[Ecoseny.Actualitat] FW: Ithaca, consolidació d'un nou sistema, solidari i sostenible!!!!

llançadora associació d'artistes llancadora a hotmail.com
dis feb 26 19:42:04 CET 2011


A EEUU també! Al cor de l'imperi, això dona esperances!

Mientras un sistema decae y se precipita hacia su desintegración, 
otro/s sistemas florecen…muy muy interesante esta ciudad que ha nacido y de la 
que se están copiando otras ciudades de EEUU…Ithaca!
Pero esto no sólo está 
ocurriendo en EEUU sin en todo el mundo occidental…incluido España….algunos de 
los aquí copiados de hecho ya estáis viviendo en sitios similares…y otros 
estamos en proceso de cambio….y cuando más apriete y dure la crisis, más 
personas abandonaran el sistema antiguo para participar en el nacimiento de 
nuevos sistemas, más solidarios, honestos y sostenibles con la 
naturaleza.
Cuando cambias la forma de ver las cosas, la forma de las cosas 
cambia…
Angel, mi cuñado, estuvo hace poco 15 días en EEUU realizando un 
documental de sitios como este, incluido Ithaca…cuando lo tenga editado os lo 
pasaré y podremos apreciar mejor una comunidad así…

Numerosas ciudades 
han puesto fin a la cultura del coche y del chalé adosado y han hecho del 
ecologismo su religión.
Hay un lugar en Estados Unidos donde cerró un 
McDonalds por falta de negocio. Un lugar que ha puesto en marcha su propia 
moneda local (las horas), con una bucólica ecoaldea camuflada en un vergel de 
bosques y lagos, con un fastuoso mercado de granjeros que todos los fines de 
semana atrae a cientos de turistas, con 30.000 vecinos volcados en cuerpo y alma 
en todo tipo de asociaciones y cooperativas.
Ese lugar se llama Ithaca, queda 
a cuatro horas de Nueva York y es la punta de lanza del cambio de mentalidad que 
se está gestando en el corazón del imperio. Piensa globalmente, actúa 
localmente.. . 
Ithaca no es el paraíso, y a simple vista no se distingue en 
exceso de la típica ciudad de provincias del noreste. Tiene, sí, el sello de la 
reputadísima Universidad de Cornell, pero hasta en eso se parece a tantas otras. 
Lo que diferencia a Ithaca es una energía especial, un imán que sólo tienen 
ciertos lugares elegidos. 
Sólo así se explica que aquí se crearan hasta 50 
comunas en plena eclosión del movimiento hippie. Los jóvenes idealistas se 
cortaron la melena, se hicieron prácticos. Muchos de ellos decidieron echar 
raíces en la ciudad y esparcir las semillas del cambio en el mundo real. 
En 
1989 llegó un alcalde socialista, Ben Nichols, y ahí empezó la leyenda de la 
ciudad más innovadora y creativa de Norteamérica. La declaración de 
independencia de Ithaca empieza a percibirse desde que uno camina por The 
Commons, el paseo peatonal. Ni sombra de McDonalds, Burger King, Starbucks y 
demás bastiones del colonialismo cultural americano. Aquí son todo comercios 
autóctonos que exhiben orgullosos el cartel con la moneda local: «Se aceptan 
horas». 
La primera vez que cayó en nuestras manos un billete de cinco horas 
de Ithaca, pensamos que trataban de jugar con nosotros al monopoli. El juego se 
acabó cuando intentamos comprar algo con él y la dependienta nos preguntó: «¿El 
cambio lo quiere en dólares o en horas?». Cuesta creerlo, pero sucede todos los 
días a 300 escasos kilómetros de Wall Street. 
La gente de Ithaca tiene sus 
propios billetes, mucho más coloristas y divertidos que el dólar (ilustrados con 
niños, flores, granjas y animales de la zona). El dinero local lo aceptan en la 
mayoría de las tiendas, y es la forma habitual de pago para las chapuzas 
caseras, las clases particulares o las terapias alternativas. La Cámara de 
Comercio respalda los billetes locales, aunque el verdadero aval es el trabajo y 
el patrimonio de los ciudadanos y su voluntad de aceptarlos como moneda 
alternativa. 
Es como el trueque de toda la vida, aunque de un modo más 
formal y con todas las de la ley. Las horas mueven, al cambio, unos 400 millones 
de pesetas al año que nunca saldrán de la ciudad. «Los dólares son un 
instrumento alienante, al servicio de fuerzas destructivas» , nos explica Paul 
Glover, héroe local y mentor de las horas. «Con nuestro dinero estamos creando 
una riqueza que no nos van a arrebatar y unos lazos que refuerzan día a día 
nuestra comunidad». 
Una hora vale lo que 10 dólares, el «salario mínimo» que 
han decidido regalarse los ciudadanos de Ithaca (casi el doble que el nacional). 

