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<div class="Section1"><br>
<p class="MsoNormal"><font color="navy" face="Arial" size="2"><span
style="font-size: 10pt; font-family: Arial; color: navy;"><o:p> </o:p></span></font></p>
<p class="MsoNormal"><font color="navy" face="Arial" size="2"><span
style="font-size: 10pt; font-family: Arial; color: navy;"><o:p> </o:p></span></font></p>
<div>
<div>
<p class="MsoNormal"><font face="Arial" size="2"><span
style="font-size: 10pt; font-family: Arial;"><span style=""></span></span></font><b
style=""><font face="Arial" size="5"><span
style="font-size: 20pt; font-family: Arial; font-weight: bold;"><font
color="navy"><span style="color: navy;"> <span class="SpellE">Crisis</span>
y </span></font>libros de autoayuda</span></font></b><font face="Arial"
size="2"><span style="font-size: 10pt; font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></font></p>
</div>
</div>
<div>
<p class="MsoNormal"><font face="Times New Roman" size="3"><span
style="font-size: 12pt;"><o:p> </o:p></span></font></p>
</div>
<div>
<h3><a moz-do-not-send="true" name="7940245168838624278"></a><b><font
face="Times New Roman" size="6"><span style="font-size: 26pt;"><a
moz-do-not-send="true"
href="http://psicoseando.blogspot.com/2009/05/fracase-hombre-fracase.html">Fracase,
hombre, fracase</a></span></font></b></h3>
<h3><b><font face="Times New Roman" size="6"><span
style="font-size: 26pt;"> <o:p></o:p></span></font></b></h3>
<div>
<p><em><i><font face="Times New Roman" size="3"><span
style="font-size: 12pt;">Michela
Marzano, investiga la pornografía, el ´management´ y el ´coaching´ en
el CNRS</span></font></i></em><i><span style="font-style: italic;"><br>
<em><i><font face="Times New Roman">LLUÍS AMIGUET - 11/05/2009 La
Vanguardia</font></i></em></span></i><br>
<br>
<em><i><font face="Times New Roman">"Tengo 39 años. Investigo en el
Centre
National de la Recherche Scientifique. Soy creyente no practicante. La
pornografía y la autoayuda coinciden en servirse de la ilusión de
libertad
individual para perpetuar la explotación de unas personas por otras.
Colaboro
con el CCCB"</font></i></em> (Centro de Cultura Contemporánea de
Barcelona)<br>
<br>
Vivimos el mejor momento para desenmascarar la impostura de los libros
de
management personal, autoayuda, coaching...<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">¿Por qué ahora?</font></b></strong><br>
Las crisis ponen en evidencia que si quieres no siempre puedes, porque,
por
mucho que quieras, no lograrás nada si antes no desvelamos que las
reglas del
juego de la economía son tramposas, producen desigualdad y nos
penalizan a la
mayoría.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">No veo nada malo en autoayudarte</font></b></strong>.<br>
Es perverso hacerte creer que todo lo que te sale mal es culpa tuya y
debes
mejorarlo y que, en cambio, las reglas del juego establecido por una
minoría en
su provecho no necesitan ninguna mejora.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Algunos de esos libros son
divertidos</font></b></strong>.<br>
Pero la ideología que los alimenta no: lleva a pensar, por ejemplo, que
si hoy
estás en el paro, es porque no deseaste el éxito lo suficiente ni te
esforzaste. No sólo eres un perdedor y un fracasado sino que encima es
culpa
tuya y eso exculpa, de paso, a todos los demás responsables de tu paro.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Antes había perdedores
simpáticos</font></b></strong>.<br>
Hoy esa superchería del autocrecimiento lo impide: si eres un perdedor
es
porque también eres un vago que no se ha molestado en automejorarse.
