[Agroecologia] Vandana Shiva: 1000 millones de hambrientos
gentdelcamp en cerap.net
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Jue Jun 25 19:23:23 CEST 2009
La 'ecofeminista' Vandana Shiva
Rosa M. Tristán - El Mundo
'EN EL MUNDO HAY HOY MÁS COMIDA QUE NUNCA Y 1.000
MILLONES DE HAMBRIENTOS'
Shiva critica la postura del Gobierno español con los
transgénicos. Apuesta por una agricultura orgánica frente a los
transgénicos. Ha recibido el Premio Internacional Yo Dona por su labor
humanitaria.
La activista ambiental y Premio Yo Dona 2009 denuncia el
hambre que generan las semillas transgénicas en el mundo.
Vandana Shiva lleva toda la vida luchando contra el
monocultivo de la tierra, pero también de la mente. Nacida en el norte
de la India, Shiva inició su formación como Física cuántica, pero
pronto comprendió que había muchas batallas pacíficas que librar
contra la injusticia y la codicia y que las mujeres debían tomar la
batuta.
Ahora, a sus 56 años, es filósofa, ecologista,
escritora... y sobre todo una activista contra la destrucción de la
naturaleza y «la miseria que acarrea un sistema de producción de
alimentos. Hace unos días, Shiva ha recibido el Premio Internacional
'Yo Dona' por su labor humanitaria, uno más que sumar a la larga lista
en la que también está el Premio Nobel Alternativo, en 1993.
Pregunta.- ¿Qué le hizo cambiar el rumbo como física?
Respuesta.- Mi padre era conservador medioambiental en un
valle del Himalaya, pero el cambio fue en la Universidad, donde mehice
voluntaria del movimiento Chipko. Eran mujeres que protegían los
árboles. Al acabar los estudios creé una ONG de investigación
independiente porque me di cuenta de que quienes cortaban los árboles
eran quienes hacían los informes, y el resultado siempre era a su
favor. La gente necesitaba sus propias investigaciones. El lema era
que había que dejar de robar a la Naturaleza y que debía hacerse desde
una perspectiva femenina. Y se basaba en que el conocimiento es
necesario para la acción en defensa de los derechos de ambas. Yo soy
física, pero ese título no basta. A menudo, los expertos bloquean las
acciones porque saben mucho de un tema y no son conscientes de lo que
no saben. Por ello es importante escuchar a todos, a la gente normal,
a las mujeres, aunque no tengan títulos.
P.- Luego creó la ONG Navdanya, opuesta a los cultivos
transgénicos.
R.- Sí, su fin es proteger la biodiversidad y las
semillas, cuyo conocimiento ancestral siempre ha estado en manos de
las mujeres. Han sido 25 años de duro trabajo para ayudar a los
pequeños granjeros a cultivar semillas orgánicas. Y ahora consiguen
mejores resultados que quienes plantan los transgénicos de Monsanto.
Con la amenaza del cambio climático, estas semillas del banco de
Navdanya son la solución y no están patentadas. Cuando hay ciclones o
sequías, las repartimos a los campesinos, a medio millón de personas.
Además, son mejores para los consumidores que las que vienen de
Occidente, cuyos frutos no tienen sabor. En nuestro banco tenemos
semillas que combaten el cambio climático y vegetales de infinidad de
clases: 20 tipos de patatas, 10 de berenjenas, etcétera.
P.- ¿Qué es el ecofeminismo?
R.- Contar con la conciencia verde de las mujeres para
evitar el binomio entre dominación y destrucción. La percepción
masculina es que se puede mantener parte del medio ambiente y destruir
la otra. Y si surgen problemas, se buscan soluciones. La perspectiva
de la mujer es social. Se basa en la conexión entre el derecho a la
alimentación de todos y la protección de la naturaleza. Si un niño
tiene cáncer porque el agua está contaminada, sabe que hay que luchar
contra lo que lo desencadena. Y como ejemplo, las mujeres que lucharon
contra Coca-Cola en Kerala por ensuciar su agua potable, o las de
Bhopal. Son las últimas expertas en supervivencia.