«Nuestro dinero no genera avaricia, sino solidaridad», presume Glover, cuya 
última gesta ha sido la creación de una cooperativa de salud que da cobertura a 
todos los que no pueden pagarse el seguro médico en la ciudad. 
La 
creatividad de Ithaca es contagiosa, y las horas han encontrado ya réplica en 38 
estados tan distantes como Hawai (Ka/u Hours), Massachusetts (Valley Dollars) y 
Carolina del Norte (Mountain Money). La ciudad ha marcado también la pauta 
nacional con dos programas innovadores de reciclaje de bicicletas y ordenadores. 

ECOALDEA
Pero si algo la hace verdaderamente irresistible a los ojos de 
cualquier amante de la naturaleza es la Ecoaldea. La Ecoaldea queda en las lomas 
del sinuoso lago Cayuga, en un bosque que un puñado de vecinos arrebató a los 
especuladores inmobiliarios. Siguiendo el modelo de las cooperativas danesas, y 
procurando el menor impacto en el entorno natural, nació un proyecto de veinte 
casas arracimadas en torno a un paseo peatonal, alimentadas con energía solar, 
abastecidas por su propia granja biológica. 
Los coches se dejan en el 
granero de la entrada. Los niños corretean a sus anchas, se bañan en el 
estanque, aprenden a reconocer los cantos de infinidad de pájaros. Son 90 
vecinos en total, unidos por la voluntad de vivir de otra manera, más humana y 
solidaria. «El individualismo a ultranza y la cultura del coche han dinamitado 
la sociedad americana», se lamenta Liz Walker, la alcaldesa de la Ecoaldea. 
«Nuestras ciudades son desiertos, y por todo los sitios crecen cinturones de 
asfalto y mastodontes comerciales. La gente se marcha a vivir con toda su 
ilusión al chalé en las afueras y el sueño se convierte en una pesadilla: 
atascos a todas horas, aislamiento e incomunicación, la sensación de no 
pertenecer a ningún sitio…». 
«Pues bien, no hay por qué resignarse a ese 
tipo de vida», sugiere Liz. «Aquí, en la Ecoaldea , estamos buscando otro 
modelo, a caballo entre la vida urbana y la vida rural. Todos venimos buscando 
un contacto más directo con la naturaleza y unos ciertos lazos de comunidad. 
Somos 90 vecinos, y cada cual hace su vida, pero también algo por los demás». 


ARCATA: Bicicletas y reciclaje 
Dejamos atrás Ithaca y su cocedero de 
innovaciones sociales, y saltamos a la otra costa, siguiendo el rastro del 
bosque de secuoyas gigantes que en tiempos llegaba hasta San Francisco. Allí, en 
la costa del Pacífico Norte, nos encontramos con Arcata, la primera ciudad 
americana con un Ayuntamiento verde. La bicicleta y el reciclaje son la religión 
diaria de sus 16.000 vecinos, que contribuyeron con sus manos a crear el 
Santuario de la Vida Silvestre , donde hoy anidan 50 especies de pájaros. 

Desde Arcata podríamos subir en tres horas hasta Portland, Oregón, bandera 
del movimineto del renacimiento urbano. 

Portland fue la primera gran 
ciudad en poner freno a la marabunta de los adosados y en proteger cientos de 
hectáreas de espacios verdes. Trolebuses gratis, amplias zonas peatonales, 
cientos de kilómetros de carriles-bici. .. La trasformación prodigiosa de la 
destartalada ciudad industrial en el centro vital que es ahora fue sobre todo 
fruto de la labor de los vecinos, agrupados en la Coalición para el Futuro 
Vivible. 
Una metaformosis parecida ha sido la que ha experimentado en estos 
últimos años Chattanooga, Tennesee. En 1970 era la ciudad más contaminada de los 
Estados Unidos; los vecinos y las empresas locales, unidos en un proyecto que 
decidieron llamar Visión 2000, emprendieron la operación rescate. Chattanooga es 
hoy un modelo de desarrollo sostenible. 

Providence, Burlington, Madison, 
Northampton, Iowa City, Santa Fe… Estados Unidos está cuajado de provincias 
rebeldes donde empieza a tomar cuerpo la impostura contra los símbolos más 
visibles del imperio. Hay quien insiste en que no son más que brotes aislados de 
la contracultura de los años 60, pero lo cierto es que la onda expansiva está 
cuajando ya en grandes ciudades como Boston o Seattle. ¿Hace falta recordar lo 
que ocurrió allí?

Pep Mogaswww.llancadora.orgP Abans d'imprimir aquest correu, assegura't que és necessari. El medi ambient és a les nostres mans.  Si no vols seguir rebent informació de Llançadora A.d'A., contesta aquest missatge posant BAIXA en el tema. Gràcies 		 	   		  
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