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Parece muy interesante: las guerras, la víctimas, las mujeres,...<br>
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<a class="moz-txt-link-freetext" href="http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/03/actualidad/1375549988_287118.html">http://cultura.elpais.com/cultura/2013/08/03/actualidad/1375549988_287118.html</a><br>
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<div id="cuerpo_noticia" class="cuerpo_noticia">
<p>Un rey caído puede derrochar dignidad. La vulnerabilidad del
poderoso ha sido un filón dramático desde el principio de los
tiempos (teatrales). Esa fragilidad de la vida humana está en <em>Hécuba</em>,
la obra de Eurípides que se estrenó en <a
href="http://www.festivaldemerida.es/">el Festival de Teatro
de Mérida</a> y que <b>girará por varias ciudades</b>, con
puesta en escena de José Carlos Plaza y Concha Velasco como
protagonista. “Un rey puede de un día para otro dejar de serlo
y, sin embargo, en su caída ser digno de belleza, libertad y
justicia; <em>Hécuba</em>es un gran ejemplo de ello, ya que en
el momento de su caída puede pronunciar con toda hondura la
palabra justicia; una voz extraordinariamente actual, en la
medida en que estamos en un tiempo en el que muchos seres
humanos son víctimas de injusticia y no encuentran juez que les
de justicia”, señala el dramaturgo Juan Mayorga, responsable de
la versión estrenada el pasado jueves en la que se habla del
sinsentido de la guerra y, sobre todo, de sus mayores víctimas,
las mujeres.</p>
<p><em>Hécuba</em>, escrita en el año 424 a. C., es una obra muy
poco representada. Pertenece, junto con <em>Troyanas</em>, al
ciclo troyano en el que Eurípides cuenta los hechos no desde el
bando de los triunfadores, como es habitual, sino desde la
brutal realidad de de las más desdichadas madres, hijas o
esposas.</p>
<p>Todo corre a favor de obra. El Teatro Romano, que si bien está
erosionado por el tiempo, en el contexto de la función ese
deterioro se atribuye a la destruida Troya tras la cruenta y
larga guerra. El director demuestra que para él no tiene
misterios el escenario del teatro romano, que utiliza hasta el
límite. Mayorga, que además de ser el dramaturgo español más
reconocido internacionalmente, con estrenos de sus obras por
medio mundo, sabe como nadie bucear en los clásicos, dando luz y
comprensión a las a veces difíciles obras grecolatinas que logra
acercar como nadie al presente. Y esa actriz, Concha Velasco,
con la energía, edad, fuerza y carácter imprescindibles para
abordar el personaje de la reina Hécuba (claro precedente de la
brechtiana <em>Madre Coraje</em>), esposa del rey Príamo,
convertida en una esclava que jamás llora, que nunca pierde la
dignidad y que en esta versión, más que clamar venganza, exige,
a pesar de su condición de perdedora y madre inconsolable por la
muerte de sus hijos, que se haga una justicia que finalmente la
convierte a ella en acusadora, juez y verdugo.</p>
<p>No están solos, hay un gran reparto de actores, con capacidad y
aptitudes demostradas, para estar al frente de cualquier
importante montaje, formado por José Pedro Carrión, Juan Gea,
María Isasi, Alberto Iglesias, Pilar Bayona, Luis Rallo, Alberto
Berzal, Denise Perdikidis, Marta de la Aldea, Zaira Montes. Y un
figurinista, Pedro Moreno, que sin recurrir a uniformes
militarotes, ni <em>aggiornamentos</em>, crea personajes que
con tan solo verlos, transmiten dolor, calamidades y desgarros
internos con ese vestuario de degradado colorismo y
personalísimo diseño.</p>
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