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<P class=MsoNormal><o:p> </o:p></P>
<DIV>
<P class=MsoNormal><FONT color=#ff0000><STRONG>Sobre las declaraciones del
consejero de salud de la Generalidad de Cataluña.<SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; FONT-FAMILY: 'Tahoma','sans-serif'"><o:p></o:p></SPAN></STRONG></FONT></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: center" align=center><SPAN
style="FONT-SIZE: 14pt; FONT-FAMILY: 'Lucida Grande','serif'"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: center" align=center><B><SPAN
style="FONT-SIZE: 14pt; FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><FONT size=5>Con la salud
pública y la verdad no se juega.<o:p></o:p></FONT></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-SIZE: 14pt; FONT-FAMILY: 'Lucida Grande','serif'"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Eduard Rodríguez Farré y Salvador López
Arnal<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Lucida Grande','serif'"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">
Las declaraciones del consejero de Salud de la Generalidad de Cataluña a la
Agencia EFE de octubre de 2011 no sólo son socialmente inadmisibles sino que son
una agresión directa y sin tapujos a la razón pública ilustrada. Los motivos de
crítica de agolpan; veamos algunos de ellos. <o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">La salud no es un bien privado que depende
exclusivamente de cada ciudadano como afirma el señor Boi Ruiz. Desde principios
del siglo XX, con precedentes en otros momentos históricos, se considera –con
consenso generalizado- que la salud es un bien público que incumbe a la sociedad
en su conjunto; en absoluto es un bien estrictamente privado.
</SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">La salud no es meramente la ausencia de
enfermedad, sino -de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
numerosas instancias y organismos afines- un estado fisiológico, psicológico y
social adecuado al correcto desarrollo de las personas. De ahí deriva el
concepto de Salud Pública que engloba todos los determinantes implicados en la
salud –entre muchos otros: las condiciones de vida, la salubridad del medio, el
control de infecciones, la calidad de los alimentos, la vacunación, la higiene,
la potabilidad del agua, la erradicación de la malaria, del tifus, de las
fiebres de malta y muchas otras enfermedades, las reglamentaciones laborales
sobre condiciones de trabajo y enfermedades, la creación de una red pública de
atención primaria y hospitalaria (que en España ha llegado a ser de alta calidad
gracias al esfuerzo de numerosas personas fuertemente implicadas en esta gran
conquista social)-, determinantes sociales, decíamos, respecto a los cuales un
individuo aislado, por sí mismo, poco puede hacer<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Ello no quiere decir, obviamente, que las
formas de vida de cada sujeto –que, como es evidente para quien no quiera
cegarse socialmente, muchas personas no siempre pueden elegir libremente: las
circunstancias en las que se ven inmersos impiden o dificultan gravemente su
autodeterminación real-, no tengan influencia en su estado de salud. Aunque el
criterio de “vida saludable” no deja de tener unos componentes que dependen o
son funcionales a cada cultura, conviene insistir en el ya muy antiguo concepto
de que el enfermar es la resultante de muchos factores (entre ellos y entre
muchos otros, la constitución biológica de cada individuo). De esta forma, para
algunos individuos, su “vida disipada” tiene efectos sobre su salud muy
diferentes a los que ocasiona en otras personas. Pensemos en lo que ocurre entre
personas fumadoras: algunas de ellas, a los 90 años, se encuentran bastante bien
de salud; otras, en cambio, a los 50 padecen cáncer de pulmón. Eso sí, es
indiscutible que desde la perspectiva de la salud pública el conjunto de
fumadores de una determinada población padece con mayor frecuencia una serie de
patologías que los ciudadanos no fumadores, falleciendo también antes. Estamos
ante el concepto poblacional frente al estrictamente
individual.</SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Tampoco puede sostenerse que la salud no
dependa en ninguna medida del Estado como afirmó el consejero de Salud en esas
mismas declaraciones a no ser que nos remontamos al feudalismo, a las monarquías
medievales, o bien a Estados capitalistas puros donde rija en exclusiva la ley
del más fuerte y el grito despiadado (o afín) de “¡Viva el mal, viva el
Capital!” El que conocemos -o se dice conocer- como Estado de bienestar es otra
cosa. El señor Boi Ruiz tal vez tenga como modelo de Estado de las plutocracias
estatales.</SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">No hay olvidar, por otra parte, y este
vértice es esencial, que la investigación en medicina y salud es posible gracias
a recursos públicos dirigidos a estos fines, es decir, gracias a la intervención
de un Estado que no tenga anulada ni demediada ni olvidada su componente social.
