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<BODY bgColor=#ffffff>
<DIV><SPAN style="FONT-SIZE: small"> recomiendo la lectura de la entrevista
a Rafael Poch publicada en el diario La directa. Creo que contiene elementos
interesantes que merecerian incluso un debate: Caracterización de la crisis -de
tres niveles: financiero, de la "economía real" y la asociada al "cambio global
antropogénico"-, el papel de Alemania, la dirección que pueden tomar las cosas
(indicios de 1930 / indicios de 1848) ....<BR></SPAN><SPAN
style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: small"></SPAN></DIV>
<DIV><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: small"><BR>Entrevista a Rafael
Poch, corresponsal de <SPAN style="FONT-STYLE: italic">La Vanguardia</SPAN> en
Berlín</SPAN> </DIV>
<DIV class=Section1>
<P class=MsoNormal><SPAN style="FONT-SIZE: small; FONT-STYLE: italic">“Europa se
encuentra en una divisoria: repetir 1930 o 1848”</SPAN></P>
<P class=MsoNormal><A
href="http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=%C3%80ngel%20Ferrero&inicio=0">Àngel
Ferrero</A></P>
<P class=MsoNormal>La Directa</P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">¿Cómo ves Europa en
comparación con China y América Latina (economía, dinámica social)?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Regresar a Europa tras más de veinte años
fuera, fue encontrarse con un bostezo. Los años noventa y la primera década del
siglo han sido socialmente somnolientos, de gran apatía social. En los ochenta
el continente estaba dividido en dos amalgamas estrambóticas: capitalismo y
democracia en el Oeste y socialismo y dictadura en el Este. La tensión entre
aquellas amalgamas moderaba algo el capitalismo en el Oeste. Hoy Europa se ha
unificado con el resultado de más desigualdad y más explotación, tanto en el
Este como en el Oeste. Pero ese cambio, que evidentemente no es igual en todos
los países, no ha sido contestado. En el Este seguramente por el desprestigio
que las dictaduras imprimieron a lo social y el "sálvese quien pueda" en el que
se convirtió la mera supervivencia para mucha gente en muchos países. En el
Oeste los motivos también varían de un país a otro. En España, por ejemplo, se
produjo lo que yo denomino como el "asfaltado intelectual" de la sociedad:
cierta americanización, cierto espíritu cutre de nuevo rico hipotecado... En
cualquier caso el resultado final fue parecido en todas partes: retroceso de los
movimientos sociales y de la conciencia crítica. Mientras tanto, en China se
vivía un extraordinario avance de la economía y de la contaminación, regado por
el mayor proceso de urbanización de la historia. Un dinamismo extraordinario. Un
cambio social vertiginoso difícil de caracterizar con un solo brochazo. De
América Latina sólo puedo hablar de oídas, pero es evidente que ha habido un
despertar social que ha tenido consecuencias políticas en media docena de países
con el resultado de una inusitada capacidad de autonomía con respecto al gran
vecino del Norte, Estados Unidos, y toda una serie de iniciativas coordinadas en
el Sur, algo novedoso y esperanzador. Volviendo a Europa, parece que ahora nos
encontramos en una especie de divisoria, pues vemos indicios de cambio de signo
contradictorio. Algo se va a mover.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">En un artículo cita una
frase de Merkel "Nada debería dar por supuesto otro medio siglo de paz y
prosperidad en Europa". ¿La puede comentar?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Contiene una gran verdad, aunque seguramente la
frase fue introducida en el discurso como mero adorno retórico por algún asesor
de la canciller. El hecho es que la estabilidad en la que han vivido los
europeos en las últimas dos o tres generaciones se sostiene sobre unas bases muy
frágiles que ahora la crisis pone en cuestión. Pero en Occidente no hay
conciencia de la posibilidad de un hundimiento -lo que pasó en la URSS en los
noventa, en Argentina con el corralito, o la normalidad de cualquier nepalí
medio es un hundimiento. Los europeos occidentales y sus dirigentes no tienen
experiencia de eso. Eso hace que se continúe bailando sobre la cubierta del
Titanic o que se crea que por tener un camarote de primera están a salvo del
naufragio. En Alemania es significativo que la generación que conoció el
desastre de 1945, los viejos, sean los únicos que dicen cosas sensatas sobre
Europa y la euro crisis. Pero cuando hablo de crisis me refiero a un asunto de
tres niveles. Uno es el financiero, el desmoronamiento del piramidal castillo de
naipes especulativo / ladrón. El segundo es la consecuencia que ese
desmoronamiento tiene en la "economía real", con empresas que cierran, sectores
inflados que se desinflan, gente que pierde su trabajo y una generación de
jóvenes sin futuro. El tercer nivel es el principal: se trata de la crisis
asociada al "cambio global antropogénico" del que el calentamiento global es el
escenario más conocido y popular. Este tercer nivel es superior, porque contiene
los demás niveles y mucho más. A su lado la crisis del neoliberalismo es algo
anecdótico, casi una nota a pie de página, podríamos decir...</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">El reto de la "crisis neoliberal", cuando
apareció en 2008, era aprovecharla para atajar toda la crisis en su conjunto,
con una transición energética, un cambio de modelo, de contabilidad, de
racionalidad económica, de relación con el medio y, naturalmente, de valores.
