Hola!<br />
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Mi hija de 6 años acaba de cursar su primer año en una escuela pública. Anteriormente había asistido dos años a una escuelita libre cerca de Bilbao, que por diversas razones tuvimos que dejar. La escuela a la que va ahora es un colegio público rural, de infantil y primaria, con un total de 30 alumnos. El ambiente es "familiar" e incluso tienen un pequeño huerto ecológico que cuidan los alumnos. Las aulas son unitarias y la directora bastante progresista (les propuse organizar una charla con Miguel Castro, especilista en educación creadora y fue muy bien recibida...aunque no he visto grandes cambios después). Todo esto eran razones que me animaron al matricularla a pesar de mi reticencia para con el sistema... Y tal vez la razón de más peso era que estableciera una red de amiguitos cercana (sus amigos de la escuelita libre vivían todos lejos, la escuela tambi&ea
cute;n nos quedaba muy lejos) Sin embargo, aunque su "adaptación" ha sido excelente, ya que es una niña autónoma, respetuosa y "aplicada" lo que ha "fallado" es la relación con sus compañeros. Su maestra me reconocía que eran "diferentes niveles", que tal vez el próximo curso,al estar con niños más mayores se sintiese mejor. Ella no entiende el comportamiento de sus compañeros, que gritan, insultan, amenazan, copian, compiten, empujan, pegan... ni siquiera le gustan los juegos del patio y no quiere ni oir hablar de quedarse en el comedor por el jaleo que se monta (casi siempre acaban todos castigados). Ayer fue su cumple y no vino ningún niño de la nueva escuela. En la fiesta de fin de curso, las tres alumnas mayores que se licenciaban hicieron una entrega de diplomas a los pequeños, nombrándoles a cada uno con un apodo. Mi niña se
llevó el de "tímida". Ella fue la primera sorprendida, ya que no es tímida en absoluto (le encanta hablar, vamos, no calla!) Pero en clase es la "rara", la que no come galletas de harinas refinadas y azúcar blanco, no come chuches, no se queda en el comedor...El tercer trimestre acabé aceptando (muy a mi pesar) que la profe le diera un chicle los viernes como recompensa por portarse bien para que no se sintiera más discriminada...<br />
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Vuelvo a considerar educarla en casa. Yo estaría encantada de hacerlo (y además soy profesora de profesión y vocación), pese a la presión que sé que voy a recibir por parte de mi familia y su padre (estamos separados) pero me preocupa enormemente que esté muy sola. Vivimos en un medio rural y no hay apenas niños cerca. Yo trabajo por las tardes y me la tengo que llevar conmigo al lugar donde trabajo, así que es difícil quedar con otros niños. Esto es lo que me preocupa, la falta de conntacto con otros niños... Os agradecería que me dierais vuestra opinión si os habéis visto en esta situación... estoy hecha un lío... <br />
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Gracias por leerme<br />
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Isa<br />
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Isabel Silveira <br />
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isilveira@uoc.edu <br />
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