Sin esta investigación, muchos éxitos que se han conseguido –y que benefician a
toda la ciudadanía sin exclusiones- no se hubieran
alcanzado.</SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">El consejero de salud catalán aseguró
también que la salud no es un derecho. Los apartados del artículo 43 de la
Constitución de 1978 parecen desmentirle: “1. Se reconoce el derecho a la
protección de la salud. 2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la
salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios
necesarios. La Ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto. 3.
Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el
deporte. Asimismo facilitarán la adecuada utilización del ocio”. Derechos, por
otra parte, que están también recogidos en el Estatuto de Cataluña, que quizá el
Sr. Boi Ruiz no haya podido leer hasta el momento. Se mire como se quiera mirar,
se lea como sea quiera leer, la constitución española y las normas estatuarias
amparan el derecho a la salud de todos los ciudadanos y ciudadanas españoles.
</SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Precisamente, para justificar lo contrario,
que la salud no es un derecho, el señor Boi Ruiz ha argumentado del modo
siguiente: la salud “depende del código genético que tenga la persona, de sus
antecedentes familiares y de sus hábitos". No es así, en absoluto. Los
trastornos genéticos constituyen una ínfima parte de la morbilidad observada
(alrededor del 1%). Existen predisposiciones genéticas a determinadas
patologías. Sin duda. Pero tales predisposiciones representa sólo un determinado
porcentaje de probabilidad para su manifestación, la cual depende de numerosos
factores en relación con el medio y las condiciones de vida. Consiguientemente
no es inexorable la manifestación del trastorno por la carga genética. Ningún
resultado científico contrastado y aceptado avala esa supuesta tesis defendida
por el consejero. Se puede colegir de ello, no parece arriesgada ni
precipitada la inferencia, que el Sr. Boi Ruiz —al menos según sus declaraciones
a la agencia EFE— no está muy puesto en lo relativo a los conceptos actuales
sobre la salud y el enfermar. Sus múltiples actividades gestoras en las últimas
décadas deben haberle robado tiempo para su puesta al día en temas
científico-culturales. </SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Por lo demás, aunque fuera el caso sin
serlo, aunque la salud dependiese del código genético, de los antecedentes
familiares y de los hábitos de cada uno de nosotros, no se inferiría de todo
ello que las instituciones públicas tuvieran que jugar un papel secundario,
acaso marginal, en temas de salud. De lo primero, de esa suposición que no
debe admitirse, no se infiere de ninguna de las maneras lo segundo. ¿Dónde se
ubica el ámbito de la ética para el consejero de salud? El criterio del
Sr. Ruiz es estrictamente político, neoliberal, no tiene ninguna base
científica. Los conocimientos científicos actuales en absoluto justifican sus
consideraciones y proclamas.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">El señor Boi Ruiz también aludió en la
entrevista con EFE que en Cataluña hay unas 1.300 citas diarias de pacientes que
no asisten a la consulta. Desconocemos la validez de la cifra, ni qué citas
están incluidas en ese número, y si el coste real que ello supone para arcas
públicas es el que el consejero señala y que cuantifica, con imprecisión
manifiesta, en “más de 10 millones de euros". Si fueran correctos los datos,
habría que intentar corregir la situación. Nadie lo duda, nadie ha dudado de
ello. Pero ello no justifica, aunque se pretenda hacernos creer lo contrario,
penalizar la atención a la inmensa mayoría de pacientes y, menos aún, adoptar
medidas privatizadoras. Diga lo que diga el Sr. Boi Ruiz, de quien desconocemos
su vinculación a la sanidad pública como paciente, la ciudadanía —que no
usuarios—, en su conjunto, no es un grupo de irresponsables que malgasten los
recursos públicos sin miramientos. Lo afirmado por el consejero es humo,
una máscara que quiere encubrir una determinada política –que, evidentemente, no
defiende él en solitario- cuya orientación y finalidades resultan cada día más
evidentes. </SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">La racionalización del gasto —que no
implica en absoluto una privatización—, sin mermar la asistencia, no es algo a
lo que los defensores de la sanidad pública nos opongamos. Al contrario, se
llevan años insistiendo en ello, en especial en el uso excesivo de tecnologías y
medicaciones no justificadas. La política que se está defendiendo, diga lo que
diga el señor consejero, no tiene nada que ver con la racionalización.
