[Ecoseny.Actualitat] BANCOS SOLIDARIOS

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Dil Jul 5 11:54:28 CEST 2010


Michael Chu, fundador de bancos solidarios; profesor de microcrédito en 
Harvard"Dar crédito al pobre es un excelente negocio"LLUÍS AMIGUET  - 
05/07/2010
Tengo 61 años: sé que juego el último tiempo del partido. Nací en 
Kumming (China), me crié en Montevideo y vivo en Boston. Casado con 
Victoria Cowling Chu. Los mercados son una fuerza para el bien y la 
justicia... si se usan con principios éticos y solidarios. Colaboro con 
Esade
Un día corriendo por un aeropuerto... Me detuve y  me dije: ¿Para qué 
corres?

¿Y tenía respuesta?

Ya me había hecho esa pregunta otras veces y podía haberme vuelto a 
contestar: "Porque vas a una reunión muy importante", pero esta vez esa 
respuesta no fue suficiente....

¿Por qué?

Porque ya tenía 60 años: así me di cuenta de que jugaba el último tiempo 
del partido.

Vamos, vamos: que 60 hoy no son nada.

  Son importantes si no te engañas y eres consciente de que no eres 
eterno. Hasta entonces me interesaba lo interesante, pero ahora sé que 
debo concentrarme en lo imprescindible. Y aquella reunión a la que iba 
era interesante, pero no era imprescindible.

¿Qué le es ahora imprescindible?

Colmar el vacío que te deja no hacer nada por los demás. Y lo que yo 
podía y puedo hacer por los demás era concentrarme en crear bancos y 
empresas para mejorar la vida de los sectores de bajos ingresos.

Pero ya llevaba mucho tiempo en eso.

  Pero ahora debía concentrarme sólo en ayudar a poner la enorme fuerza 
del mercado a trabajar para los que han nacido fuera del sistema e 
integrarlos en él.

¿Cómo?

Déjeme explicar mi historia y verá: mi padre fue el empresario que puso 
en marcha las fábricas textiles de Yunan, pero nos tuvimos que exiliar 
en 1953 y elegimos Uruguay, entonces "la suiza de las Américas".

¿Cómo les fue?

Yo crecí y me di cuenta de que la injusticia social es inadmisible. Me 
fui a estudiar a Darmouth y cuando volví a Uruguay estaba a la izquierda 
del Che.

También era la época.

Al volver, un directivo de la multinacional Unilever me fichó, pese a 
saberme izquierdista para que viera: "Al enemigo desde dentro". Me 
encargaron de comprar gallinas, millones de gallinas para hacer cubos de 
caldo.

Seguro que aprendió mucho.

Hasta que en el 73, los militares dieron un golpe de Estado y yo empecé 
a conspirar contra la dictadura, pero la clandestinidad en Uruguay era 
imposible para un chino...

Un amarillo rojo: fácil de detectar.

Así que volví a EE. UU. y estudié en la Harvard Business School y al 
salir en los ochenta me ficharon en Wall Street, yme especialicé en 
fusiones y adquisiciones.

También era la época.

Muchas multinacionales estaban sin optimizar y en bolsa tenían un precio 
bajísimo, así que con los directivos pedías un crédito, comprabas el 
negocio, lo mejorabas y con el flujo de caja lo devolvías y te 
convertías en dueño de la empresa donde eras empleado.

Supongo que no era tan fácil.

Así compramos Nabisco. En esencia ese era el mecanismo, pero para mí 
también fue una atalaya magnífica para ver lo torpe que es la mano 
invisible de Adam Smith.

¿Dónde quedó su inquietud social?

Mi amigo directivo de Unilever también se acordaba de ella y me llamó 
para colaborar con Acción Internacional, pionera en microfinanzas y 
microcréditos.

No era un negocio como Wall Street.

Lo es. Fue un descubrimiento: podías dar microcréditos y no sólo cubrir 
gastos sino ganar dinero: ser un negocio muy rentable.

Estupendo.

El siguiente paso era convertirnos en un banco normal para tener acceso 
a más mercados y así en 1992 fundamos Banco Solidario de Bolivia, hoy 
próspero BancoSol.

¿También funcionó?

Fue pionero de un movimiento con el que acabamos fundando bancos en 
principio para microcréditos y hoy sólidos y rentables como MiBanco en 
Perú o Compartamos Banco en México, una institución que había nacido 
como ONG en Chiapas.

Un estado muy pobre.

Pues en el 2007 su salida a bolsa en México fue 22 veces sobrevendida, 
un exitazo.

¿Cómo lograban tantos inversores?

Porque el 80 por ciento del mercado en Latinoamérica estaba mal servido 
y tenía un enorme potencial de desarrollo que se realizó cuando llegaron 
gobiernos más estables.

¿Los pobres devuelven los créditos?

Pues claro, por la misma razón que usted: quieren poder pedir otro si lo 
necesitan.

Y la alternativa es la usura.

Una campesina que vende huevos en el mercado en Bolivia pide 100 dólares 
al prestamista y a los días tiene que devolverle 102: ¡un interés del 
3.000 por cien!

Entiendo que sus bancos ganen dinero.

Y cobrando intereses razonables, pero rentables: nada de limosnas. El 
problema del tercer mundo es que nadie quería explotarlo, nadie quería 
arriesgar su dinero allí. Pero los enormes beneficios han acabado 
convenciendo de que allí hay negocio y un banco debe ser solidario y 
ético, pero negocio.

Una buena experiencia.

Por eso me ofrecieron volver a Harvard para dirigir un seminario sobre 
microcrédito y por eso estoy ahora en Esade.

¿Cómo se pasa de la filantropía al capitalismo solidario?

Si quieres ser efectivo contra la pobreza debes acceder a millones de 
personas; tener continuidad en el tiempo y lograr expandirte para 
reducir costes.

Pocas ONG lo logran.

Ayudar al pobre debe ser un negocio ético, pero rentable, de hecho ya lo 
está siendo sobre todo para los pobres.







lunes, 05 de julio de 2010

La Contra| página nº 76Más Noticias de
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"Dar crédito al pobre es un excelente negocio"Capitalismo solidario
Chu en su juventud estuvo "a la izquierda del Che" y en su madurez "en 
el corazón de Wall Street" y después supo combinar la fuerza de los 
mercados y la generosidad de los ideales en su "capitalismo solidario", 
que incorpora a los pobres al sistema, uniendo la ética de la 
solidaridad a los incentivos de mercado. Así se han logrado éxitos en 
Latinoamérica como Banco-Sol, Compartamos Banco o MiBanco, promovidos 
por Chu desde su creación como ONG de microcrédito hasta su conversión 
hoy en banca competitiva y próspera sin renunciar a sus principios. Chu 
dice que ya está jugando "el último tiempo" de su partido, pero como lo 
juega a favor de los demás, lo disfruta como un chaval.







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