Avanzar en esa dirección. Lo que se denominó "New Green Deal". De momento ni
siquiera se ha reconocido la crisis del neoliberalismo y la crisis financiera se
afronta con recetas neoliberales y leyendas nacionales que nos llevan de regreso
al siglo XIX. Respecto a la gran crisis, la cumbre de la ONU sobre cambio
climático de Durban ha dejado bien claro el desfase entre la urgencia del cambio
que se precisa y la ceguera de la respuesta. Todo sumado, resulta difícil
imaginar una situación más necia y miserable.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Cuando las instituciones internacionales como
la ONU, ya llevan años dedicando grandes eventos, esfuerzos y acuerdos al
calentamiento global, las políticas económicas nacionales deberían poner el
cambio de modelo en el centro de su estrategia a medio y largo plazo. Ni
siquiera en Alemania, uno de los países pioneros del movimiento "verde", se
habla de eso en las instituciones como se debería. Y no es casualidad. Por un
lado, las instituciones de nuestras democracias no están diseñadas para el largo
plazo, sino para un "usar y tirar" de cuatro o cinco años. La transición
energética exige estrategias a quince, veinte, treinta años vista, pero la
mirada de nuestros gobernantes no alcanza mucho más allá de las próximas
elecciones. Por otro lado, la estructura económica-empresarial regida por el
beneficio determina mucho cualquier proyecto de cambio energético: los mismos
monopolios e intereses que alimentan el calentamiento son los nuevos líderes
eólicos y solares. Las nuevas energías en manos de las viejas estructuras sin
duda no son lo mismo, pero tampoco son la solución. No se saldrá de esta crisis
sin profundas reformas estructurales e institucionales. Tales reformas precisan
de un fuerte movimiento social internacional. </SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">A Alemania le favoreció la
burbuja inmobiliaria española. ¿Qué hay detrás de la propaganda contra los
"vagos del sur"?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Ante todo la vana esperanza de que el país
puede salir ileso de la crisis. Alemania había sido un país de relativa
nivelación social, como Japón, con un estado social generoso y unas relaciones
laborales mucho más decentes que la media europea. En 1990, la anexión de la
RDA, que costó un billón de euros, acabó con el espantajo comunista, que era el
principal incentivo para el "modelo social alemán". La mayor competitividad de
los productos alemanes, en Europa y en el mundo, se logró, en gran parte,
congelando salarios y generalizando la precariedad laboral en Alemania. Ese
desmonte social-laboral contribuyó afirmar la potencia exportadora alemana en
una época en la que aparecían nuevos desafíos competidores en Asia, pero
desequilibró aun más internamente la zona euro.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Desde la introducción del euro Alemania generó
un superávit comercial de 800.000 millones de euros dentro de la euro zona, lo
que creó un agujero equivalente en los países menos competitivos del grupo. Esta
es la "unión de transferencias" de la que no se habla en Alemania, donde bajo
ese concepto sólo se entiende los subsidios y fondos de compensación al sur de
Europa que Alemania y otros países ricos desembolsaron. En cualquier caso, las
empresas alemanas (no "los alemanes") ganaron mucho dinero e invirtieron gran
parte de sus beneficios en el exterior, capitalizando la estafa inmobiliaria de
Estados Unidos, la destrucción del litoral español y buena parte de las
fantasías irlandesas o griegas, etc., etc. Desentenderse de eso y hacer ver que
la situación es resultado del maniqueísmo entre países virtuosos y manirrotos,
denota una gran desvergüenza, porque el problema no es nacional. La crisis fue
desencadenada por el sector privado, especialmente por los bancos que
financiaron la pirámide inmobiliaria que se desmoronó. Para atajarla, los países
