevo espacio de debate, al
saltarse los estrechos márgenes de la legalidad y replantear la
cuestión de los usos del recinto desde otro punto de vista. Este
horizonte, sin embargo, se oscureció rápidamente tras constatar la
capacidad que autoridades, propietario y juez tuvieron para llegar a
un acuerdo sobre el desalojo, que eso sí, se ejecutó de ?bon rollo?
(Saura /dixit/).   

  La última vuelta de tuerca del conflicto ha sido el reciente
anuncio de la Generalitat de la apertura del expediente para declarar
Can Ricart Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). Esta decisión
otorga al recinto la máxima categoría de protección del patrimonio
cultural nacional y paraliza toda actuación en el perímetro de
protección durante el proceso de estudio. Sin embargo, el expediente
sigue operando en principio sobre los mismos elementos que el
Ajuntament de Barcelona propuso para la conservación, y por lo tanto
no recoge la petición de la Plataforma Salvem Can Ricart de preservar
íntegramente el recinto. Por otro lado, la declaración de BCIN implica
ciertas limitaciones en cuanto a las actividades que se pueden llevar
a cabo, lo cual podría derivar en una modificación del plan municipal
de usos en vigor, o no. La solicitud de BCIN se había presentado en
2005, con la mayoría de los talleres aún desarrollando su actividad
normalmente. A pesar de los plazos que establece la ley, la
Generalitat tardó casi dos años en pronunciarse, lapso en el que
todos los talleres han tenido que marcharse ?excepto Hangar.  

  Resulta paradójico que en paralelo al creciente reconocimiento del
valor patrimonial de la fábrica se haya ido vaciando su contenido. La
pregunta, cada vez más acuciante, es si tiene sentido defender la
conservación de Can Ricart / a pesar de todo./ Un proyecto de
conservación higienizado, como el vigente, lograría ocultar la
violencia del proceso.  

  La idea de un patrimonio industrial como memoria no sólo del
trabajo, sino del conflicto, es tremendamente necesaria en Barcelona.
Podría contribuir incluso a interrumpir la marca BCN allí donde ésta
se ha edificado sobre una memoria selectiva. Por ejemplo, acabando
con la visión del modernisme como un fenómeno espontáneo, conectando
el Quadrat d?Or con la burguesía industrial y las fábricas que
generaron esa riqueza. Al /glamour/ modernista se le contrapondría
así la memoria de aquellos que lo hicieron posible, en condiciones
poco glamourosas. Pero la defensa del patrimonio industrial se
enfrenta permanentemente al riesgo de apropiación, de reducción a
?piedras?, de fetichización. La fábrica convertida en /lofts. / 
 Frente a una visión técnica, formal, cabe entonces interponer una
mirada desde abajo. El trabajo de cada día, las relaciones cotidianas
entre los diferentes talleres, las rutinas y los conflictos, los usos
y las personas constituirían entonces el gran valor patrimonial de
Can Ricart, destruido ya para siempre. El sentido de la conservación
pasa ahora, desde mi punto de vista, por un plan de usos que esté a
la altura de este pasado reciente y que no trate de pasar por encima
de él, ni de esconder la herida.   
------------ próxima parte ------------
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