P.- ¿Hacia dónde cree que va la producción mundial de
alimentos? R.- La alimentación de la Humanidad cada vez depende de
menos alimentos (soja, arroz, trigo y maíz). Y es porque unas pocas
multinacionales controlan todas las semillas. Patentan una semilla de
maíz y la distribuyen por el mundo. El segundo cambio importante es el
comercio. La globalización no ha significado el libre comercio de
comida de unos países a otros; al contrario, se aplasta a los países
que pueden producirla. A cambio, mil millones de personas pasan
hambre. En un mundo que produce más comida que nunca, en India el
consumo per cápita ha caído de 270 kilos al año a 150 kilos, menos que
en la gran crisis alimentaria de Bengala [1945]. Hoy el 70% de los
niños están mal nutridos y las mujeres están anémicas porque plantan
semillas sin hierro. En Navdanya tenemos un plan de nueve semillas,
que son las básicas para la vida.
P.- ¿Y qué fue de la famosa Revolución Verde en India?
R.- Hoy hablar de Revolución Verde cómo solución es
absurdo. Ya lo escribí en 1984. Incluso en Punjab, donde se vendía
como un éxito, creció el terrorismo acuciado por el hambre. Los
campesinos tomaron las armas y murieron 30.000 personas. Incluso el
conflicto mató a Indira Ghandi. La Revolución Verde sólo produjo más
arroz y trigo porque hubo más irrigación. Lo malo es que se usan
pesticidas para semillas transgénicas a las que no afectan esos
productos. Y las familias se endeudan al comprar estos productos.
Hipotecan hasta las tierras. Hoy, quienes pasan más hambre son los
productores de comida porque no pueden comer lo que han sembrado. La
industria química, la revolución verde y los transgénicos se basan en
la muerte. Lo venden como milagroso, pero cuando sustituyes ciencia
por mitología, nunca puedes saber si tus colegas científicos te van a
mentir. Y la Revolución Verde es en un mito.
P.- ¿Cree que los científicos tienen responsabilidad?
R.- Por supuesto. La responsabilidad está desde el
científico que en su laboratorio hace una semilla que afectará al
medio ambiente, hasta los políticos que redireccionan hacia los
transgénicos presupuestos que deberían ir a la agricultura orgánica.
P.- Un cambio es que ya no se venden como el fin del
hambre, sino la solución al cambio climático.
R.- Es verdad. Y lo que hacen es robar el conocimiento
que los agricultores consiguieron durante milenios, y también la
naturaleza. Venden trigo de bajo gluten, o arroz basmati, o el neem,
como sus inventos. Pero ya existían. Y cuando cambias un gen en una
planta, no sabes cómo va a afectar a los demás, si saldrá una planta
inestable. Pero como hay pánico al cambio climático, ofrecen la
solución milagrosa.
P.- ¿Y transgénicos sin patentes?
R.- Incluso así los científicos independientes deberían
comprobar que no tienen riesgo. Porque ni siquiera producen más.
Monsanto dijo que sus semillas de algodón darían 50.000 kilos por acre
en cada cosecha, pero nosotros hemos seguido todo el proceso y
realmente son 400. Ahora, un informe de la ONU, en el que 400
científicos han trabajado durante cuatro años, compara los resultados
de la agricultura transgénica, la de la Revolución Verde y la orgánica
y han comprobado que los mejores resultados se dan en la última. Lo
que pasa es que se potencia la agricultura industrial frente a los
jóvenes que quieren volver al campo.
P.-El Gobierno español apoya a los transgénicos. Tenemos
80.000 hectáreas plantadas...
R.- Yo le diría que se fije en sus vecinos (Francia,
Hungría, Austria) que los han vetado. Los españoles se merecen más y
mejor de lo que tienen. El Gobierno debería protegerles de los
transgénicos y falla al no hacer investigaciones independientes sobre
sus efectos. Pero como no hay regulación, proliferan.
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