europeos han dado a los bancos 4,6 billones de euros desde 2008 –esa es la cifra
facilitada por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
Además, hubo otro enorme desembolso de dinero público en los programas de
estímulo keynesianos del 2008. Todo ello incrementó, evidentemente, la actual
deuda pública.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Que hoy el debate esté centrado en la crisis de
la deuda pública, y no sobre el casino que la ocasionó, se debe,
fundamentalmente, a que el poder financiero controla gobiernos y medios de
comunicación e impone la leyenda que más le conviene. El gobierno alemán ha sido
particularmente activo en ese frente. Su nacional-populismo acerca de que el
problema son unos países del sur gastadores que no "hicieron sus deberes" y en
los que la gente común vivió "por encima de sus posibilidades", le permite
canalizar el descontento de los contribuyentes alemanes por los centenares de
millones transferidos a los bancos como consecuencia de la irresponsabilidad de
estos invirtiendo en el casino global. Reconocer la realidad significaría
revisar los últimos veinte años de política económica y social alemana que se
han vendido como exitosos y modélicos para el resto de Europa.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">Pero ¿no lo
fueron?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Solo fueron exitosos para los empresarios y
para los más ricos. Desde la anexión de la RDA la economía alemana ha crecido
alrededor de un 30%, pero el resultado no ha sido una prosperidad general, sino
un enorme incremento de la desigualdad. Desde 1990 los impuestos a los más ricos
bajaron un 10% y la imposición fiscal a la clase media subió un 13%, los
salarios reales se redujeron un 0,9% y los ingresos por beneficio y patrimonio
aumentaron un 36%. Desde el punto de vista de la (des) nivelación social,
Alemania es hoy un país europeo normal: el 1% más rico de su población concentra
el 23% de la riqueza (una relación similar a la existente en Estados Unidos en
2007) y el 10% más favorecido el 60% de ella, mientras la mitad de la población
sólo dispone del 2%.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">¿Por qué siguen rechazando
los eurobonos?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">En parte porque el gobierno alemán es rehén de
su propia leyenda populista. La leyenda afirma que Alemania es el gran pagador
de Europa, la gran víctima. Su contribución a los rescates europeos es,
efectivamente, la mayor en términos absolutos, pero sólo porque su economía y su
población son las mayores. La contribución alemana per cápita es la sexta entre
17 países, y según la parte del PNB dedicada es la décima, pero eso no se dice,
como tampoco se dice que han sido los mayores beneficiarios de la existencia de
una moneda única. Entonces, si la música con la que se desayunan diariamente los
alemanes les dice que ellos son los que más pagan y que ellos lo han hecho todo
"bien", acceder a los eurobonos significa socializar el desbarajuste de quienes
lo hicieron "mal". Salir de este enredo significaría reconocer la interrelación
de la euro crisis y corregir la leyenda, lo que resulta muy complicado para el
conjunto del establishment alemán porque supone cuestionar la política de los
últimos veinte años. No es un problema de gobierno, sino también de la actual
oposición: recordemos que fue un gobierno de socialdemócratas y verdes quien
realizó la última gran ofensiva neoliberal en el país, con la llamada "Agenda
2010" de Schröder y abriendo las puertas a los "hedge funds"... Además de esto,
también hay un punto de dogmatismo ideológico neoliberal.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Pero sería injusto no añadir algo: si la
actitud alemana es obtusa, ¿cómo calificar el disciplinado seguidismo masoquista
de los gobiernos de Francia, España y los demás, que ni siquiera defienden los
vanos intereses nacionales de una estrategia exportadora y consienten una
