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<DIV>"Hay que guardar las apariencias"<SPAN class=Avantitol><STRONG>El 12% de
los españoles oculta a amigos y conocidos que ha perdido ingresos por la
recesión</STRONG><BR></SPAN></DIV></DIV>
<P><SPAN class=ColumnaTit3><FONT color=#ff0000 size=6><STRONG><U>La crisis se
sufre en silencio</U></STRONG></FONT></SPAN> </P>
<P><SPAN class=TexteAutor>ROSA SALVADOR - Barcelona</SPAN> <BR></P>
<DIV class=Destacats>
<P>Un 20% de españoles adopta una actitud esnob, derrochadora y muy preocupada
por las apariencias </P></DIV>"Hay que guardar las apariencias" es el lema
de una parte significativa de españoles, un 12% del total, según una encuesta
elaborada por la agencia CP Proximity, que ocultan incluso a amigos y conocidos
que, como la mayoría, han perdido ingresos a causa de la crisis económica.
<BR><BR>Juan Manuel Martínez, director de estrategia de la firma, recuerda que
esta actitud es aún mayor en un grupo de población que califica de esnob (más
derrochadora y consumista y preocupada por las apariencias), que estima en un
21% de la población, entre el que sólo el 43% asegura no asumirla.
<BR><BR>Eduardo García Cueto, catedrático de Psicología de la Universidad de
Oviedo, explica que "hay personas que han basado sus amistades, sus redes
sociales, en apariencias, en llevar unas mismas marcas, tener ciertos modelos de
coches o ir a unos mismos sitios, haciéndose apreciar por esas pertenencias, y
no por lo que son". "Así que ahora temen reconocer su pérdida de ingresos por
miedo a quedar aislados y perder su red social", asegura. <BR><BR>José Ramón Pin
Arboledas, profesor del Iese, explica que esta actitud de ocultar el impacto de
la crisis se da más en personas de más de 40 años, "que tienen un cierto pudor
ante el tema". "A menudo sólo te dicen que han perdido su empleo cuando han
encontrado otro, por ejemplo", señala. <BR><BR>La pérdida de renta disponible,
sin embargo, no sólo se da en las personas que han perdido su empleo, sino que
en estos momentos afecta al 50% de la población, según un estudio de la
consultora PriceWaterhouseCoopers (mientras que en otro 40% ha quedado
estancada), por el doble efecto de la congelación o rebaja de los ingresos y el
alza de precios de productos básicos como alimentos, combustible, electricidad,
etcétera. La combinación de ambos efectos ha causado un gran daño a los
bolsillos de los españoles. <BR><BR>Ocultar el impacto de la crisis lleva a
esconder, por ejemplo, la compra de marcas blancas (el 5% reconoce que les quita
la etiqueta o incluso las cambia a otro envase). <BR><BR>También obliga a
recurrir al crédito (el 9% de los encuestados reconoce que ha aumentado sus
compras con tarjeta) o a consumir los ahorros. "Se vive la pérdida del empleo,
por ejemplo, como una situación puente hasta volver a estar como antes. Al cabo
de unos seis meses, sin embargo, se ha de reducir el consumo", señala Pin.
<BR><BR>Y recurrir a la familia. "En las clases acomodadas la familia
subvenciona al que se ha quedado en el paro, mientras que en las clases más
bajas, que no tienen ingresos para mantener dos hogares, es el hijo el que
vuelve, con toda su familia, a casa de sus padres", dice el profesor José Ramón
Pin Arboledas. <BR><BR>El último eslabón en la asunción de que la pérdida de
ingresos va a ser permanente es renunciar al colegio privado o concertado para
los hijos: un gasto muy importante que no puede cubrir el presupuesto de un
parado. "Muchos colegios ya sufren impagos y ahora los están cubriendo dando
crédito a la familia para permitir al niño acabar el curso. Pero en septiembre
esos niños habrán de matricularse en un colegio público", señala Pin Arboledas.
<BR><BR>La crisis, según la encuesta, llega hasta la cama: el 11% de los
encuestados reconoce que está afectando a su vida sexual. "Tener que cambiar los
hábitos, o renunciar a caprichos genera frustración, que se expresa en
agresividad y discusiones, especialmente con las personas más próximas, como la
pareja. La ansiedad o la angustia también crean síntomas depresivos y
actividades que eran placenteras, como el sexo, dejan de interesar... y eso
perjudica también la relación con la pareja, que lo vive como desinterés o
desenamoramiento o incluso como síntoma de la intromisión de una tercera
persona". <BR><BR>La mayoría de los encuestados (53%) se declara cansado de oír
hablar de la crisis. "El escapismo es una estrategia habitual cuando tienes
muchos problemas..., aunque sólo pueda ser temporal", asegura <BR><BR>Pin, que
señala que se refleja en el alejamiento de la política. "La gente no quiere
saber nada de los políticos, a quienes creen o responsables de la situación o
ineptos, y rehúyen ese tema". En el mismo sentido, García Cueto advierte que "se
extiende un desencanto, una sensación de impotencia". "Y si no tengo más remedio
que sufrir la situación no quiero que me la recuerden", analiza. <BR><BR>Los
encuestados se declaran también desorientados por la falta de experiencia previa
(sólo un 36% asegura no estarlo). "Esta crisis es peculiar, incluso para los que
hemos conocido más de una, porque es a la vez política, económica y social, por
la fractura de la inmigración", señala Pin. Para García Cueto, por su parte,
"las últimas dos o tres generaciones de este país, con salario mensual y pensión
de jubilación, se han olvidado de lo que era la vida del payés: guardar en los
meses de la cosecha para vivir los de invierno, sin ingresos, y los años buenos
para los malos". "Y no quieren - añade-renunciar a su forma de vivir, a los
privilegios de los que han disfrutado. No han tenido un aprendizaje de la
renuncia y ahora no tienen estrategias personales para afrontar una crisis que
todos advertimos que será larga". <BR></BODY></HTML>