Antes el
sistema era paternalista: había un amo del que emanaban en cada momento
todas
las órdenes que todos cumplían y si las cosas iban mal, también se
preocupaba y
ocupaba de los suyos...<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Ya no quedan señoritos de esos</font></b></strong>.<br>
Porque a partir del año 90 el capitalismo, para seguir creciendo,
necesita
nuevos empleados emprendedores, ya que las tecnologías de la
información han
dejado anticuada la estructura patriarcal. Ahora cada empleado debe ser
capaz
de tomar sus decisiones por la empresa y asumir sus consecuencias.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Gente que sepa mandarse a sí
misma</font></b></strong>.<br>
En la era digital, las empresas para ser productivas deben tener
apariencia -
sólo es una apariencia-horizontal: los amos y sus capataces ponen
objetivos y
los empleados los cumplen por los medios que quieran.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">La célebre dirección por
objetivos</font></b></strong>.<br>
Es la ilusión de la autonomía personal cuando, en realidad, sus
objetivos a
menudo o son incumplibles o sólo se pueden cumplir si renuncias a todo
lo que
no sea trabajar. Los amos te dan toda la libertad para renunciar de la
manera
que quieras a tu propia libertad. Por lo menos, cuando imponían un
horario, tu
tiempo libre era tuyo.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Pero el trabajo produce
satisfacción</font></b></strong>.<br>
Esa es la trampa - envuelta en toda esa palabrería de autoayuda-de la
felicidad
por el trabajo. Sostiene que el trabajo es el único camino de la
realización
personal hacia la felicidad. De esta forma sólo puedes ser feliz
haciendo ricos
a los amos. Yyano te queda ser el pobre e inocente desgraciado, de
antaño,
ahora si no eres feliz, encima eres un indolente culpable de tu
desgracia.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Trabajar antaño fue maldición
bíblica</font></b></strong>.<br>
Era el peaje del sustento. En la sociedad patriarcal era el fatigoso
pero
inevitable modo de mantener a la familia: hoy la economía necesita más
implicación personal: exige ejecutivos autoconvencidos que renuncian a
la
familia y amigos para invertir todas sus horas en la empresa, lo que
les
convierte - creen los muy alienados-en superhombres y supermujeres
felices y
admirados.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Eso si la empresa funciona...</font></b></strong><br>
Es la otra paradoja: se te hace creer que todo depende sólo de ti,
pero, a la
hora de la verdad, todo depende de los resultados de tu empresa que a
su vez
pueden tambalearse, como ahora, por una crisis financiera que comenzó a
miles
de kilómetros por culpa de quienes sí deciden y ponen las reglas.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Tampoco podíamos crecer siempre</font></b></strong>.<br>
El crecimiento tiene límites, pero el éxito ilimitado que promete la
filosofía
de la autoayuda necesita de la ilusión de que eres tú solo quien pone
los
límites, como si el planeta no los tuviera. Cuando tú puedes permitirte
tres
coches y dos piscinas, pero el planeta y su atmósfera, no.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">A veces, crecer es ser más
pequeñito.</font></b></strong><br>
Sí, menos mal que hemos "fracasado" en conseguir todos nuestros
objetivos y aún podemos salvar lo que queda de la Tierra.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Aquí aún estarían enladrillando
playas</font></b></strong>.<br>
Esa lógica de la autoayuda propicia, en crisis, enormes cantidades de
sentimiento
de culpa, que a su vez se transforma en depresiones. En Argentina y
Francia, el
psicoanálisis es una religión y de su sacramento, los antidepresivos,
argentinos y franceses son los mayores consumidores del mundo.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">¿Por qué?</font></b></strong><br>
Precisamente porque son países con egos enormes educados en la fe
ilimitada en
la propia capacidad de control de uno mismo y de su destino, al que se
considera mero resultado de las decisiones tomadas a lo largo de la
vida. Las
terapias breves, la PNL y otras técnicas alimentan esa ficción de
control
ilimitado, que no es más que la ilusión infantil de omnipotencia.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Y resulta que la suerte también
existe</font></b></strong>.<br>
Llámele suerte, destino, imponderables, lo que quiera, pero se trata de
la
madura aceptación de que una parte de lo que nos sucede - por ejemplo,
esta
crisis financiera-no depende exclusivamente de nosotros.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">Pero sí nuestra actitud ante
ella</font></b></strong>.<br>
Veo que ha leído mucha autoayuda.<br>
<strong><b><font face="Times New Roman">He entrevistado a un montón de
gurús.</font></b></strong><br>
Léalos, pero a veces es mejor fracasar. Fracase, hombre: no sé si será
más
feliz, pero seguro que vive más tranquilo.<o:p></o:p></p>
<p><font face="Times New Roman" size="3"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></font></p>
<div>
<p class="MsoNormal"><font face="Times New Roman" size="3"><span
style="font-size: 12pt;">La música del azar<o:p></o:p></span></font></p>
</div>
<p><font face="Times New Roman" size="3"><span style="font-size: 12pt;"><br>
<o:p></o:p></span></font></p>
<div>
<p style="margin-bottom: 12pt;"><em><i><font face="Times New Roman"
size="3"><span style="font-size: 12pt;">La autoayuda predica que la
mala suerte no existe;
algo que adivinaron los rebeldes, desde Espartaco hasta los
alternativos en la
era digital. Para el rebelde, el destino sólo era el resultado de un
sistema
injusto. Si te resignabas a tu suerte, aceptabas esas reglas que te
explotaban
y los que mandaban seguían disfrutando de su buena suerte tramposa.
Ahora la
autoayuda cuestiona la coartada de la suerte, pero cargando la
responsabilidad no
sobre la injusticia del sistema sino sobre cada individuo y vendiéndole
libros
de paso. Marzano deconstruye e iguala el lenguaje de la pornografía y
la
autoayuda: "Ambos se basan en fomentar la ilusión de libertad
individual
para enmascarar la explotación colectiva". </span></font></i></em><o:p></o:p></p>
</div>
</div>
</div>
</div>
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