política que incrementa su crisis? En España ni siquiera ha habido un "mea
culpa" por el ladrillo. Ningún aeropuerto inútil o destrucción del litoral ha
llevado a nadie a la cárcel. Al revés, el discurso político del PP reivindica
aquella "etapa de crecimiento". Es una casa de locos... Hemos de ponernos de
acuerdo en una cosa: en la Europa de hoy la estupidez es internacional. Frente a
la división de una Europa en países virtuosos y manirrotos, que pretende
disolver problemas sociales en cuestiones nacionales, el internacionalismo
ciudadano debe constatar la absoluta unidad de la estupidez europea como primer
paso.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">¿Qué queda del proyecto
europeo, ahora que ya se habla de dos zonas euro, pero además con una clara
división los europeos buenos y los malos?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Ese discurso introduce una tendencia
desintegradora y disolvente en la Unión Europea. Con el, Alemania ha abierto una
caja de Pandora muy peligrosa. Es un discurso que divide Europa y que ofenda a
sus pueblos. Lo hemos visto en Grecia donde se demoniza a Alemania, y se empieza
a ver en España. Cuando llegué a Berlín en 2008, Merkel era considerada en
España como el paradigma de la buena gobernante. Desde el año pasado su
prestigio y el de Alemania han caído por los suelos. Todo esto es disolvente
para la cohesión europea, pues abre una espiral desintegradora. Los alemanes, a
los que siempre les ha costado mucho ponerse en el lugar de los otros, no son
conscientes de lo que están sembrando. Cuando el año pasado le pregunté al
ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, sobre el resentimiento que
sembraba en Europa el discurso aleccionador de una Alemania virtuosa, me miró
como si le hablara en chino... Todo esto es muy malo, pues la Unión Europea,
vista con perspectiva histórica, es una buena solución a lo que había antes:
naciones que guerreaban constantemente entre sí. Por eso hay que conservarla,
reformándola. Para ello hay que poner los intereses generales de la ciudadanía
por delante del negocio, lo político por delante de lo económico, y no pedir
peras al olmo, no pretender hacer un superestado europeo a partir de la
idealización del continente como sugiere Jürgen Habermas en su "Zur Verfassung
Europas". En la proyección exterior de la Unión Europea, hay que conformarse con
una ambigua y paquidérmica estructura común que no le complique la vida al resto
del mundo. Lograr que esa estructura no sea imperialista, ya sería un enorme
avance histórico.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">¿<SPAN style="FONT-WEIGHT: bold">Y sobre el
peligro de los populismos, que en lo económico vienen con propuestas que
deberían haber llegado desde la izquierda? ¿Estamos ante una repetición de los
30?</SPAN></SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Antes he mencionado que Europa está en una
divisoria, que algo se va a mover, porque se ha creado un agujero y hay una
demanda de respuesta a la nueva situación. La dirección que van a tomar las
cosas es opinable. Tenemos tanto indicios de 1930 -el aumento del desprecio al
débil, el darwinismo social, el racismo y el auge del discurso y la practica de
la extrema derecha, con situaciones que en algunos casos parecen calcar el mapa
de la Europa de los años treinta y cuarenta- como indicios de 1848, de una
"primavera de los pueblos" internacionalista, ciudadana y social. Pero, no nos
engañemos, este segundo escenario positivo precisa trabajo, compromiso y
organización. El espontaneísmo festivo-narcisista y el happening "on line" no
son suficientes. Los ejemplos que mencionas advierten que el populismo de
extrema derecha puede rellenar el agujero y ganar la calle. </SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">Mirando la toma de
decisiones en España o Italia, en relación a los recortes, ¿hacia donde vamos?