Racionalizar, ser o actuar responsablemente, con prudencia, con justicia, es
cosa muy distinta. ¿Por qué hay que recortar inexorablemente en sanidad cuando
apenas se hace nada contra el fraude fiscal de las grandes fortunas, de las
grandes empresas, y se aprueban por otra parte mega-ayudas a la banca y leyes de
sucesiones y contrarreformas fiscales que favorecen a sectores sociales muy pero
que muy privilegiados? Puestos a racionalizar, ¿no habría que racionalizar esas
políticas con urgencia? ¿De qué habla realmente el señor Boi Ruiz cuando habla
de “racionalización”? ¿De qué está hablando realmente?</SPAN><o:p></o:p></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"> <SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'"><o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">El consejero de economía, el señor
Mas-Colell, un antiguo y destacado cuadro del PSUC en su etapa universitaria,
inauguró el curso académico del Círculo de Economía haciendo un llamamiento a
los empresarios a que ocuparan el espacio que los recortes están dejando en el
espacio público. Ni más ni menos, bien a las claras. El Sr. Boi Ruiz, en la
misma línea, también ha hecho más de un llamamiento para la contratación de
seguros en las mutuas privadas. La Cecot -una patronal multisectorial que, según
sus propios anuncios, “promueve y defiende los intereses de las empresas
catalanas”- ha sabido corresponder al consejero: le ha concedido el galardón
“Mejores prácticas de la Administración Pública”, un premio que el señor Boi
Ruiz ha recogido de manos del presidente Artur Mas. Como lo
leen.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">¡Qué horror, doña Leonor!, ¡qué barbaridad,
doña Trinidad! No se premian a los mejores sino –cosa muy distinta- a los
mejores privatizadores. El gobierno de CiU, con los aplausos entusiastas del PP
y otras fuerzas políticas de menor escala, está aplicando su programa, su duro
programa neoliberal, mientras los sectores sociales minoritarios que tan bien
representan jalean sus oídos y llenan sus vanidades, sin olvidar, por otra
parte, que durante la campaña electoral de las elecciones autonómicas catalanas
de noviembre de 2010 no hicieron referencias directas ni a recortes ni a
privatizaciones de los servicios públicos. Era parte de agenda
oculta.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-INDENT: 35.4pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">¿Cuándo tardará la ciudadanía en darse
cuenta? ¿Hasta cuándo vamos a permitir este atropello casi sin precedentes? La
calle exige de nuevo, como quería el poeta e ingeniero Gabriel Celaya, que nos
paseemos a cuerpo y anunciemos y exijamos algo nuevo.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Lucida Grande','serif'"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Eduard Rodríguez Farré es Doctor en
medicina, farmacólogo y radiobiólogo, y profesor de fisiología y farmacología en
el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC). Actualmente es
miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud
Pública (CIBERSP) del IDCIII. Autor de numerosas publicaciones internacionales
sobre toxicidad de contaminantes ambientales, energía nuclear y salud en
revistas científicas de primera línea, es miembro del Comité Científico de la UE
sobre nuevos riesgos para la salud. Su próxima publicación lleva por título
<I>Ciencia en el ágora</I> (El Viejo Topo, Mataró (Barcelona), en
prensa).<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Lucida Grande','serif'"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Times','serif'">Salvador López Arnal es colaborador de
rebelión y de <I>El Viejo Topo</I>, y coautor, junto a Eduard Rodríguez Farré,
de <I>Casi todo lo que usted desea saber sobre los efectos de la energía nuclear
en la salud y el medio ambiente</I>, Mataró (Barcelona), El Viejo Topo, 2008 y
de Ciencia en el ágora Mataró (Barcelona), El Viejo Topo (en
prensa).<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: 'Lucida Grande','serif'"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal>Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor
mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para
publicarlo en otras fuentes.<SPAN
style="FONT-SIZE: 10pt; FONT-FAMILY: 'Tahoma','sans-serif'"><o:p></o:p></SPAN></P></DIV></DIV></BODY></HTML>