[Ecoseny.Actualitat] pioner del decreixement

angelsvendrellamoviments.net angelsvendrellamoviments.net
Dij Abr 15 09:41:57 CEST 2010


Hervé Kempf, pionero del "decrecimiento económico"; autor de cabecera de
Hugo ChávezLa avaricia de unos pocos amenaza el planeta de todosLLUÍS
AMIGUET  - 15/04/2010
Tengo 52 años, pero mis causas –y sus seguidores– son jóvenes. Tenemos
cinco hijos: mi mujer y yo fuimos hijos de familia numerosa y creemos que
es ecológico. Soy católico practicante y hoy nada papista. He participado
en la II Conferència del Decreixement, de Barcelona
¿Esperaba que Hugo Chávez esgrimiera su libro en la cumbre de Copenhague? 

Chávez se leyó Cómo los ricos destruyen el planeta en el avión porque se lo
había recomendado mi amigo Ignacio Ramonet, director de Le Monde
Diplomatique a él y a Evo Morales.AChávez le gustó y lomostró al auditorio
en Copenhague. 

¿Orgulloso de impresionar a Chávez? 

A Chávez le interesó cómo vincula mi ensayo la causa social y la ecológica.
Yno es una conclusión doctrinal, sino mi experiencia.

¿Ha sufrido usted explotación? 

Cuando veo un africano malviviendo en un suburbio de París y le pregunto
"¿por qué estás aquí?", su respuesta siempre es una historia de explotación
del hombre por el hombre y después de degradación del planeta.

Por ejemplo...

Los suburbios de Europa están llenos de inmigrantes que tuvieron que
abandonar el medio ambiente donde nacieron, porque está exhausto tras la
explotación abusiva. Son africanos que inmigran porque no han podido seguir
siendo pescadores o cazadores o agricultores en su tierra, porque los
recursos de sus mares, campos y selvas han sido esquilmados.

Ese camino de África a Europa antes lo hicieron mercancías, valor y
plusvalías.

Vienen aquí porque no les hemos dejado nada allí para que puedan
sobrevivir. ¿Por qué cree que actúan los piratas somalíes? ¿Porque son
malos y peligrosos "terroristas"?

Yo no justificaría la piratería. 

Pero expliquemos sus causas: eran pescadores que hoy no pueden competir con
las modernas flotas de pesca como la española, por cierto, o la japonesa.
Ya no les quedan peces, así que cogen las pistolas.

Podemos rectificar. 

Si no rectificamos, nuestros hijos heredarán un planeta degradado por la
avaricia y la estupidez de unos pocos. Lo que me preocupa es que estamos
ante una crisis ecológica que pone en peligro nuestra propia especie. 

¿No es usted algo cataclísmico?

En un siglo hemos llegado al límite de los recursos que durante un millón
de años fueron ilimitados para nuestros antepasados: el oxígeno; el agua
potable; los mares. En sólo dos generaciones, hemos puesto al planeta al
límite y ahora estamos empezando a superar ese límite. 

Aún queda planeta

. Ya no para una sexta parte de las especies terrestres hoy extinguidas por
la acción humana y que existían sólo hace un siglo. Nuestros hijos sólo
pueden ver en fotos animales que nuestros abuelos veían vivos

"La Tierra da recursos para las necesidades de todos, pero jamás dará
suficiente para colmar la avaricia de unos pocos".

Gandhi no sólo lo dijo, sino que lo transformó en ejemplo al vivir con lo
esencial, pero yo me he inspirado en Thornstein Veblen y en su mordaz
ironía al explicar cómo las clases altas necesitan alardear de gasto
suntuario para retarse entre individuos y demostrar su éxito.

Es la teoría del hándicap, o del pavo real, expuesta aquí por el etólogo
evolucionista Amotz Zahavi.

Siempre hemos consumido un exceso de recursos naturales más allá de
nuestras necesidades materiales para competir con los demás: las clases
altas, para deslumbrar a los demás individuos de clase alta, y las clases
bajas han imitado –o al menos lo han intentado– el lucimiento de gasto de
las altas para sentirse ascendidas socialmente.

Todo muy humano.

Y las tribus –hoy naciones y estados– han derrochado también recursos de su
territorio sólo para exhibir su poder. Está en nuestro instinto. Incluso le
diría que hay una parte de esa élite económica que se siente fascinada por
la idea de consumir el planeta hasta el final.

¿Quemar Roma como Nerón? 

Una pulsión suicida. Piense que consumir es en realidad destruir. El lujo
hoy es enemigo de la especie. Y en ese sentido necesitamos decrecer
económicamente.

¿Quien más contamina que pague más impuestos? 

No basta: hay que cambiar la cultura. Necesitamos una cruzada estética para
afear la sobreexplotación del planeta por mera vanidad. Hay que reivindicar
la sobriedad.

Pues empiece por países petroleros.

No sólo es la exhibición de riqueza. También el despliegue armamentístico
–otra forma de exhibición más perversa y nociva– en otros países de estilos
más austeros.

¿Propone una revolución pedagógica?

Propongo que cuando alguien quiera instalar una fábricaouna granja en un
valle idílico con un río virginal, y ensucie y contamine ese río –o esa
playa– de todos para poder comprarse con las ganancias una mansión
gigantesca o... ¡un Rolex de oro...! 

Hay otros lujos más inteligentes... 

... Y arruinan su río y contaminan sus aguas... ¡para poder construirse una
piscina en su jardín...!, que todos le digamos que esa conducta es hortera,
ignorante y nos perjudica a todos. 

La envidia es más poderosa que la responsabilidad.

Pero nos queda el raciocinio. Nos queda la reflexión: ¿para qué más coches
de 100.000 euros, y mansiones con catorce baños? ¿No sería un lujo mayor
poder caminar por un bosque frondoso y florido y bañarse en un río limpio?



jueves, 15 de abril de 2010

La Contra | página nº 68Más Noticias de
La Contra 
Veinte coches , un culo
Al fin y al cabo: ¿qué ha hecho el capitalismo por nosotros? Pues, aparte
de doblar nuestra esperanza de vida; o reducir la mortalidad infantil; o
acabar con el hambre en Occidente u otras fruslerías por el estilo...,
nada. Pero si ponemos esa formidable fuerza del libre mercado a cubrir no
sólo las necesidades de nuestros cuerpos –limitadas–, sino las de nuestros
egos –nunca colmadas–, se convierte en capitalismo derrochador de recursos
para el lujo y la exhibición hasta –advierte Kempf– agotar el planeta.
"Puedo comprarme veinte coches –me dijo aquí David Rockefeller–, pero no
puedo comprarme veinte culos para sentarme en ellos". Quizás esa austeridad
que ayer fue virtud sea hoy exigencia.





Més informació de la llista de correu Ecoseny-actualitat