Se modificó la Constitución sin referéndum, ya no se consulta a los ciudadanos
sobre los nuevos recortes...</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Cierta austeridad popular a cambio de un
desmonte del casino podría haber sido aceptable, por lo menos en los países más
ricos de Europa, pero el intento de hacer regresar a Europa al siglo XIX en lo
social y laboral, sin tocar el casino y por decreto, evidentemente, no es
democrático. Rompe lo que quedaba del contrato social europeo de posguerra, allí
donde lo hubo. La imposición de las políticas de ajuste ha reventado la
soberanía nacional, que por otra parte nunca gobernó ni decidió las cuestiones
económicas principales. Aunque no todas las democracias son iguales (en Noruega
hay mucha más democracia que en España, en España más que en Rusia y en Rusia
más que en Haití), la democracia realmente existente tiene muy poco que ver con
su sentido genuino de "poder popular". La tendencia que hoy gobierna Europa
disuelve incluso esa caricatura de democracia. Como lo social y lo político van
unidos a la degradación de lo primero le corresponde la degradación de lo
segundo. ¿Qué quiere decir, por ejemplo, "reformar el derecho de huelga", como
se dice ahora en España, en el actual contexto? Evidentemente se trata de
restringir. ¿Cómo se lee que hombres de Goldman Sachs estén al frente del
gobierno griego, en Italia, o en el Banco Central Europeo, o rodeando y
asesorando a Merkel en Berlín y a Obama en Washington? Todo eso lanza un desafío
directo a los pueblos de Europa que esperamos se dirima en una primavera rebelde
a la 1848 y no en un auge de la extrema derecha el militarismo y de la
irracionalidad. En España el regreso de los postfranquistas al gobierno es un
incentivo para los movimientos sociales porque crea condiciones más confortables
para una contestación ciudadana sin complejos de "hacer el juego a la derecha".
</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">¿Pueden cambiar las cosas en
Alemania en las elecciones de septiembre de 2013?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">En Alemania hay una clara mayoría para
desplazar a los conservadores del gobierno en 2013. Esa mayoría se logra
mediante la suma de los socialdemócratas (SPD), los verdes, y los
socialdemócratas de izquierda de Die Linke. El problema es que la obvia
viabilidad de este tripartito es tabú en Alemania. Die Linke es el único partido
opuesto al orden neoliberal y sin responsabilidades en los recortes sociales de
los últimos diez años. Eso explica que sea tratado como una especie de "partido
demente", del que se dice que es "incapaz para gobernar", cuando la realidad es
que es, fundamentalmente, una fuerza socialdemócrata que lleva mucho tiempo
gobernando en coalición en diversas regiones del país. Die Linke se opone,
además, a la participación alemana en guerras imperiales. Esas dos virtudes, con
las que sociológicamente están de acuerdo el 60% o el 70% de los alemanes,
marcan una divisoria de respetabilidad institucional: pertenecer o no al
establishment. SPD y verdes prefieren perder las elecciones y que gobiernen los
conservadores antes que aliarse con Die Linke, entre otras cosas porque tal
alianza significaría auto criticarse por los años de gobierno en los que
iniciaron el gran recorte social y metieron, por primera vez desde Hitler, al
país en guerras. Tal autocrítica implicaría no sólo un cambio de programa sino
de dirigentes, pues los líderes de ambos partidos fueron los que gobernaron y
adoptaron aquellas decisiones. Así pues, descartado ese tripartito, al día de
hoy la suma de verdes y SPD no alcanza para gobernar. Eso quiere decir que
Merkel puede volver a ganar (a menos que la incierta estabilidad exportadora se
hunda, lo que es muy posible), o que vuelva a gobernar en coalición con el SPD,
o con los verdes. En ambos casos un cambio de gobierno no alteraría nada
fundamental. Para convencerse de ello basta mirar hacia atrás: no sólo en
Alemania, también en España, en Francia y en el Reino Unido, el neoliberalismo
se introdujo, o fue potenciado, de la mano de los socialdemócratas. Y en ninguno
de esos países hay indicios de corrección en esos partidos. En ausencia de tal
corrección, quien quiera un cambio razonable, ¿puede seguir apostando por ellos?
