<span>El ciudadano argentino Juan Pablo Torroija
vivía en un Okupa de Girona, España. Hace veinte días fue detenido por
la policía y golpeado de forma salvaje. Agonizó durante dos días en un
hospital y murió en circunstancias extrañas. Ni su familia ni el
consulado argentino fueron avisados de la muerte.<br> <br> Hoy, el
cónsul argentino en Barcelona, Felipe Álvarez de Toledo, le exigió a la
justicia española conocer las causas de la muerte de Juan Pablo
Torroija. “Esta mañana presentamos dos escritos ante los tribunale<span class="text_exposed_show">s:
uno de ellos pidiendo conocer las circunstancias de la muerte de
Torroija, y otro para que el cuerpo no sea inhumado”, explicó Álvarez.
Los familiares esperan que la Cancillería se sume al reclamo de
esclarecimiento. Exigen una nueva autopsia y ser parte querellante en el
caso.<br> <br> “La familia y nosotros mismos conocimos los hechos hace
muy poco. Por esta razón, la causa debe permanecer abierta hasta que se
esclarezcan los hechos de la muerte de este ciudadano argentino”, agregó
Álvarez de Toledo.<br> <br> Hace siete años, Juan Pablo se fue a vivir a
España. Quería estar al lado de Jazmín, su novia de entonces. Se
vinculó al movimiento okupa de Barcelona, que busca recuperar viviendas
abandonadas. El año pasado, cuando la Marcha de Los Indignados se
desperdigó por Europa, las cosas se pusieron difíciles. A él y a todos
sus compañeros de militancia los echaron de los viejos edificios y
empezaron a perseguirlos. Tuvo que irse de la okupa Barna y llegó a
Girona.<br> <br> De 41 años y con una hija pequeña, en la nueva ciudad
tenía pocos amigos. Todos sus conocidos estaban en Barcelona o en La
Plata y Buenos Aires, sus territorios de antes. Estaba buscando
naturalizarse en España y por eso tenía sus documentos en regla. En cada
registro que firmaba, Juan Pablo dejaba el teléfono de su excompañera
española: por si lo necesitaban, por si alguien lo buscaba.<br> <br> El
10 de julio, a días de su cumpleaños, Juan Pablo desapareció. Este
sábado, tras 18 días de buscarlo y llamarlo a los teléfonos de sus
conocidos, la familia Torroija se enteró de que llevaba muerto dos
semanas. También supieron, en Argentina, que algo extraño le había
pasado.<br> <br> Ese día, o tal vez el miércoles 11, la Policía de
Girona, conocida como Mossos d’Squadra, lo detuvo en la calle. Estaba
solo. Lo llevaron a la Comisaría Vista Alegre y de allí al Hospital
Trueta, en el centro de Girona; al menos la ambulancia provenía de ese
lugar. Aún no había amanecido. Tenía signos de ahorcamiento. La Policía
dijo que Juan Pablo había intentado suicidarse. El relato de otro
inmigrante dice algo diferente.<br> <br> Un chico italiano llegó el 13
de julio a la casa de Mariano, uno de los pocos conocidos de Juan Pablo
en la nueva ciudad. Le dijo que estaba en el hospital y que unos
policías lo habían ahorcado; eso le describió con señas y casi en
silencio. Después, el chico italiano se despidió. Solo agregó que él
también se iría: los Mossos d’Squadra lo habían amenazado y ahora temía
por su vida.<br> <br> El conocido de Juan Pablo fue al hospital y lo vio agonizar. El cuerpo está guardado en una morgue judicial de Girona.<br> <br>
La familia Torroija se enteró este sábado de esa parte de la historia.
Tuvieron que esperar que un amigo de Juan Pablo fuera a España a
buscarlo y allí se encontrara con el relato de Mariano, el otro okupa.
“Nos dijo que cuando Mariano lo vio estaba todo golpedo en la cabeza, en
las costillas del lado izquierdo, en los brazos y con el cuello todo
marcado, no por soga, sino por trauma. Que en todos esos lugares estaba
cubierto con cinta blanca, como tapando los golpes”, contó una allegada
de la familia.<br> <br> Los médicos del Hospital Trueta habían dicho que
el argentino tenía daños irreversibles por la asfixia. El 14 de julio,
Juan Pablo murió. Según sus familiares, quien lo vio con vida no pudo
avisarles porque no sabía cómo comunicarse: la Policía no le había
entregado los objetos personales, donde tal vez estaría anotado un
teléfono, un correo, una dirección.<br> <br> El cónsul argentino aún no
ha tenido acceso a la causa. Su muerte debió ser informada al consulado
argentino en Girona, así también el proceso judicial que significó la
aprehensión. “El cónsul de Argentina en Barcelona se enteró el sábado de
la historia. Se presentó hoy al fiscal y no le dieron más explicación
que la informada en la autopsia. Hay en este caso violación a los
Derechos Humanos, estamos hablando de apremios ilegales y de torturas en
situación de cárcel”, dice una allegada a la familia.<br> <br> Entre
Argentina y España hay un océano de distancia. Eso lo saben ahora los
familiares de Juan Pablo. Primero, no han podido investigar los hechos o
elevar un reclamo de justicia; segundo, no han logrado la repatriación
del cadáver. Los amigos del okupa, antes asentados en Barcelona, hoy
andan dispersos por toda España, no son ya el grupo cerrado y fuerte de
antes de la crisis económica, que podría luchar contra algún desmán
oficial. Sus conocidos en Girona son pocos y tienen miedo: temen que por
escarbar en el caso de Juan Pablo los persigan aún más, que, como dijo
Mariano, “se les vuelva a ir la mano”.<br> <br> El hermanastro de Juan
Pablo, junto a su excompañera y su hija, se presentaron con abogados al
Juzgado N.° 1 de Girona. Sus intenciones eran que se realizara una nueva
autopsia y que los policías que actuaron en la detención fueran
interrogados. El juez desestimó ese pedido y agregó que no hay más para
investigar: que la muerte del okupa argentino fue un suicidio. Al paso
de los hechos, la causa será archivada en 15 días.<br> <br> La respuesta
que obtuvieron las autoridades consulares no fue mayor. Les entregaron
el acta de la autopsia y el gobierno local les pidió disculpas por no
haber informado del fallecimiento del ciudadano argentino.<br><br><a href="https://www.youtube.com/watch?v=jWEhM_daytQ&feature=player_embedded">https://www.youtube.com/watch?v=jWEhM_daytQ&feature=player_embedded</a><br clear="all">
</span></span><br>-- <br>Hendaya<br><br><br>