[Ecoseny.Actualitat] Article: PROPUESTAS CONSTITUYENTES PARA VOLVER AL LUGAR DE DONDE VENIMOS

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dij jun 13 07:21:13 CEST 2013


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PROPUESTAS CONSTITUYENTES PARA VOLVER AL LUGAR DE DONDE VENIMOS
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 Existe una especie de consenso en la izquierda “realmente existente”
acerca de la necesidad de un proceso constituyente dirigido a lograr un
cambio político radical al que se le pone el nombre de “democracia” en un
intento de rescatar este concepto, secuestrado por el neoliberalismo.
Surgen así varias propuestas de “democracia alternativa”, entre las que hay
dos que, a mi entender, resumen la posición mayoritaria en el seno de esa
izquierda nebulosamente autodefinida como progresista.

 Una es la “democracia distribuida” de la Universidad Nómada, presentada
como interpretación de las propuestas emanadas del 15M, resumidas en ocho
puntos: 1. Eliminación de los privilegios de la clase política. 2. Control
de las entidades bancarias. 3. Derecho a la vivienda. 4. Medidas contra el
desempleo. 5. Servicios públicos de calidad. 6. Nueva fiscalidad. 7.
Democracia participativa. 8. Reducción del gasto militar.  Es un programa
reformista y re-constituyente que evidencia una intención muy clara, la de
reparar el fallido proyecto socialdemócrata de la izquierda, hasta ahora
liderado por el PSOE y en adelante, previsiblemente, por IU con el añadido
de los retales supervivientes del 15M.

 La otra propuesta, más reciente, es la que plantea el libro “Hipótesis
Democracia” (editorial Traficantes de Sueños), subtitulado “quince tesis
para la revolución anunciada”, que está firmado por Emmanuel Rodríguez
desde la factoría del Observatorio Metropolitano de Madrid y la Fundación
de los Comunes. El libro se presenta a sí mismo como respuesta a estas
preguntas: “¿Hay que seguir esperando una recuperación económica que nunca
llegará? ¿Podemos seguir confiando en una clase política manifiestamente
incapaz de la más mínima autonomía respecto a la dictadura de los mercados?
¿Nos sirve todavía la Constitución española? ¿Y la actual Unión Europea?”.
En su misma presentación anuncia la presunción que sustenta todas sus
reflexiones: “ Hablar hoy de revolución no responde a una opción ideológica
radical. La destitución de las actuales oligarquías y del régimen político
que las sustenta se ha vuelto imprescindible, al menos si se quiere
enfrentar la progresiva degradación institucional, la guerra declarada por
el poder financiero o impedir una indeseable salida nacional-populista…para
ello, concentra su propuesta en “una única tarea, rescatar la palabra
democracia, tal parece ser hoy el contenido mínimo del programa político
que han anunciado el 15M y los movimientos «indignados» del resto de
Europa”. Es una colección de críticas al mal funcionamiento de la
democracia parlamentaria, de los mercados y del Estado, pero sin ningún
cuestionamiento de los mismos.

 Ambas propuestas coinciden en un error esencial: tratan de buscar una
salida reformista al colapso del sistema capitalista, que consideran
previsible. Y lo hacen esquivando tanto los fundamentos que sustentan dicho
sistema como los mecanismos institucionales que lo reproducen. Es decir,
pretenden atacar los síntomas de la crisis multidimensional ignorando su
causa, esa sofisticada e inexpugnable simbiosis entre lo aparente y lo
real, lograda por el neoliberalismo, la imbricación entre una
institucionalidad estatal abstracta, formalmente democrática, y una
realidad económica de naturaleza totalitaria, concretada y expandida a
escala global como capitalismo financiero.

 Este sustancial olvido tiene aún mayor alcance, porque ve al capitalismo
como un programa exclusivamente económico que tiene secuestrada la
política, a la que ese progresismo se propone rescatar. Esta izquierda
caduca se resiste a ver dónde está la verdadera fortaleza del sistema que
pretende derribar, ignora que el triunfo del capitalismo, su logro más
perfecto es la anulación sistemática del individuo social lograda a partir
del éxito de su complejo entramado institucional que funda y reproduce el
sistema de poder del capitalismo, a partir de la básica sumisión de los
individuos y la consecuente neutralización de la comunidad.

 De ahí la fatalidad de que todas estas propuestas acaben esquivando el
núcleo central del proyecto democrático, que no es sino la reconstrucción
del sujeto revolucionario real, el individuo social, indisociable de la
comunidad en la que vive. Esta ignorancia es definitiva porque invalida de
raíz toda pretensión emancipadora, por mucho que se nombre a sí misma como
democrática y revolucionaria.

 Así pues, las hipótesis de estas propuestas arrancan de erróneos
diagnósticos, por lo que su proyecto es necesariamente fallido en origen.
Su implícito proyecto “democrático” es parcial, para nada revolucionario,
porque renuncia de salida a la emancipación del poder dominante y porque
tiene como aspiración máxima la de retrasar momentáneamente el previsible
colapso autodestructivo al que nos conduce la civilización capitalista,
mediante un programa que se limita a “evitar la degradación institucional”
y a lograr la “destitución de la clase política”.

 Cuando esta izquierda sea capaz de emanciparse a sí misma, cuando
prescinda de los partidos políticos que reproducen la falsificación
parlamentaria de la democracia, cuando su proyecto democrático sea integral
y no parcial, cuando sea capaz de superar su propia ideología estatalista,
economicista, propietarista y consumista, cuando comprenda las lecciones de
la historia respecto al error que supone fiar la revolución a la conquista
del Estado que perpetúa el poder de las élites y reproduce el cáncer de la
ideología capitalista, sólo entonces estaremos en condiciones de afrontar
la Democracia como proyecto emancipador y, por tanto, verdaderamente
revolucionario.

 Con todo, a quienes propugnamos la revolución integral no nos conviene
ignorar los graves riesgos de la crítica que hacemos a esa izquierda
capitalista mayoritaria, porque estamos en una encrucijada histórica en la
que, por una parte, la revolución necesita el fracaso de su proyecto
reformista y, por otro lado, este fracaso podría favorecer que el sistema
busque el recambio de esa izquierda por una opción autoritaria y populista.
Este es el problema y ésta nuestra tarea: convencer a la gente que sigue a
la izquierda sin debilitar el impulso democrático creado por los
movimientos sociales surgidos de la indignación popular, a partir del 15M.
La derrota de éstos sí sería mucho más preocupante que la de los partidos
políticos de la izquierda -ya dada por hecho-, porque nos dejaría sin el
único parapeto que disponemos frente al fascismo popular que los neocones
españoles diseñan desde su think tank, la FAES.

font original:
http://blognanin.blogspot.com.es/2013/06/propuestas-constituyentes-para-volver.html


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