Dicho esto, una caída de Sarkozy la próxima primavera en Francia podría
complicarle las cosas a Merkel. Lo decisivo, sin embargo, debe venir de abajo.
Es sorprendente que, ante una situación que es claramente supranacional, todavía
no se hable de coordinar las jornadas de huelga general entre varios países
europeos. La falta de solidaridad y empatía hasta ahora demostrada hacia la
canallada que están haciendo con la población de Grecia, es una prueba a la
dignidad de los otros países de la UE. Por el momento triunfa el reflejo cobarde
y mezquino del "nosotros no somos como Grecia". Además de mezquino es suicida,
porque los recortes que se van a aplicar en España introducirán escenarios
griegos. De momento, con el billón de euros de dinero público prestado a bajo
interés a la banca privada desde diciembre por el Banco Central Europeo, parece
que han conseguido comprar cierto tiempo de tranquilidad bursátil... Esa parece
ser la alternativa de la derecha a los eurobonos.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">¿Cómo ha gestionado China la
crisis?</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">China fue el único país que era consciente de
su crítica posición en la globalización antes de la aparición de la crisis. En
2002, cuando llegue a Pekín, sus dirigentes ya pensaban en cambiar el modelo: en
pasar de un modelo puramente exportador, muy dependiente del mercado global y
expuesto a sus vaivenes, a un tipo de desarrollo más endógeno y basado en el
consumo interno. Para ello era necesario invertir más en la población pobre,
para que ésta pudiera consumir y alimentar el nuevo esquema con su consumo. De
ahí nació la recuperación del concepto confucioniano de "pequeño bienestar"
(Xiakoang) y la retórica de la "sociedad armoniosa". China se propone ahora
crear un sistema de seguridad social para su enorme población. Si en los noventa
realizaba experimentos capitalistas en ciertas regiones, ahora hay experimentos
"sociales" como el de Chongqing, que recuperan cierto discurso maoísta
nivelador. Todo eso, unido a la supremacía de lo político, al control que el
partido tiene de las finanzas (el jefe del Banco central es nombrado por el
partido y los jefes de los principales bancos son miembros del comité central),
le permite un control de la situación y una capacidad de juego mayor que la que
existe en Occidente. China es un país que ha protagonizado enormes cambios de
línea en su historia reciente. Si fuera necesario, creo que podría volverse a
poner el uniforme maoísta, no para hacer la política de los años sesenta, pero
sí para cambiar radicalmente de línea... Dicho esto, hay que recordar lo más
importante: que el país presenta las contradicciones planetarias en su máxima
concentración. Si el crecimiento se detiene, el país puede inaugurar un nuevo
"gran desorden" (da luan), un concepto chino parecido al ruso de "smuta" que
describe las etapas de caos que jalonan su historia. Que sus dirigentes sean
conscientes de la fragilidad que gobiernan, no significa que vayan a tener
éxito.</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-WEIGHT: bold; FONT-SIZE: 10pt">En tu libro sobre China,
afirmas "Nuestro porvenir depende de China y todos los problemas de la crisis
están en ella".</SPAN></P>
<P><SPAN style="FONT-SIZE: 10pt">Mi libro intenta presentar un país que es
paradigma de la crisis mundial, algo que me parece más realista y adecuado que
recrearse en las leyendas de la "nueva amenaza china" y la "próxima
superpotencia hegemónica", que nos vende el "mainstream" mediático. La expansión
desarrollista china evidencia, en última instancia, la inviabilidad de la
economía mundial inventada por Occidente. Los éxitos chinos de los últimos
treinta años se han realizado sobre modelos en crisis, lo que contiene más
certezas que sospechas de que hay muchos desastres incluidos en ellos. Lo que
afirmo es que si los chinos logran salir de la crisis antropogénica, de la
crisis de civilización mundial, pese a su manifiesta desventaja en población,
recursos etc., entonces quiere decir que todos los demás podemos salir de ella.
Esa es la gran "Actualidad de China", que da título a mi libro.</SPAN></P>
<P class=MsoNormal> </P></DIV>
<P><BR></P><BR><BR></BODY></HTML>